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Un funcionario allegado a la investigación del caso Alan Pulido dice que varios de los presentes en la fiesta celebrada en el Parque Recreativo Los Troncones, al salir de la cual fue secuestrado el futbolista, refirieron a las autoridades que uno de los invitados manifestó en diversas ocasiones la molestia que le provocaba el hecho de que otros asistentes al convivio constantemente le pidieran fotos y autógrafos al delantero del Olympiacos.
“Se me hace que ahorita aviso para que lo levanten”, se le oyó decir.
Ese invitado era Osvaldo Velázquez García, El Pelón, esposo de una prima de Pulido.
Según las autoridades, Velázquez García fue señalado más tarde por uno de sus cómplices, Daniel Hernández Morales —el fallido cuidador del futbolista, al que éste desarmó y sometió “en un descuido”— como autor intelectual del secuestro. “Él nos dio las instrucciones”, dijo Hernández Morales.
El Pelón fue detenido la mañana de ayer. Según el procurador de Tamaulipas, Ismael Quintanilla, intentó resistirse y abrió fuego contra los federales que lo cercaban. Cuando se sintió herido en el cuello y un hombro, gritó: “Ya estuvo”, y pidió a los agentes que no dispararan: les dijo que su mujer y su hijo se hallaban dentro de la casa frente a la cual sucedió la detención.
Sin lugar a dudas, el caso Pulido es extraño. Para muchos, la extrañeza comienza con la manera en la que, según la única versión disponible hasta el momento, el futbolista se liberó de sus ataduras, sometió a quien lo vigilaba y comunicó a la policía la ubicación del sitio donde estaba secuestrado.
La incredulidad ante esta “narcohistoria extraordinaria” parece justificada luego de la amplia trayectoria de mentiras y montajes a que nos han acostumbrado nuestros gobernantes.
Pero la manera delirante en la que se dice que ocurrieron las cosas retrata de algún modo la forma delirante en que las cosas suceden en Tamaulipas. La historia de Pulido puede ser cierta o no. Ya lo sabremos. La locura que la acompaña es sin embargo absolutamente verosímil.
Según las autoridades, el pariente político de Pulido es uno de los líderes del grupo criminal conocido como Los Bravos.
Los Bravos son la fracción tamaulipeca de Los Zetas Vieja Escuela. Esta organización surgió luego de que
Los Zetas “tradicionales” entraran en disputa por la dirección del cártel, tras la captura del sanguinario Miguel Ángel Treviño, el Z-40.
Los Zetas Vieja Escuela se hacen llamar, en Veracruz, El Número y en Nuevo León Los Dorados. Desde hace tiempo han dejado de ser una organización vertical: ahora funcionan como una federación de grupos independientes, dirigido cada uno por su propio jefe.
Los Zetas Vieja Escuela disputan el control de las actividades delictivas de Tamaulipas con el llamado Cártel del Noreste, que encabeza un sobrino del Z-40: Juan Francisco Treviño, alias Kiko Treviño.
Así que en Tamaulipas hay una guerra de Zetas contra Zetas.
A la existencia de estas células enfrentadas entre sí se agrega el quiebre de lo que fue el Cártel del Golfo, que desde la captura de Mario Armando Ramírez, el X-20, se ramificó en una multitud de pequeñas células sin conexión entre sí, que operan en diversas regiones del estado y se hallan encabezadas por cuatro o cinco jefes que constantemente entran en pugna.
El constante abatimiento o la implacable detención de los líderes de los cárteles desató —visiblemente en Tamaulipas— un proceso de pulverización en el cual los nuevos dirigentes de grupos cada vez más pequeños son a la vez más improvisados, “menos preparados”. Recuerdo que esos jefes de bermudas, cachuchas y camisas sueltas han sido descritos como “gordos, enfermos, azucarados”.
Los guardaespaldas se volvieron jefes, los choferes se volvieron jefes, los cuida-casas se volvieron jefes.
Y de pronto, a uno de esos jefes de baja estofa se le ocurre que sus hombres secuestren a alguien que le cae mal porque le están tomando muchas fotos. ¿Puede ser que el secuestro no resulte como resultaban los secuestros de antes, cuando los hombres del jefe, digamos Osiel Cárdenas, eran ex militares entrenados en el extranjero?
No lo sé. Al caso Pulido le queda mucho trecho y le hacen falta aún muchas explicaciones.
Las autoridades están obligadas a darlas pronto. De preferencia, antes de las elecciones.
@hdemauleon
demauleon@hotmail.com