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Después de fracasar en su intento por conseguir lo s votos para revocar el Obamacare, desbaratar su gabinete tras una serie de filtraciones y seguir bajo la lupa por la investigación sobre la interferencia rusa en su elección, el presidente Trump opta por volver al tema migratorio, la promesa que más moviliza a su base.
Anunció que apoya una nueva serie de proyectos de leyes, conocidas como el Acta para Reformar la Inmigración Estadounidense para un Empleo Fuerte (RAISE, por sus siglas en inglés), en un intento por reducir la inmigración legal a la mitad en 10 años.
Quiere instituir un sistema basado en el mérito para el otorgamiento de visas y permisos de trabajo, que daría preferencia a los inmigrantes que hablan inglés. Es decir, Trump y un puñado de senadores republicanos ultraconservadores quieren que sólo los extranjeros privilegiados con un cierto nivel de educación puedan ingresar a su país.
La propuesta perjudica a las industrias que dependen de la mano de obra baratísima de los inmigrantes. En teoría, esto mejoraría los sueldos de los trabajadores estadounidenses blancos, sin educación y muy enojados que votaron por Trump.
También elevaría los precios de muchos productos, pero de eso prefieren no ocuparse. Tampoco de que las personas pro-Trump con ese perfil acepten desempeñar tales empleos pues de otra forma, vendrían el desastre económico y de productividad.
Un estudio del Instituto de Tributación y Política Económica (ITEP, por sus siglas en inglés) estima que los inmigrantes indocumentados aportan casi 12 mil millones de dólares al año a la economía estadounidense. De hecho, un grupo de investigadores asegura que los inmigrantes latinos en Estados Unidos serían una de las 10 economías más grandes del mundo si fueran un país autónomo.
A pesar de que Trump siempre habla de la importancia de dar trabajo a los estadounidenses, Él mismo levantó el límite de visas otorgadas para trabajadores a través del programa H-2B. Luego de que se levantó el límite, las empresas de Trump pidieron aproximadamente 76 visas para contratar extranjeros.
Las contradicciones son obvias, descaradas.
Pero Trump sabe que sus seguidores no van profundizar en el análisis del tema. Y es por eso que ha encontrado en la migración un extintor para intentar apagar el fuego que lo rodea.
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