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El tiradero que dejó Trump
Una de las principales misiones que estos días ocupa a la canciller mexicana, nos comentan, es levantar “el tiradero” que quedó luego de que el presidente Enrique Peña Nieto recibió en Los Pinos al candidato del Partido Republicano, Donald Trump, y que ha causado severas críticas desde los más diversos sectores sociales y políticos, incluyendo destacados diplomáticos y priístas. Una de las prioridades en estos trabajos de control de daños es buscar acercamientos con el Partido Demócrata. Nos comentan que en esta línea de trabajo es que la secretaria Claudia Ruiz Massieu gestionó, este sí, un breve encuentro informal de Peña Nieto con el presidente estadounidense Barack Obama. El tema de la visita de Trump, comentan, no habría sido tocado por los mandatarios, pero lo que se logró fue la foto con Obama, en la que ambos se saludan sonrientes.
División en el gobierno federal
En la cancillería les llama mucho la atención, nos comentan, lo que califican como teorías conspiratorias para señalar al culpable de haber recomendado a Los Pinos recibir a Donald Trump. “Descabelladas”, dicen, son las versiones que se han escrito en algunos medios, en las que tratan de culpar al subsecretario para América del Norte, Paulo Carreño, o al jefe de la Oficina de la Presidencia, Francisco Guzmán, de haber influido en la decisión de que Trump fuera recibido por el presidente Enrique Peña Nieto. Añade que otra de las versiones descabelladas es que algo tuvo que ver en el tema el ex subsecretario para América del Norte de la cancillería, Carlos Pérez Verdía, quien actuó en venganza por haber sido corrido de la Secretaría de Relaciones Exteriores. El caso, nos dicen, es que esas versiones no tienen otro objeto que desviar la atención de los medios de quien sí influyó en la decisión, pues en Los Pinos tienen muy claro quién operó la visita de don Donald y quiénes se oponían a ella. Trump tiene dividido al gobierno federal.
Rosario Robles, la cercana
Y en tiempos en los que algunos se pelean, en el equipo cercano de la secretaria de Desarrollo Agrario, Rosario Robles, destacan que su jefa goza de una gran cercanía con el presidente Peña Nieto. Nos presumen que antes de su salida a China, a la reunión del G-20, el mandatario reafirmó su compromiso con la igualdad de género, al lado de doña Rosario, al inaugurar el viernes la segunda Ciudad de las Mujeres en Tepeji del Río, Hidalgo. El Presidente dijo que México se escribe con “M” de Mujer, frase que Robles ha usado en diversos foros y desde hace varios meses. Así su equipo destaca dos cosas: que la secretaria sigue su lucha por los derechos de las mueres, sin importar qué cargo público ocupe, y que este tipo de temas demuestra la cercanía que tiene con el presidente.
Una membresía que no tiene ni Obama
Sorpresa entre la clase política generó el argumento que el senador por Morena, Mario Delgado, utilizó para impulsar la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos. Don Mario arremetió directamente contra los funcionarios del Infonavit, que dirige David Penchyna, por considerar que estos reciben sueldos y prestaciones “millonarias”. Nos cuentan que la postura de don Mario no cayó del todo bien ni entre sus compañeros legisladores, pues algunos de ellos consideran que el ex colaborador de Marcelo Ebrard no es la mejor carta para impulsar esos temas ya que el morenista también percibe un sueldo y prestaciones altas, la paga es tan buena que le permite ser uno de los pocos políticos miembros de un muy exclusivo y ostentoso club deportivo de la zona de Palmas y Reforma. Delgado, señalan, paga una membresía que no tiene ni Obama.