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Está ocurriendo lo que tenía que ocurrir. Y creo que para bien.
Xóchitl Gálvez es un raro servidor público que vive su cargo con placer. La conozco hace años y me consta su deseo y tenacidad para que las pequeñas cosas de la vida cotidiana mejoren y se conviertan en palancas que ayuden a solucionar males mayores. Así es ella, así ha sido, en el gobierno y en su empresa: va de lo singular a lo general. Parte de una orquesta de niños indígenas para jalar recursos que beneficien a miles más. Pone su prestigio de por medio en la construcción de un puentecito rural porque abre la posibilidad de que comunidades vecinas lo repliquen y salgan poco a poco del calamitoso aislamiento. Trata los asuntos con sus subordinados, empleados, pares y jefes como si en cada dificultad estuviera en juego la vida. Eso, ella se toma los desafíos como si la vida le fuera en juego.
Salgo a trabajar a oscuras en las mañanas. No hay día que me libre de sortear camiones y peseros con las luces apagadas. He vociferado el hecho cientos de veces. Nadie hace nada. Cuando digo cientos, me refiero a lo que va del siglo. Y a la autoridad le vale. Como sea, soy un automovilista experimentado que se las arregla. Pero cuando volteo y veo a un chavito adolescente al volante, a una jovencita primeriza, me indigno y maldigo. ¡Por qué tendrían que pasar el resto de sus vidas en una silla de ruedas por la irresponsabilidad criminal de esos choferes y la negligencia de los gobernantes!
Por eso celebro la combinación de interés en la problemática diaria, espíritu de enmendar y tecnología que Xóchitl y su city manager, Arne aus den Ruthen Haag, hacen con Periscope en la delegación Miguel Hidalgo. Si los gandallas y buleadores de la ciudad no le temen a la autoridad y las sanciones administrativas, que al menos se exhiban sus chingaderas (Xóchitl dixit). Quiero pensar que de algo servirá. Para bien.
No me gusta su actitud, pero es comprensible que la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México se diga preocupada por la utilización del Periscope, pues “se expone a las personas a una violencia innecesaria”. La violencia del ridículo, supongo.
El Periscope de Xóchitl y Arne abrió un debate extraordinario sobre las contradicciones entre la denuncia vecinal y leyes que parecen a modo para el infractor, el agresor. Bienvenido el debate. Le voy a Xóchitl.
—Nada más no se vayan a rajar —le digo.
—No aceptaremos ningún tipo de censura en las redes sociales —responde la delegada—. Eso sólo sucede en China e Irán. Esperemos que el debate que se ha abierto rinda frutos en beneficio de la sociedad. Y claro que no nos vamos a rajar.
Mientras, seguiré esquivando camiones y peseras sin luces. Como hace cinco, 10, 15 años…
MENOS DE 140. Mexicano preso en España. Sí, “Gonzalo es inocente”. Vamos a por él.
gomezleyvaciro@gmail.com