2016 será un año intenso políticamente. Sobre todo porque se renovarán trece gubernaturas. No sólo está en juego el destino de los partidos políticos —viejos y nuevos— sino el de algunos personajes que aspiran a la Presidencia.

La primera en disputa es Colima. 17 de enero. Podrán decir que son pocos habitantes, que es breve el territorio, que el peso económico es discreto, pero la elección extraordinaria para gobernador de Colima (fue anulada la ordinaria, en la que se había dado por ganador al PRI en final de fotografía) tiene un gran simbolismo porque es la primera de las trece. PAN y PRI buscarán meter ahí el primer gol del partido. Y un gol tempranero marca el estado de ánimo para el resto del encuentro.

El 5 de junio se sirve el plato fuerte: doce gubernaturas. Un tercio de la población está convocada a las urnas.

Algunos se juegan las aspiraciones políticas. Otros de plano se juegan la libertad.

Pienso de entrada en los casos de Javier Duarte en Veracruz y Roberto Borge en Quintana Roo, y en menor medida César Duarte en Chihuahua. En distintas proporciones, han sido acusados de corrupción escandalosa. Son los mandatarios en mayor riesgo si sus delfines para sucederlos pierden la elección y sus rivales llegan a limpiar la casa. Paralelamente, deberán estar algo preocupados Egidio Torre, de Tamaulipas; Jorge Herrera Caldera, de Durango, y Mario López Valdez Malova, de Sinaloa, por los señalamientos de presuntos vínculos con el crimen organizado.

Al mismo tiempo, algunos presidenciables tendrán examen:

Manlio Fabio Beltrones, quien en su calidad de dirigente nacional del PRI será el mariscal por el lado de los tricolores. También Miguel Osorio Chong, secretario de Gobernación y operador político del régimen, quien además enfrenta elección en su natal Hidalgo.

Ricardo Anaya, dirigente nacional del PAN, tiene sueños presidenciales, pero dependerán de cómo le vaya al partido bajo su dirección. Es también su evaluación. No se diga la de Rafael Moreno Valle que deberá medirse en la renovación de la gubernatura de Puebla, que hoy ocupa.

Si Gabino Cué se siente presidenciable (lo era claramente al inicio de su mandato pero su pobre gestión lo desdibujó, aunque algo habrá rescatado desde que en verano colaboró para detener los abusos de la CNTE). Será clave para él entregar buenas cuentas en las votaciones en Oaxaca para ubicarse de nuevo en el panorama electoral.

Desde luego, para cualquier aspiración presidencial contar con gubernaturas ofrece una base más sólida para la campaña, gracias a la operación política que normalmente se hace desde los presupuestos estatales. Por eso el PRI quiere conservar sus diez, Morena quedarse con Zacatecas, los sin partido dar la sorpresa y PAN-PRD ensanchar las tres que ganaron en alianza y si son exitosos, en una de esas explorar la coalición para la presidencial.

historiasreportero@gmail.com

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