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Hace exactamente dos años, marzo de 2014, la inseguridad en muchas de las zonas del Estado de México que colindan con la CDMX volvió a rebasar toda proporción. La estrategia de comunicación del gobierno de Eruviel Ávila para esconder la desgracia ya no funcionó. Comenzó a escucharse que dejaría el cargo ante su patente fracaso.
“Sería irresponsable aventar la toalla cuando, más que nunca, el Estado de México requiere firmeza y seriedad para atender el problema de seguridad”, me dijo por aquellos días para apagar la versión y se comprometió a formar una policía de veras, las Fuerzas Especiales de Seguridad. Aceptó también en la entrevista que la victoria sobre el crimen no se daría en las estadísticas, sino cuando se consiguiera una mejoría incontrovertible en la vida cotidiana de 16 millones de mexiquenses. Que sólo se podría cantar victoria cuando se extinguiera el infierno diario en Neza, Chimalhuacán, Ecatepec, Cuautitlán, Chalco…
Hace exactamente un año, marzo de 2015, flanqueado por mandos del Ejército, la Marina y la Policía Federal, Eruviel se vio obligado a anunciar otra medida desesperada: el Operativo Plan Tres para contener la imparable violencia y abuso en camiones y peseras de la zona conurbada del Estado de México. El anuncio vino acompañado por un desfile de datos: el robo con violencia había bajado 29%, las violaciones y extorsiones 46%, etcétera. ¡Para qué entonces un operativo de 2 mil 400 policías y 240 filtros de revisión con esas cifras, envidia del primer mundo!
La historia contada aquí por Elisa Alanís, la de una compañera de EL UNIVERSAL asaltada y agredida sexualmente hace unos días (otra vez marzo) en una combi de la ruta Ixtapaluca-Aeropuerto, es una de tantas que seguimos escuchando, que nunca hemos dejado de escuchar en voz de amigos, compañeros de trabajo, empleadas domésticas, jardineros, electricistas, jóvenes, jovencitas, estudiantes, viejos que literalmente se juegan la vida cuando el transporte público viaja o regresa al Estado de México, la zona de mayor criminalidad cotidiana del país.
Hace un año exactamente, al presentar el Operativo Plan Tres, Eruviel afirmó: “Quiero reiterar a los mexiquenses que no vamos a descansar hasta tener un estado libre de delincuencia para que las familias y los ciudadanos puedan vivir en paz”.
Eruviel podrá tratar de aplastar con estadísticas y seguir pagando costosas campañas en los medios. Pero el infierno mexiquense se mantiene ahí. A cuatro años y medio de que asumiera el poder, a uno y medio de que lo deje, los ciudadanos no viven en paz. Es una desgracia.
Es increíble que un gobernante que en 2016 tiene a la mitad o más de sus gobernados viviendo así sienta que puede ser candidato a la Presidencia de la República en 2018. Su candidatura sería insensata. Inmoral.
Un abrazo a la compañera. Fuerte.
MENOS DE 140. Un imponente despliegue de soldados, marinos y policías consiguió, eso sí, devolverle a Valle de Bravo una exitosa Semana Santa.
gomezleyvaciro@gmail.com