El Partido de la Revolución Democrática (PRD) lleva años utilizando las normas electorales para intimidar a los medios de comunicación y a los comunicadores. Ahora, en la víspera de la elección de su nuevo presidente, le dejan a éste una sorpresa que más bien parece una ‘bomba de tiempo’.

Y es que la semana pasada nos enteramos de que, nuevamente, el PRD había presentado una queja contra la Sra. Laura Bozzo, ante el Instituto Nacional Electoral (INE). El PRD se queja de que la Sra. Bozzo criticó al PRD en su programa de televisión, así como en radio e internet, al atender entrevistas de Milenio con Carlos Marín y Radio Fórmula con Ciro Gómez Leyva. En éstas, hizo comentarios sobre los resultados de ese partido en las últimas elecciones y le decía a todo México que se fijaran en cómo era la izquierda, para que cuando tuvieran que votar, supieran que con esa izquierda “no tendrían libertad de expresión”.

El PRD denunció que con dichas conductas se actualiza la “calumnia”, la contratación indebida y/o adquisición de tiempos en radio y televisión, así como la violación al artículo 33 de la Constitución, puesto que la conductora es extranjera y, a juicio de ese partido, con dichas declaraciones se inmiscuye en asuntos políticos del país. Por ser extranjera y hablar de política nacional debe ser censurada y expulsada del país. Eso es lo que pide el PRD.

No comparto muchos de los contendidos del programa de Laura Bozzo. Sin embargo, más allá de quién sea la demandada, el asunto preocupa porque pareciera que se trata de una amenaza para todos los comunicadores extranjeros que viven y trabajan en nuestro país. A partir de esto, corren el riesgo de no poder expresar opiniones contra los partidos políticos. Bueno, ni siquiera contra el gobierno. Es decir, se pretende que ningún periodista extranjero haga o pueda hacer cuestionamientos sobre asuntos públicos ni políticos en México. Y si lo hacen, serán expulsados. Ni en Cuba, en los momentos más férreos de la dictadura castrista, sucedió esto.

Con la vulnerabilidad con la que los periodistas hacen su trabajo y por la inseguridad que se vive, sumado a los límites que ya señaló la Organización de Estados Americanos (OEA) al Modelo de Comunicación Política que restringe la libertad de expresión, ahora se incorpora un nuevo ingrediente para los periodistas: el acoso y amenazas de acciones judiciales por la “intromisión” en asuntos políticos.

En México existen periodistas que han hecho de esta tierra su hogar y donde su desarrollo profesional les ha permitido consolidarse, incluso ser acreedores de premios nacionales de periodismo. Ahí están Jorge Fernández Meléndez, Pablo Hiriart, Andrés Oppenheimer, John Ackerman y Abel Guerra, entre muchos otros. También existen corresponsales —ya sean de CNN, del Financiero Bloomberg o de cualquier portal extranjero— que tampoco podrían hacer su trabajo.

Es malo el precedente de la Unidad Técnica de lo Contencioso del INE respecto a la radicación y realización de actos de molestia en diversas diligencias contra varios medios de comunicación, derivado de una denuncia a todas luces frívola y que acota más la de por si frágil libertad de expresión en el país. No hay que olvidar que a través de la Ley Electoral primero se censuraron a candidatos, luego a comunicadores y medios, posteriormente se impidieron los debates y ahora van contra los comunicadores extranjeros. Sencillamente, una locura lo que algunos partidos hacen del INE.

Con tantos límites a la libertad de expresión, ¿ahora sólo se podrá hablar de futbol?

Cambiando de tema…. Recién se publicaron los lineamientos de contenidos para radio y televisión —tanto abierta como restringida— por la Secretaría de Gobernación. Este documento estuvo un largo tiempo en consulta pública vía internet y pocos participaron. Sorprende que de manera estricta sea la primera vez que Gobernación va a clasificar contenidos de tanto radio como de TV. Es el mandato de la Ley. También sorprendió que no regulase, ni siquiera en lo más elemental, a sistemas que cada día tienen más presencia: me refiero a los programadores vía Internet (OTT) que ya tienen en México más de 3.5 millones de hogares conectados.

Esto pone en una desventaja a la TV abierta y a la TV restringida con los OTTs. Los primeros y segundos tienen que cumplir varias normativas, mientras a los terceros nadie los regula. Pero si ya no se va a regular lo que se transmite vía internet (lo que me parece correcto) porqué si seguir regulando a programadores nacionales y extranjeros que transmiten sus contenidos por vías distintas al internet.

La Secretaría de Gobernación hizo correctamente lo que mandato la Ley de Telecomunicaciones de 2014, pero la Ley está quedando ya rezagadas frente a la evolución de las nuevas tecnologías. Habría que repensar cómo se regula a los medios tradicionales con el crecimiento del internet y los programadores bajo demanda, como AppleTV, Netflix, Veo, Youtube y otros.

* También se acaba de publicar la Ley de Réplica, misma que obligará a medios impresos, electrónicos y portales de información nacionales. Esta Ley entra en vigor en dos semanas y ojalá ayude a profesionalizar el periodismo en México. Toda persona podrá “replicar” una publicación que contenga información a) falsa o inexacta y b) que le cause un agravio. Creo que es un avance respecto a la Ley de Imprenta que teníamos, misma que data de 1917. Pero igual que en el punto anterior, ¿tiene caso seguir regulando a los medios nacionales cuando ahora la comunicación es transnacional y muchas veces vía internet?

Twitter: @JTejado

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