Pienso que Televisa no arropó a Joaquín López-Dóriga en la dura ofensiva que le lanzó María Asunción Aramburuzabala en el segundo semestre del año pasado. Joaquín terminó pagando un castigo desmedido de golpes y calumnias por una versión inverosímil. ¡Exigirle 5 millones de dólares a una de las personas más inteligentes, acaudaladas y poderosas de México a cambio de no hablar mal de ella en la radio!
Joaquín no merecía un final así. Guerrero como ha sido a lo largo de su vida, aguantó, recuperó fuerzas y volvió a pisar fuerte. Así, fuerte, anunció el lunes que dejará el noticiero estelar de Televisa. Se marcha como debía ser: con el homenaje de la empresa a la que ha servido con una lealtad difícil de encontrar en biografías paralelas y el reconocimiento de su audiencia, también de una ejemplar lealtad con él. Qué gusto. Es muy triste ver cómo suelen acabar las carreras en los medios de comunicación mexicanos: pleitos, descalificaciones, insultos, demandas, tabúes. No será el caso de Joaquín.
La otra noticia de la semana en la televisión fue el desmentido de Jorge Vergara a lo publicado el martes en estas páginas por el especialista y vicepresidente de Televisa, Javier Tejado Dondé. Escribió que detrás del anuncio de crear el canal Chivas TV podría estar la mano del Grupo Slim. “¿Por qué no se dijo abiertamente que Claro (la marca de televisión de paga del Grupo Slim) podría tener los derechos de las Chivas?”, preguntó Tejado Dondé.
Vergara respondió. Me dijo ayer: “No hay nada con Grupo Slim ni con Claro, cero, está equivocada esa afirmación, son especulaciones, no tenemos ninguna negociación ni intención de negociar nada a ese respecto”.
Insistió y explicó que los partidos de las Chivas se transmitirán sólo por internet, que se cobrarán en las plataformas digitales (no están definidos los montos), venderán publicidad en la pantalla digital (“sin ensuciarla”) y que están buscando la fórmula financiera para difundir gratuitamente los mismos juegos a la gente de escasos recursos, quizá en plazas, cines…
Tejado Dondé calculó un improbable techo de audiencia de 34 millones de personas para un partido de las Chivas. Vergara calcula 25 millones, en un inicio. Ningún equipo en el mundo ha tomado una apuesta de esa dimensión. Vergara podría llevar a las Chivas a un cataclismo o marcar un antes y después planetario ni más ni menos que en el negocio del futbol. Un ejemplo del negocio: se pronostica que mañana unas 400 millones de personas en unos 200 países seguirán la final de la Champions, y que más de 30 millones interactuarán en Facebook en esos 90 minutos.
“Los números nos darán la razón en lo que estamos haciendo, lo verás”, se despide Vergara, garantizando que sabe lo que está haciendo.
MENOS DE 140 ¿Y la maestra Elba Esther Gordillo?
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