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El Instituto Electoral había estimado que en la elección de comités ciudadanos y consulta del presupuesto participativo 2017 (en la que se decide el destino de unos 850 millones de pesos para obras vecinales), realizada ayer en la Ciudad de México, no participaría ni el 12% del electorado —que es de 7 millones de capitalinos.
Pero ocurrió un milagro.
Uno de esos milagros que elección tras elección suelen regalarnos la democracia mexicana y nuestros partidos políticos.
Vecinos de la colonia Cuauhtémoc detectaron, por ejemplo, que en dos módulos destinados a recibir el voto electrónico se formaban largas filas, integradas por adultos mayores que debían esperar dos o tres horas para emitir su voto.
Ese inédito entusiasmo ciudadano llamó la atención de varios ciudadanos de esta colonia, entre ellos de integrantes de la Planilla 3. Los vecinos observaron que quienes participaban en la fila “no sabían cómo usar la computadora, a sabiendas de que en esos módulos la votación iba a realizarse exclusivamente por internet”.
Los miembros del actual comité siguieron a los adultos mayores quienes, luego de votar, se dirigieron a una calle aledaña: Río Lerma esquina con Río Amazonas. Ahí atestiguaron que un hombre que llegó en una motocicleta pagó 250 pesos a cada uno de los que votaron.
En videos logrados por vecinos de la Cuauhtémoc, varios adultos mayores admitieron que habían sido llamados por líderes de la asociación Pro Diana, A.C., “para apoyar a Diana Sánchez Barrios”.
Sánchez Barrios es hija de la líder de ambulantes del Centro Histórico, Alejandra Barrios, quien cuenta con más de cinco mil agremiados.
El acarreo y la compra de votos operados por líderes de Pro Diana quedó registrado también en fotografías que fueron mostradas al columnista y en la que se aprecia a un transgénero llevando a los adultos mayores a la esquina en que luego se efectuó el pago.
No fue todo: seis integrantes de la Planilla 1 registraron ante el Instituto Electoral el mismo domicilio: Río Marne 11. Al investigar en el lugar, los vecinos comprobaron que se trata de un predio abandonado, en el que hace tiempo funcionó un antro, y que luego fue incautado por la PGJDF.
“¿Cómo lograron registrarse ante las autoridades electorales los miembros de esta planilla?”, se preguntan los miembros del comité vecinal que aún se encuentra en funciones. “¿Quién les dio facilidades para presentarse como habitantes de un domicilio que viene siendo propiedad del gobierno de la ciudad?”.
Con los matices de rigor, escenas semejantes ocurrieron en Álvaro Obregón, Benito Juárez, Coyoacán, Iztacalco, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza, en donde integrantes de diversas planillas ciudadanas exigieron anular 58 mil opiniones captadas entre el miércoles y el jueves en los módulos de recepción del voto electrónico.
En todos esos sitios, líderes de organizaciones de taxistas, ambulantes e invasores de predios dirigieron operativos que les permitieran llevarse una tajada de los 850 millones de pesos en juego, y apoderarse además de las decisiones vecinales.
Fue una jornada en la que también metieron las manos funcionarios delegacionales y miembros de partidos políticos, especialmente del PRD y Morena, que dominan once de las 16 delegaciones políticas (las otras cinco, como se sabe, están en manos del PRI-PVEM y el PAN).
José Luis Cruz, candidato a coordinador del comité ciudadano de la Cuauhtémoc, advirtió el sábado pasado que quienes habían sido acarreados para votar el miércoles y el jueves en los módulos de recepción del voto electrónico, podrían salían a votar de nuevo ayer, “pues no vimos que se les entintara el dedo o se les tachara en algún padrón”, consignó EL UNIVERSAL.
“Nos aplastaron los ambulantes”, afirmó ayer un integrante de la Planilla 7 en Roma Norte II, en donde una clientela electoral ganó con más de 400 votos —en tanto los vecinos obtuvieron solo poco más de cien.
Otra jornada de vergüenza en la que los partidos políticos —con el PRD a la cabeza— no tuvieron empacho en seguir cavando la tumba de su prestigio.
Incluso los partidos que dicen tener tres principios deberían admitir que en la práctica los tres principios son seis, porque entre ellos también figuran la transa, el pisoteo de la ley, la cínica marrullería.
Vean si no lo que pasó en Cuauhtémoc.
@hdemauleon
demauleon@hotmail.com