Más Información
“Vamos a dar apoyo a los pequeños agricultores por sequía en Sonora”; Claudia Sheinbaum instruye a Berdegué
Derrota de México en disputa por maíz transgénico contra EU; estos son los argumentos de Sheinbaum y AMLO para prohibirlo
Óscar Rentería Schazarino, ha operado contra CJNG, Viagras y Templarios; es el nuevo secretario de Seguridad en Sinaloa
Claudia Sheinbaum pide respeto para Maru Campos; gobernadora anuncia acuerdo para transporte público
Claudia Sheinbaum anuncia los Centros de Cuidado Infantil en Chihuahua; inaugura hospital en Ciudad Juárez
“La policía de Acapulco es el brazo armado de la delincuencia”, declaró ayer en una entrevista con Reforma Alfredo Álvarez Valenzuela, ex secretario de Seguridad Pública, precisamente, de ese municipio.
Álvarez Valenzuela duró sólo cinco meses en el cargo. En abril de 2014, los agentes bajo sus órdenes le iniciaron un paro de labores, y exigieron su destitución. Alegaron que el funcionario les había retirado diversas mejoras laborales.
Gabino Solano, investigador del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados de la Universidad Autónoma de Guerrero, le dijo después al reportero David Espino que detrás de aquel “movimiento” estuvo la mano del crimen organizado.
“Después de verlo de cerca, nosotros comprendimos que el paro no sólo fue promovido, fue mantenido por la delincuencia con tal de tener al municipio sin policías, lo cual se logró por casi un año”, dijo Solano.
Durante 11 meses, el puerto de Acapulco se quedó sin policías.
Álvarez Valenzuela renunció en mayo de 2014 a la Secretaría de Seguridad Pública, y dos meses más tarde fue acusado de la tortura y desaparición de una persona: el video de un Oxxo mostró a tres policías turísticos golpeando a un detenido que se hallaba vendado de los ojos. En un segundo video, los agentes indicaron que habían seguido órdenes de Álvarez Valenzuela.
El funcionario cayó en prisión. Hoy cree que pisó “intereses del Estado al poner orden en Acapulco”. El gobernador entonces era el hoy gran olvidado del caso Ayotzinapa, Ángel Aguirre Rivero. A dicho gobernador, el crimen organizado le dejó 11 meses sin policía la ciudad más importante del estado.
En ese tiempo —2014 y 2015—, los dos grupos del crimen organizado que se disputan el dominio del puerto, El Cártel Independiente de Acapulco, CIDA, y La Barredora, iniciaron una “limpia” de jefes policiacos vinculados con uno u otro cártel. Al comandante Juan Ávila Domínguez lo asesinaron a quemarropa a las puertas de la primaria de su hija. Al comandante Daniel Pérez Crisóstomo —uno de los líderes de la huelga de la Policía Municipal— le dispararon en repetidas ocasiones desde una motocicleta. Al comandante Severiano Retana lo acribillaron desde un auto. Lo mismo sucedió con el comandante Jorge Zambrano, que en un día franco se hallaba bebiendo en la vía pública.
Todos ellos habían sido acusados de recibir pagos del crimen organizado.
Hace cinco meses, en diciembre de 2015, una “narcomanta” acusó a elementos de Seguridad Pública municipal de facilitarle al CIDA la transportación de armas y de ocuparse “como su brazo armado para los levantones”. La manta “reveló” que nueve comandantes se hallaban al servicio de Alejandro Magno Acevedo, líder del Cártel Independiente de Acapulco.
Alejandro Magno Acevedo fue detenido a principios de este año en Ecatepec. Había durado sólo diez meses como jefe de plaza del CIDA. Heredó, sin embargo, una red de protección oficial tejida por su antecesor: Víctor Aguirre Garzón, alias El Gordo, supuesto primo del ex gobernador Ángel Aguirre Rivero.
El día que Aguirre Garzón fue detenido, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, lo definió como “el mero mero de allá, el que dirigía todo en Acapulco”.
La sombra del “mero mero de allá” oscureció desde el primer día el gobierno de Aguirre Rivero. Aunque el político negó conocer al narcotraficante, frecuentemente se le relacionó con éste: una y otra vez se le acusó de brindarle protección a través de su poderoso sobrino y asesor, Ernesto Aguirre, llamado por los medios “el sobrino que gobierna Guerrero”.
En enero pasado, cuando Alejandro Magno Acevedo fue detenido, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal ubicó a Acapulco como la ciudad más violenta del país, y la cuarta a nivel mundial (por debajo sólo de Caracas, San Pedro Sula y San Salvador). Hoy, un ex secretario de Seguridad Pública del municipio dice que la policía de Acapulco es el brazo armado de la delincuencia.
Todo indica que así es. Que aquel puerto está solo. Es del CIDA y es de La Barredora porque la policía no volvió de la huelga. Es más, no estaba ya mucho antes de que la huelga estallara.
@hdemauleon
demauleon@hotmail.com