Desde que se supo que se estaba armando el caso contra Javier Duarte, a distintas oficinas llegaron empresarios que habían hecho negocios con él para confesar, devolver el dinero y pedir clemencia de las autoridades. El caso más notable —me han revelado al menos tres fuentes confiables— es el del gigante de las gasolineras Hidrosina, que pactó con los gobiernos federal y veracruzano la devolución de muchos millones de pesos al erario con el argumento de que ellos no sabían que era dinero sucio.

También brotaron prestanombres. Como un empresario —desconozco cómo se llama— que se acercó al gobierno para confesar que estaba a su nombre una torre en la calle de Prado Sur de la Ciudad de México, en la exclusiva zona de Las Lomas, y que en realidad no era suya sino de Duarte. La devolvió.

Pero lo más notable es que el primer círculo de cómplices del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, fue doblando las manos. Prestanombres, amigos, cómplices, se fueron quebrando uno a uno. Hubo quien buscó al gobierno de Miguel Ángel Yunes. Otros se acercaron a las autoridades federales: Gobernación, Hacienda, PGR.

Moisés Mansur, en su refugio de Canadá, fue grabado declarando para el expediente que conformó Miguel Ángel Yunes en su gobierno. Juan José Janeiro ha cooperado con el gobierno federal. Alfonso Ortega López ha declarado también. Y así varios otros, según fuentes confiables.

Los operadores del ex mandatario coinciden en una cosa: ellos le reportaban a Karime Macías Tubilla, no a Javier Duarte. La que llevaba el día a día de los negocios, del dinero, la que daba órdenes, era la esposa del gobernador. Coinciden también en que su trato era déspota, rudo, que los humillaba, los insultaba, se los traía cortitos.

Karime era el cerebro de la transa. Así lo cuentan los integrantes del primer círculo de Javier Duarte.

Al saber esto, pregunté a las autoridades federales por qué no han actuado contra ella. Lo que me dicen es que, por más que han indagado, Macías Tubilla tomó la precaución de no poner nada a su nombre y como era la esposa, siempre puede declarar en tribunales que el dinero era de su marido y ella no sabía que era ilícito. Me aseguran que varias veces se les han caído casos así.

Les insisto en que algo tendría que podérsele imputar, sobre todo con los testimonios de los prestanombres. Me contestan que peculado no porque no era funcionaria ni pasaba por sus manos dinero público.

Defraudación tampoco porque no firmó nada. Ni lavado porque no le han detectado cuentas ni delincuencia organizada porque al ser la esposa, tiene muchas salidas. Pero que le siguen buscando. Oficialmente, no tienen nada en su contra.

Desde que su marido fue detenido en Guatemala y ella voló tranquilamente a Europa en compañía de su familia, Karime Macías se ha vuelto también centro del repudio y la indignación.

Veremos qué pasa con ella. Y qué obtienen los cómplices de Duarte a cambio de hablar.

SACIAMORBOS. ¿Ganó Macron porque entusiasmó o porque muchos votaron hasta por él con tal de frenar la locura de Le Pen? Sirve el dato para las lecturas.

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