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El inusual encontronazo en Twitter hace tres días entre dos consejeros del INE es sólo una muestra pública de lo que se está viviendo en el Instituto.
Pero hay cosas que no se han dicho, a propósito del dictamen sobre la elección en Coahuila por rebase de tope de gastos de campaña, que se discutirá en la sesión de hoy y del cual podría desencadenarse la anulación del proceso en el tribunal electoral.
Al parecer, el 1 de julio los partidos políticos recibieron un primer borrador del dictamen de fiscalización en el que se concluía que ni PRI ni PAN habían rebasado los topes; el 2 de julio recibieron otro predictamen en el cual el gasto reportado por el PRI era todavía menor; y el 3 de julio se cocinó un ¡tercer predictamen! y éste ya decía que PRI y PAN habían rebasado los topes.
Aparentemente un consejero —¿habrá sido Ciro Murayama, tan activo en estos temas?— incidió en la Unidad Técnica de Fiscalización para modificar el criterio por el que se contabiliza el dinero que pagan los partidos a los representantes de casilla.
Con tal modificación, el INE recalculó cuánto les habrían pagado PRI y PAN a sus representantes de casilla y al sumar, rebasaron el tope. La queja de los partidos es que el plazo para la comprobación de este gasto venció el 30 de junio y nadie les avisó del cambio. Y además, aseguran que no pagaron ni un quinto a sus representantes.
El asunto se volvió tan delicado que sucedió lo que nunca antes: los dirigentes de PRI y PAN, Enrique Ochoa y Ricardo Anaya, se presentaron por separado a las oficinas centrales del INE para reunirse con todos los consejeros.
No llegaron casualmente. Según mis fuentes, hubo un cruce de llamadas previo, al más alto nivel, INE-PRI e INE-PAN (¿habrán sido de Lorenzo Córdova?, ¿habrán sido con Ochoa y Anaya?). En el PRI circuló que recibieron la promesa de que el cambio de criterios no iba a prosperar, que el INE avalaría los gastos de campaña de la elección en Coahuila. En el PAN circuló que recibieron la promesa de que al PRI sí le iban a decretar rebase de topes de gastos, pero a ellos no.
Hoy discuten el asunto los once consejeros del INE. Se espera que, en apretada votación, se decrete que hubo en la elección de Coahuila excesivo gasto (se prevé 6-5, falta ver) y se encamine la anulación. El PRI aún puede impugnar en tribunales.
El episodio ha dejado grietas en el INE. La confrontación Murayama-Baños las exhibió. Murayama presumió el dictamen que apuntaba a anular Coahuila, Baños le recriminó que la votación apenas es hoy.
Vamos a pensar bien. Vamos a pensar que ningún consejero está actuando sometido a ningún partido, secuestrado, presionado. Vamos a no descalificar de origen: tendríamos entonces que concluir que Baños y Murayama coinciden en la necesidad de fortalecer la credibilidad del INE, pero difieren en la ruta: Murayama opinaría que, frente al escándalo de abusos en la jornada del 4 de junio, anular Coahuila le va a dar legitimidad; Baños consideraría que la manera como se está haciendo termina por debilitar al Instituto.
La cosa es si queremos pensar bien.
historiasreportero@gmail.com