Ante intensas lluvias y huracanes ningún gobierno puede tomar una medida para controlar a la naturaleza, pero en cuanto a prevención las posibilidades son numerosas, principalmente si se toma en cuenta que, de acuerdo con el Inegi, más de 60% del territorio del país es susceptible de sufrir los embates de algún fenómeno natural, debido a las condiciones geográficas.

A pesar del inicio de la época de lluvias hace una semanas, Federación, estados y municipios están todavía a tiempo de atender las recomendaciones que el coordinador nacional de Protección Civil hace hoy en las páginas de EL UNIVERSAL para brindar seguridad a población asentada en las laderas de las montañas.

En las zonas costeras hay protocolos establecidos que se siguen ante la presencia de un fenómeno meteorológico, pero en las localidades de zonas serranas no hay esquemas definidos para actuar ante una eventualidad de ese tipo. Se piensa, en principio, que las afectaciones graves siempre serán en regiones frente al mar y se olvida que una lluvia estacionada en una zona montañosa puede causar el mismo daño.

En el país hay 700 asentamientos en laderas de montañas que estarían en riesgo. Autoridades estatales y municipales las tienen ubicadas, pues para ello se han creado Atlas de Riesgos. Estimaciones de Protección Civil ubican en 20 mil el número de familias que puede estar en situación vulnerable esta temporada en toda la República, pero especialmente en cinco estados: Guerrero, Oaxaca, Puebla, Chiapas y Veracruz. El objetivo en este momento debe ser tomar acciones preventivas para evitar una tragedia y educar a la población en cuestión de protección civil, sin embargo, las campañas de prevención se dificultan por lo complicado del acceso a esas comunidades y porque entre sus habitantes es minoritario el uso del idioma español.

Aunque quizá ese sea el menor de los frenos, ya que los organismos de protección civil en zonas vulnerables de Oaxaca, Guerrero y Chiapas carecen de los apoyos económicos necesarios para cumplir con su labor.

La naturaleza no puede controlarse pero sus efectos pueden mitigarse y en ello los equipos de Protección Civil juegan un papel clave. Desproveerlos de recursos es sólo un mensaje del poco compromiso que existe por dar seguridad a la población.

El país ha avanzado en concientizar a poblaciones de zonas costeras y turísticas, la reducción de daños materiales y de pérdidas de vidas así lo demuestran. La prioridad en estos momentos es prevenir tragedias en zonas serranas, que han quedado olvidadas y a las cuales sólo se voltea a ver cuando hay una desgracia. Es el momento adecuado para acordarse de ellas.

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