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Siempre me pareció lamentable cómo el lopezobradorismo lloriqueó porque en la campaña presidencial de 2006 los estrategas del candidato del PAN lo mermaron con la frase “Es un peligro para México”. Lamentable, sobre todo, porque desde que se levantaba, tempranito, López Obrador no paraba de descalificar e insultar a los adversarios.
Lamentables, por lo mismo, me parecen los gritos de los panistas que se asumen víctimas de la guerra sucia en distintos lugares donde habrá elecciones el 5 de junio. Tomo el caso de Tamaulipas.
Creo que en esa entidad el PRI ha cometido dos grandes errores. Uno, agregar en un documento de denuncia legal una foto truqueada que intentaba ligar a las bandas criminales con el candidato del PAN a gobernador, Francisco García Cabeza de Vaca. Dos, insistir que Cabeza de Vaca tiene antecedentes penales en Estados Unidos, cuando está aclarado que, siendo adolescente, estuvo cerca de un robo hace 30 años en Mac Allen, sin que hoy tenga prohibición para entrar y moverse en ese país.
De ahí a que bajo la batuta de Manlio Fabio Beltrones el PRI esté haciendo algo condenable en la disputa por los votos, hay un tramo más largo que el trayecto de Nuevo Laredo a Tampico.
Lo que se está viviendo es una campaña durísima en la entidad que, con Guerrero, es y ha sido al menos durante 10 años, la zona más castigada por el crimen. Los panistas amnésicos acusan al PRI de estar rebasando los límites de la política. Los priístas que han mal gobernado Tamaulipas señalan que unos 50 candidatos han decidido retirarse de la contienda o bajar a su candidatos por las amenazas criminales.
—¿Quiere decir que el crimen está detrás de Cabeza de Vaca? —le pregunto al normalmente mesurado Jorge Carlos Ramírez Marín, representante del PRI en el INE.
—Pues al único que cuidan los criminales es a él. Yo no puedo afirmar categóricamente que Cabeza de Vaca dirija al crimen organizado, pero las acciones de estos grupos solamente benefician al candidato del PAN.
—Se está poniendo muy feo, Jorge Carlos.
—Sí se está poniendo feo. No habíamos visto esta manera tan abierta de participación del crimen organizado en una campaña. Y ahí están los hechos, independientemente de que el PAN y Anaya y los americanos digan que Cabeza de Vaca es un angelito.
Estamos hablando de Tamaulipas, donde hace seis años la mano criminal ejecutó al candidato del PRI. Del estado fallido de Tamaulipas. ¿A qué precio vale ganar esa gubernatura?
El propio Ramírez Marín da una frase para orientar los días que quedan de campaña. Se la dirige al presidente del PAN, pero vale para los suyos: “Anaya debería estar tan preocupado como nosotros, luego no van a servirle las disculpas”.
No le van a servir a Anaya, a Beltrones ni a nadie.
MENOS DE 140. Por cierto, ayer llegó a Ciudad Victoria el famoso Antonio Solá. Lo recibieron camionetas blancas de la campaña de Baltazar Hinojosa.
gomezleyvaciro@gmail.com
