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En repetidas ocasiones he condenado y combatido esa primera percepción que se intenta fijar sobre el presunto responsable de algo malévolo. Una de las prácticas más execrables del periodismo mexicano de este siglo es la forma en que se ha despedazado a personas con grabaciones truqueadas, documentos dudosos o fuentes anónimas. Periodismo canalla que, en aras de una supuesta valiente revelación, intenta imponer una verdad única con las peores artes del oficio.
Por eso entré con pinzas al caso de Daphne, la joven que el 16 de mayo de 2015 denunció haber sido violada por cuatro jóvenes el 2 de enero de aquel año en un fraccionamiento del puerto de Veracruz. Leí la carta de su padre, Javier Fernández Gómez. Revisé audios y videos, y el oficio del Instituto Rougier, donde estudiaron Daphne y tres de los muchachos. Miré las fotografías de los presuntos violadores pensando que nadie merece vivir el resto de su vida con el oprobio de una acusación falsa sobre un hecho criminal tan repugnante. Los rostros de Jorge Cotaita, Enrique Capitaine, Gerardo Rodríguez y Diego Cruz.
Pero ayer, después de conversar con Javier Fernández Gómez, mis reservas comenzaron a desvanecerse. “Es inhumano e infame lo que están haciendo, es inmoral”, me dijo el hombre desgarrado que le prometió a su hija no contar ni denunciar lo sucedido, y luego, en acuerdo con ella, tuvo que hacerlo. Daphne y su padre Javier habían ofrecido cerrar el asunto a cambio de que ellos se disculparan y alejaran a perpetuidad de ella. Ni esa negociación tan ventajosa supieron honrar los cuatro que ahora sé son apodados Los Porkys de Costa de Oro, y que estúpidamente se dedicaron a victimizar de nuevo a la joven en las prestas redes sociales.
No quiero aún sumarme al creciente cerco mediático en torno de Los Porkys. No quiero aún llamarlos miserables, aunque todo vaya indicando que lo son. Recordé, eso sí, a Hannah Arendt y su teoría de que la mayor maldad del mundo es la que cometen los don nadie. Crímenes cometidos por seres que no tienen motivo alguno, sin convicciones. Seres humanos que se rehúsan a ser personas.
Don Javier me explicó que no tiene nada que negociar, que el caso está en manos de la Fiscalía de Veracruz. Pero, como es costumbre, los abogados están haciendo de las suyas. El defensor de los presuntos violadores alarga el proceso, pide pruebas periciales que para la parte ofendida son ridículas. La misma mierda de siempre.
Pues esta vez hay malas noticias para los abogados, y para el fiscal de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras: la indignación ya es nacional. Más le vale, fiscal, hacer bien su trabajo. Hacerlo muy bien.
MENOS DE 140: Los candidatos del gobierno de la CDMX a la Asamblea Constituyente serán Porfirio Muñoz Ledo y cinco más.
gomezleyvaciro@gmail.com