José Castrejón Aguilar, señalado por la Unidad de Inteligencia Cibernética de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México como “eje toral” de las amenazas de muerte recibidas vía Twitter por periodistas y activistas, cerró el día de ayer la cuenta que tenía en esa red social: @slayden.
El hecho fue comunicado desde la cuenta @ViejonShiba en estos términos: “Hijo de tu putísima madre, le cerraron la cuenta a mi amigo @slayden por tu culpa puto hocicón mentiroso, te vas a arrepentir @hdemauleon”.
Castrejón, considerado por la Procuraduría un generador de cyberbullying, tardó unos minutos en abrir una nueva cuenta, @_slayden, y volver a la carga.
Antes de borrar sus huellas, recurrió al portal SDPnoticias, en donde le hicieron una entrevista. Declaró sentirse ofuscado, nervioso, asustado. “No es posible que se pueda llegar a una conclusión tan tajante viendo únicamente lo que he tuiteado”, dijo.
Más tarde, desde su propia cuenta, escribió que lo único que quería era estar tranquilo: confesó que tuiteaba tonterías, aunque era incapaz de amenazar a nadie.
La policía cibernética había detectado que aquel alma de Dios había empezado a borrar tuits y enlaces que podrían demostrar lo contrario. “¡Ya sabemos donde vives pendejo! El patrón ya dio la orden”, le tuiteó a un usuario el 28 de agosto de 2016. “Lávate el hocico antes de hablar del Divo de Juárez. Te voy a matar pendejo”, le escribió a otro ese mismo día.
Fue el mismo alma de Dios que acosó brutalmente a la actriz Martha Higareda y la conminó a que mejor enseñara “las chichis”.
De acuerdo con los documentos de la investigación, muchas de las amenazas registradas en contra de escritores, periodistas y activistas surgieron de un programa multicuentas manejado precisamente por @slayden. Muchas de esas amenazas fueron emitidas desde las instalaciones de la Benémerita Universidad Autónoma de Puebla, BUAP, de la que Castrejón es alumno (según la PGJ ha reprobado 37 materias).
No se trata de señalamientos realizados por mí, sino por la policía cibernética, que en una investigación sostiene que Castrejón ha manejado desde el programa TweetDeck un grupo de cuentas en las que “el patrón ya dio la orden”. Dicho programa permite enviar simultáneamente una alta cantidad de tuits con mensajes distintos.
Entre las cuentas que la Unidad de Inteligencia ubicó se hallan, por ejemplo, @machixtroll, @cazapenabots, @little_machi, @little-bati, @little_sad, @sadecito y @robotitomatad0.
Desde ellas se atacó el 18 de septiembre pasado a la politóloga Denise Dresser: “Bájele a su desmadre porque se anda metiendo en un lugar muy peligroso, los accidentes pasan”.
Desde ellas se atacó también a las periodistas Denise Maerker y Olivia Zerón: “El patrón ya dio la orden de silenciarlas mi rostro será lo último que verán. No lo olviden”.
El grupo de cuentas compartía incluso determinadas faltas de ortografía —que también era posible hallar en la cuenta de @slayden (“Mi razita”).
Ofrezco una disculpa sincera a Morena, sus dirigentes y sus militantes por haber publicado el dato erróneo de que Castrejón aparecía en la página oficial como miembro del partido, y sugerir por tanto que las amenazas venían de Morena.
Al revisar la investigación queda claro, sin embargo, que personas que criticaron al líder de ese partido recibieron amenazas. Como se sabe, Castrejón se inscribió en la Red Social de Morena en 2012 y él mismo declaró al portal SDP que un año más tarde intentó afiliarse al partido y no lo consiguió. Ayer, en uno de los primeros tuits de su nueva cuenta, refrendó que comparte “el mismo pensamiento que @lopezobrador”.
La policía cibernética no descarta que @slayden haya sido contratado por alguien para realizar ese trabajo.
Denuncié las amenazas que recibí en Twitter, harto del clima de violencia que nos envuelve en cada una de las franjas de México. Alguien que salió en defensa de Castrejón me acusó de “asustadizo”. En verdad, hay que estar muy mal cuando se piensa que denunciar un delito es un acto de cobardía.
@hdemauleon
demauleon@hotmail.com