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Hay un derrumbe y parece imparable. Las resquebrajaduras se advierten ya en todas partes. Los recientes escándalos de corrupción hicieron que México cayera 28 posiciones en el Índice de Percepción de la Corrupción 2016, que publicó ayer Transparencia Mexicana.
Nuestro país resultó el peor evaluado entre las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): su calificación fue de 30 puntos en una escala en donde 0 corresponde a los países más corruptos del mundo (en este caso Somalia, Sudán del Sur y Corea del Norte, con 10, 11 y 12 de calificación) y 100 a los mejor evaluados (Dinamarca, Nueva Zelanda y Finlandia, con 90 los dos primeros y 89 el tercero).
Nos hallamos a 40 posiciones de India, China y Brasil (nuestros principales competidores económicos), en el lugar 123 de 176 países.
No es todo. La última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana revela que en los años en que Enrique Peña Nieto lleva gobernando el país, los mexicanos nos hemos sentido cada vez más inseguros.
El documento, dado a conocer la semana pasada, no es sino un manojo de datos desalentadores. Indica que en el último trimestre de 2016, alrededor de 76 millones de mexicanos dejaron de salir a la calle con joyas, dinero o tarjetas de crédito (el 63.4%). Que unos 69 millones (57.9%) no permitieron que sus hijos salieran solos de su vivienda, y que otros 62 millones (52.3%) dejaron de caminar en sus ciudades, incluso en los alrededores de su domicilio, pasadas las ocho de la noche.
Hasta diciembre del año pasado, 74% consideró que vivir en su ciudad es inseguro. El porcentaje abarcaría la percepción de 88 millones de adultos.
Este es el resultado más alto desde que el Inegi comenzó a levantar la Encuesta Nacional de Seguridad Pública en septiembre de 2013 —cuando 68% de los encuestados declararon sentir inseguridad en la ciudad que habitaban.
Dicho de otro modo, esta la sensación de miedo más alta que se haya registrado.
La encuesta fue realizada en 51 ciudades de México. En solo nueve de ellas hubo cifras de percepción menores a 50% (Mérida, Puerto Vallarta, Durango, Tepic, Piedras Negras, etcétera), pero incluso en dichas ciudades la percepción de peligro va a la alza.
En las 42 metrópolis restantes, el balance es el del un país hundido en el miedo social:
En Villahermosa, la percepción de inseguridad es de 97.5%, en Chilpancingo de 96.2% y en el oriente de la Ciudad de México (Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta) de 95%.
En Ecatepec se obtuvo un balance negativo de 94.9%. En Fresnillo llegó a 90.7%.
Entre septiembre y diciembre de 2016, la percepción de inseguridad aumentó en Campeche (21.6 puntos), San Luis Potosí (15 puntos), Mazatlán (14), Querétaro (13), Tijuana (11.4), Chilpancingo (10) y Zacatecas (10).
Las calles que uno usa habitualmente, los bancos, el transporte público, los cajeros automáticos, los mercados, las carreteras, los parques, el automóvil, los centros comerciales, el trabajo, la casa y la escuela: todos esos sitios fueron ubicados en un porcentaje de peligro que va de 30 a 82%.
Al corte de la encuesta en diciembre de 2016, 34% de los encuestados (un porcentaje que representaría a cerca de 41 millones de mexicanos) admitieron haber escuchado o atestiguado disparos frecuentes con armas.
Jorge Castañeda comentó ayer en su columna los datos para homicidios dolosos ocurridos en México en 2016, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El aumento fue de 22% en relación al año anterior: la cifra más alta desde 2012: el doble de los números de 2007.
Para Castañeda, estos datos garantizan “que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto se habrán producido más homicidios dolosos que durante la hecatombe de Calderón”, lo que significa que a diez años del inicio de la guerra contra el narcotráfico tenemos el doble de violencia.
Son las cuentas del gobierno de Peña Nieto. En el mundo de la percepción y en el universo de los datos duros. Alguien tendrá que hacerse responsable.
@hdemauleon
demauleon@hotmail.com