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En los primeros cinco días del gobierno de Miguel Ángel Yunes, 14 mujeres fueron asesinadas en Veracruz, según reportes de la prensa local. Los instrumentos más utilizados para llevar a cabo estos crímenes fueron armas blancas o punzocortantes: machetes, cuchillos, navajas.
Las asesinaron también a golpes y con armas de fuego.
Muchas de ellas quedaron abandonadas en la vía pública; a otras les arrebataron la vida en sus propios domicilios.
En septiembre de 2015 un grupo de activistas presentó una solicitud de declaratoria de alerta de género para el estado de Veracruz. En una década se habían registrado más de mil homicidios dolosos de mujeres y niñas.
En la mayor parte de los casos las causas de la muerte habían quedado pavorosamente descritas en notas de prensa de diversos diarios. Las mataron a golpes, por estrangulamiento, calcinamiento, ahogamiento, descuartizamiento, envenenamiento, degollamiento. Muchas veces hubo de por medio una violación: un alto número de víctimas fueron abusadas con objetos. En la mitad de los casos no existía un presunto culpable.
Un año antes de que se solicitara la alerta habían asesinado en Veracruz a un promedio de seis mujeres cada mes. Los casos se dieron sobre todo en el puerto, y en Xalapa, Coatzacoalcos, Córdoba, Papantla, Poza Rica, Boca del Río y Martínez de la Torre.
La mayor parte de las víctimas tenía menos de 30 años, aunque hubo un centenar que rondaba los 60.
No fue sino hasta noviembre del año pasado cuando la Secretaría de Gobernación emitió la alerta de género para once municipios del estado: a mediados de ese año se habían registrado ya 39 feminicidios y había 252 mujeres desaparecidas.
Fue un año horrible. No solo para las mujeres de Veracruz: también para las de Morelos, en donde la alerta se activó desde el mes de agosto en ocho municipios.
La Comisión Independiente de Derechos Humanos de la entidad había contabilizado 686 feminicidios en 16 años, casi todos cometidos en Cuernavaca, Jiutepec, Temixco, Xochitepec, Yautepec, Puente de Ixtla y Cuautla.
Llegó la alerta, pero la violencia feminicida no se detuvo. Un ejemplo: en el mes de diciembre pasado, seis mujeres fueron asesinadas en solo cinco días. Ahí también se replicó el horror: mujeres con toallas enredadas en el cuello, cadáveres semidesnudos arrojados en el campo, cuerpos desfigurados a golpes y mutilados con armas blancas.
En Jalisco, la Alerta de Género fue activada por el gobernador Aristóteles Sandoval desde el mes de febrero, luego de un rosario de asesinatos en Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto, Tlajomulco, Puerto Vallarta y Ameca.
Desde 1997, según un estudio de académicos de la UdeG, habían sido asesinadas en aquel estado más mujeres que en Ciudad Juárez. En los últimos cuatro años se reportaron en la entidad 130 feminicidios.
A pesar de la alerta, para el mes de noviembre de 2016 el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio ubicó al estado como uno de los cinco con más homicidios de mujeres en el país —aproximadamente siete cada mes.
En el mes de junio, la alerta se encendió también en Michoacán, y abarcó 14 municipios. En aquel estado —según la Secretaría de Salud de Michoacán—, 92 mil 739 mujeres han enfrentado violencia sexual en los últimos cinco años. Cifras proporcionadas por la Red de Mujeres contra la Violencia Feminicida señalan que hubo mil 400 asesinatos de mujeres de 2013 a 2015.
De acuerdo con la asociación Humanas A.C., 29 de cada cien víctimas fueron asesinadas a golpes, 24 de cada cien con armas blancas, 13 de cada cien con instrumentos punzocortantes y 31 de cada cien “de otras maneras”.
En los primeros cinco meses del año pasado 26 mujeres habían sido asesinadas con violencia extrema. Para noviembre se contabilizaban 50 muertes sólo en Morelia.
No fue todo. Ese año atroz también se emitió formalmente la declaratoria de alerta en Chiapas, Nuevo León y el Estado de México.
Eran 16 estados, sin embargo, los que habían solicitado la alerta. En la mitad del país estamos matando mujeres.
@hdemauleon
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