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La clase política demostró que el tema que más enoja hoy a la sociedad es el que más le asusta y más le arde. Y así legislaron. Ante el miedo, el ataque. Ante el ardor, la venganza. Ataque y venganza contra quienes les exigen fin a la corrupción.
El PRI, recién salido de su peor derrota electoral en el sexenio con un claro voto de castigo a la corrupción, respondió de acuerdo con su ADN.
La forma como abordó en el Congreso la discusión de las leyes del Sistema Nacional Anticorrupción sólo deja una interpretación posible: prefirió exhibirse como el partido más corrupto de México y dejó a los electores la compleja tarea de encontrarle quizá otras virtudes para votar por él en los comicios decisivos de aquí al 2018.
Con sus aliados del Partido Verde y Nueva Alianza, el tricolor montó un teatro político en varios actos para defender lo que considera “el derecho” de los políticos a ocultar su riqueza.
Luego de meses de retrasos y resistencias, se aprobó con votos de todos los partidos el paquete de siete leyes secundarias del Sistema Nacional Anticorrupción. Hay avances innegables en estas iniciativas.
Pero a la hora de discutir la emblemática Ley 3de3, de origen ciudadano, el bloque priísta hizo dos maniobras:
Primero se aseguró de que los formatos para que los funcionarios presenten sus tres declaraciones —la patrimonial, la fiscal y la de intereses— quedaran indefinidos y se retrasen hasta que los establezca un comité ciudadano... que será nombrado por ellos.
Y después salió con la más absurda ocurrencia de último minuto: obligar a todas las personas físicas y morales (empresas) que tengan cualquier tipo de contrato con los gobiernos federal, estatales y/o municipales a presentar sus tres declaraciones. Y a todos los que reciban dinero de esas empresas. Es decir, a todos los empleados.
Es una medida inaplicable pero que puede tener un costo de productividad gigantesco si no se corrige. Si el gobierno compra Word de Office para sus boletines de prensa, tendrán que presentar su 3de3 desde el técnico que lo instale hasta Bill Gates. Así de absurdo, así de ridículo.
Además se pide a los consorcios hacer declaración de intereses de sus parientes directos. ¿Cuál es el cónyuge de Bimbo? ¿Bimba, Bomba? ¿Los hijos de Soriana son los Soriano?
Que existen empresarios tan corruptos o peor que los políticos, ni duda cabe. Pero esta decisión es ridícula y fue justificada en tono de venganza contra los ciudadanos que exigieron transparencia. Y obtuvo casi 100 votos a favor en cuestión de minutos en el Senado.
El PRI, con sus aliados, se desnudó como corrupto. Pero todos los demás: PAN, PRD, Morena, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo y Partido Encuentro Social hicieron su parte de manera bastante hipócrita. Hubo las ausencias necesarias de legisladores de todos esos partidos para que los priístas tuvieran la mayoría. Tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. Nadie se salva.
historiasreportero@gmail.com