La retórica bélica está en marcha. Al ultimátum del secretario de Gobernación —“el tiempo se ha agotado”— la CNTE responde: “diálogo o sangre”. Ambos, atascados, vuelven al punto de partida.

Expectantes, aguardamos el desenlace de un conflicto agravado por los muertos de Nochixtlán.

Entre amenazas y desafíos, flotan contradicciones.

Ignoramos la estrategia del gobierno para aplacar la revuelta magisterial. ¿Cuál será el costo del uso de la fuerza como prerrogativa de la autoridad suprema de la República para liberar al pueblo secuestrado y reestablecer el Estado de derecho?

Miguel Ángel Osorio Chong lleva la peor parte. Balancea en la cuerda floja; esquiva fuego cruzado entre furia docente y desesperación ciudadana, estrangulada por movilizaciones, vandalismo, desabasto y miedo. Recetar “garrote” a quienes secuestran Oaxaca sólo inyectaría combustible a un movimiento en llamas. Otros, cada vez los más, respaldan un acto de autoridad sin medir consecuencias.

En una lucha de todos contra todos cualquier cosa puede ocurrir.

Quien piense que el conflicto magisterial es sólo por la reforma educativa vive en el error. Detrás del hecho político hay una explicación económica: la cancelación de miles de millones de pesos a los que tuvieron acceso los líderes rebeldes en los últimos 30 años. Sabotaje, pillaje y vandalismo se cometen por dinero. Un ejército irregular de activistas, acompañando al movimiento de resistencia magisterial, tiene al gobierno contra la pared. La estrategia de cerrar carreteras no es asunto pedagógico, es una táctica de guerra de guerrillas.

Preocupa ignorar cuántos grupos violentos, ejércitos de “liberación” y organizaciones de resistencia armada, dispuestas a todo, empeñan la violencia para desestabilizar al gobierno. También urge saber con qué elementos cuenta la “inteligencia” nacional para sofocar levantamientos populares, armados y violentos, varios de los cuales, como en Oaxaca, han sido subsidiados con dinero oficial, en afán de “patear el bote”, comprar paz y evitar guerra.

Si Gobernación cree que sólo liberando carreteras por la fuerza se resuelve el problema, queda corto.

La ira es contagiosa.

No quiero imaginar las consecuencias del apremio por reinstaurar el orden en Oaxaca, o en Chiapas, si replican los enfrentamientos de Nochixtlán, y emboscados disparan de nueva cuenta contra gente de la CNTE, o inocente.

EL MONJE FILOSO: Cuando alguien  dispara balas es porque no puede disparar ideas.

josecardenas@mac.com

@JoseCardenas1

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