Hace un año la CNTE mantenía bloqueadas carreteras en el país, sus maestros afiliados salían a las calles en manifestaciones, había paro de labores en las escuelas, mantenían atemorizados a los gobernadores de los estados donde tienen mayor fuerza, habían conseguido una mesa de negociación al más alto nivel en la Secretaría de Gobernación y estaban a punto de lograr que se derogara para ellos la reforma educativa, que se creara en Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán una especie de territorio de excepción donde no se aplicara esta reforma, una de las que más presume el gobierno federal del presidente Enrique Peña Nieto.
Esta efervescencia había sido detonada por la represión en Nochixtlán, Oaxaca, a fines de junio de 2016, que dejó varias personas muertas tras un enfrentamiento entre simpatizantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y policías federales y estatales.
El gobierno estaba contra las cuerdas y los maestros en rebeldía se veían crecidos. A un año de distancia, el equilibrio de fuerzas parece haber cambiado dramáticamente: Los bloqueos a vialidades son esporádicos, testimoniales y breves; a las manifestaciones van muchísimos menos simpatizantes de la Coordinadora y las escuelas están abiertas.
La mesa de diálogo nacional en Gobernación se rompió a las pocas semanas y las negociaciones son muy diferentes, pues ya no hay una mesa central en la que converjan todos los líderes estatales de la CNTE en el país (juntos, en una posición mucho más fuerte frente al gobierno federal) y ya no están en las pláticas ni el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, ni el entonces subsecretario estrella Luis Miranda Nava, que al poco tiempo fue ascendido a la Secretaría de Desarrollo Social. Las negociaciones entre la CNTE y el gobierno federal son ahora en la SEP, y las encabeza el secretario Aurelio Nuño, y además el diálogo es por separado, estado por estado.
Los gobernadores incluso han colaborado decididamente, según presumió Nuño, en la agresiva e indispensable política de depurar la nómina educativa. Anunció que habían descubierto 44 mil plazas de maestros que no daban clase. “Aviadores”, pues. Muchas de esas plazas eran prebendas históricas para la CNTE.
Y de esa reforma educativa que estuvo a punto de fracasar y derogarse de facto, los últimos resultados oficiales, aceptados por la propia Coordinadora, marcan que los cuatro estados donde la CNTE es más poderosa, ronda el 98% el número de maestros que han acudido a evaluarse, a someterse, pues, a una de las políticas emblemáticas de la reforma: la evaluación de maestros.
¿Por qué le ha pasado esto a la coordinadora? ¿Es solo una calma chicha porque la lucha está por darse en 2018? Eso viene mañana en estas Historias de Reportero.
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