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Se la hubieran pensado antes de patear el avispero. Así, en la secrecía, con discreción, durante décadas se han llevado una buena rebanada del jugoso pastel del negocio del petróleo en México.
Pero el sindicato de Pemex asomó la cabeza y reaccionó a la denuncia que presenté en esta columna el 11 de enero bajo el título: El sindicato de Pemex, sospechoso del caos, en la que lanzaba la hipótesis de que la mafia comandada por Carlos Romero Deschamps, priísta líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana desde hace 21 años, podría estar también detrás del desabasto de gasolina y los saqueos por el gasolinazo. El añejo dirigente petrolero respondió con un desplegado en mi contra negando los hechos. Pero con ese desplante, motivó a que me llegaran cartas, documentos, testimonios ratificando mi sospecha.
Quizá el más estructurado de todos lo mandó la disidencia a Romero Deschamps dentro del sindicato. Pero, claro, tiene una motivación política. Es obvio. Por eso, antes de publicarlo, consulté con algunas fuentes directivas de Petróleos Mexicanos para saber si aquello tenía “pies y cabeza”. La respuesta fue asombrosa: dentro de Pemex es secreto a voces que el sindicato tiene que ver en el robo de combustible. Funcionarios y ex funcionarios me lo ratificaron. Obviamente pidieron guardar el anonimato por temor a represalias de las huestes del multimillonario senador Romero Deschamps.
Señalan que el control de los gasoductos y oleoductos en todo el país recae no sólo en su líder, sino también en el presidente del Consejo General de Vigilancia, Ricardo Aldana Prieto, jefe de la sección sindical 40 con sede en la Ciudad de México, así como en los dirigentes de las secciones número 24 de Salamanca y Celaya, Guanajuato, Fernando Pacheco Martínez, y número 15 en Venta de Carpio, Estado de México, Manuel Limón Hernández.
Todos, con fortunas que les es imposible justificar como bien habidas. Basta revisar las redes sociales de la familia de Romero Deschamps para encontrar sus excéntricos lujos: aviones privados, viajes, coches deportivos, casas, departamentos…
Romero Deschamps opera a sus anchas en Pemex. Es el verdadero dueño del negocio de las pipas que transportan hidrocarburos en el país y con esa llave le basta para dominar también al gremio de los gasolineros. Y nadie en el gobierno federal, de ninguna jerarquía, ha mostrado interés en marcarle el alto.
Con esta complacencia de los altos niveles, el sindicato, según tales denuncias, se dio el gusto de frenar hace unos años la compra de equipo tecnológico de última generación que iba a permitir monitorear el 95% de los poliductos y oleoductos. Terminó respaldando un sistema que sólo observa el 18% de todos los ductos de Pemex. Diáfana la ventaja para los ladrones de combustible.
historiasreportero@gmail.com