Fotografías y videos muestran a policías federales accionando sus armas contra civiles, durante los hechos del pasado domingo en Nochixtlán, Oaxaca. Hasta ayer en la noche, sin embargo, no se había conocido una sola imagen en la que aparecieran civiles portando armas de fuego.

El comisionado general de la Policía Federal, Enrique Galindo, sostuvo que “un grupo de personas distintas al movimiento magisterial” disparó el domingo pasado “contra policías y civiles”. Según el comisionado, la PF había realizado un primer operativo, aproximadamente a las ocho de la mañana. “Tras el diálogo con integrantes de la CNTE”, dijo, la PF recuperó vialidades que se hallaban bloqueadas.

Hubo sin embargo un segundo momento, de acuerdo con el comisionado, en el que “el escenario cambió”. Un grupo de civiles disparó contra los policías y contra quienes habían tomado parte en el bloqueo. “Registramos algo parecido a una emboscada”, señaló Galindo, “civiles armados con bombas molotov y cohetones comenzaron a envolvernos”. El funcionario no mencionó a dichas personas como integrantes de la CNTE.

Gabino Cué, gobernador de Oaxaca, atribuyó el ataque a grupos radicales colados entre el magisterio disidente: “Fueron quienes iniciaron las agresiones”. Dijo Cué: “Son organizaciones civiles que participaron en la APPO”. Y enumeró: “Frente Amplio de Lucha Popular, Consejo de la Defensa de los Derechos del Pueblo y Comuna de Oaxaca”. El gobernador señaló incluso que en los bloqueos realizados en Oaxaca “la minoría son profesores”.

En los hechos del pasado domingo hubo desde luego la serie de mentiras, inexactitudes y contradicciones que lamentablemente suelen aparecer en cada crisis. Las autoridades dijeron que los policías no iban armados, ni siquiera con toletes; luego afirmaron que sólo llevaban toletes; más tarde tacharon de falsas las fotografías que probaban lo contrario, y finalmente, cuando la evidencia resultó irrefutable, admitieron que al percatarse de la presencia de gente armada, se vieron obligadas a “un cambio de estrategia”: pedir refuerzos armados.

El saldo de ese operativo, fracasado por donde se le vea: ocho muertos, 53 civiles lesionados y 55 policías heridos. Según la PF, “hay siete policías con lesiones de armas de fuego”.

¿Qué hay de significativo en todo esto? Que nadie culpa del ataque a la CNTE, según hacía notar ayer el periodista Daniel Moreno en su cuenta de Twitter.

En efecto, ni el gobierno de Oaxaca ni la Policía Federal han responsabilizado a los profesores ni de la presunta emboscada, ni del enfrentamiento a tiros. ¿No sería esto lo más fácil, incluso para ocultar la presencia, como creen muchos, de posibles infiltrados del propio gobierno?

El hecho es relevante, porque las autoridades estarían hablando entonces de grupos armados, ajenos al movimiento magisterial, que sin embargo se habrían infiltrado en bloqueos y manifestaciones bajo el disfraz de “afines”, “aliados”, “simpatizantes”.

Desde luego, uno está en su derecho de creer que Enrique Peña Nieto despertó en la mañana y dijo: “No tengo suficientes problemas. Vamos a matar a algunos maestros”. Uno tiene el derecho de pensar que los líderes de la CNTE se dijeron: “Hagamos hoy todo lo posible para que maten a ocho de los nuestros”.

El problema de este esquema es que siempre estaría condenado a que le faltara algo. Por ejemplo, la injerencia de la guerrilla, de los grupos subversivos, de las organizaciones del narcotráfico.

¿Quién mató el domingo en Juchitán al periodista Elidio Ramos? Solo se sabe que fueron encapuchados que le habían prohibido que les tomara fotos mientras realizaban actos de saqueo y rapiña.

Al denunciar el crimen, los colegas de Elidio responsabilizaron —así, entre comillas— a “manifestantes” y “simpatizantes” de la CNTE.

Pregunté a reporteros de Oaxaca si habían detectado la presencia de grupos radicales entre la CNTE. No sólo la habían detectado, creían que la CNTE se resignaba a tenerlos: “No le queda de otra”. “Yo vi dos veces cómo los maestros pedían cordura a esos grupos y ellos los amenazaban con pistolas o machetes”, informa uno de los reporteros.

Alguien me hizo este relato: “Un grupo de maestros llegó a un bloqueo que encapuchados habían instalado en Tehuantepec. Los maestros les dijeron que si en verdad los apoyaban, lo levantaran. Que no los ayudaba en nada. El líder de los encapuchados sacó un machete y les dijo a los maestros que se hicieran a un lado, que no tenía nada de qué hablar con ellos. Se retiraron. Esa noche entendí que su lucha, al magisterio, ya se le escapó de las manos”.

Puede ser también que la PF haya disparado contra civiles, y contra la PF. Pero la pregunta vale. ¿Quién hizo los tiros el domingo?

@hdemauleon

demauleon@hotmail.com

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