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Carmen Aristegui está siendo hostigada, perseguida sin tregua.
Los acontecimientos, desde que presentó el reportaje de la Casa Blanca de Peña Nieto, han escalado. Han pasado del absurdo al peligro.
Absurdos como cuando el mismísimo secretario de Gobernación se involucró para decir que el gobierno no estaba involucrado o el nombramiento del subalterno del Presidente para investigar al Presidente.
Peligros como allanamientos.
El asalto a las oficinas de Carmen, —donde robaron una computadora que tenía información acerca de investigaciones especiales que realizan ella y su equipo—, y las amenazas y vituperios en las redes son sólo episodios, gravísimos, de una historia mayor.
En los distintos procesos que se están llevando a cabo están involucrados poderes del Estado.
Menciono dos:
1.— Joaquín Vargas, dueño de MVS, presentó una demanda en contra de Aristegui por daño moral. Carmen perdió en primera instancia. Sus abogados apelaron este miércoles la decisión del juez Odilón Centeno Rendón en la que la condenó por “excederse en su libertad de expresión”. La apelación será resuelta por una Sala del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, que preside Edgar Elías. Si la sentencia no es favorable para ella, iría al juicio de amparo, ya en manos de una instancia federal.
Toda judicatura debe mostrar independencia. Los criterios que se han establecido a nivel nacional e internacional en materia de libertad de expresión deben ser considerados.
2.— En unos años, tal vez el Estado mexicano tenga que responder por lo sucedido en este sexenio. La Corte Interamericana de Derechos Humanos podría admitir la demanda por denegación de justicia en el caso Aristegui-MVS. Y lo que hoy es sólo un número de registro de denuncia 2273-15 se convertiría en importante sentencia de la CIDH.
Lo que está en juego no es sólo escuchar a Carmen por las mañanas en un espacio noticioso con cobertura nacional (que buena falta hace, por cierto) o un conflicto entre particulares. Lo que está en juego son los derechos y libertades de todos. Son definiciones entre medios, gobiernos, periodistas y ciudadanía.
Después de su salida de MVS, Aristegui ha sido galardonada y reconocida. Ha recibido el Premio Nacional de Periodismo, el premio Gabriel García Márquez de periodismo, la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania y, recientemente, el Premio Internacional de Periodismo Knight. Ha desarrollado el tercer portal más importante del país, de acuerdo a cifras de ComScore. En contraste, sigue fuera de cualquier medio tradicional mexicano. Ha sido robada, difamada, amenazada y demandada, no una vez, muchas.
En el caso del allanamiento a sus oficinas, el Estado está obligado a actuar. De no hacerlo, estaría omitiendo su deber de protección a la libertad de expresión, tal y como lo ha establecido la Corte Interamericana de Derechos Humanos en materia de diversos medios indirectos de violación a este principio toral de la vida democrática (Véase caso Ivcher Bronstein).
RAZONES Y PASIONES: A los delincuentes que irrumpieron en las oficinas de Aristegui los van a detener. Ahí están sus rostros develados en video, pero ¿sabremos quién o quiénes están detrás de ellos?
@elisaalanis
Facebook: Elisa Alanís Zurutuza