A la elección de este domingo en el Estado de México la candidata de Morena, Delfina Gómez, llega con muchos contras y pocos pros.
Llega primero que nada a una elección que para el presidente Enrique Peña Nieto significa mucho. Significa mucho porque es su estado natal; porque como sucesor dejó no a quien él hubiese querido dejar (Del Mazo o Videgaray), sino a quien vio como el de mejores posibilidades de ganar en 2011, a Eruviel Ávila, por haber gobernado relativamente bien como presidente municipal y por ello se esperaba que fuera quien mejores resultados obtuviera ya en el Palacio de Gobierno de Toluca. Ahora sí pudo dejar a su primera opción como candidato y una derrota de Alfredo del Mazo sería una derrota no sólo política sino personal y familiar de Peña Nieto.
Significa mucho también porque si antes el resultado del Estado de México se veía como premonitorio de tendencias hacia la elección presidencial, en esta ocasión este fenómeno se siente aún más ante la falta de candidatos ya no digamos fuertes, sino viables, para el 2018.
Todo esto significa que el gobierno federal, en efecto, sabe y siente que se juega mucho con el resultado del Estado de México y por ello han “echado toda la carne al asador” para asegurar que una vez más el PRI permanezca en el gobierno estatal.
Además, Delfina llega con el reto de Andrés Manuel López Obrador por demostrar que Morena puede ser quien le arrebate este terruño al Grupo Atlacomulco. Si para Peña es personal el triunfo en el estado, también lo es para AMLO. Por ello él también ha decidido “echar toda la carne al asador”.
Esto ha significado que la compra de voto no se ha limitado al PRI, como AMLO ha querido señalar. De parte de Morena los mexiquenses han recibido dádivas también. Ahí están las fotografías de tinacos siendo transportados con el logotipo de Morena. Me imagino que cuando los entregan no les dicen lo que AMLO pregona en su spot: “tomen lo que les den los otros, pero en la casilla voten por nosotros, la esperanza de México”.
A ello hay que sumar el escándalo de Eva Cadena que, si bien ocurrió en Veracruz, es una muestra de que el dinero sucio también corre por las arcas de Morena. Que en ese partido también hay trampas para darle la vuelta a la ley electoral. Si bien AMLO puede no usar ese dinero para viajes, coches y otros lujos, dinero sucio es dinero sucio y habrá quienes pensemos que no porque la causa sea mesiánica, la recepción de dinero sucio sea aceptable.
Por último, Delfina llega con una izquierda dividida y con un candidato del PRD sumamente bueno y popular. Tan bueno es Juan Zepeda que en el partido se han de estar dando de topes de no haberlo apoyado más y a tiempo. De haberlo hecho, otro panorama tendría el PRD.
Juan Zepeda ha sido un candidato extraordinario. Como reciente botón de muestra está su cierre de campaña. Hasta estrella musical con guitarra en mano demostró ser.
Así que, si a pesar de que para Peña Nieto y para AMLO el resultado del domingo es personal, y a pesar de la izquierda dividida con un candidato popular robándole votos; si a pesar de ello Delfina gana el domingo… abrochémonos los cinturones para el 2018 quienes creemos que la izquierda debe llegar a Los Pinos, pero no con un personaje como AMLO, que ni de izquierda es.
APOSTILLA: Hoy dará a conocer la Fiscalía de Brasil más datos sobre los sobornos de Odebrecht en México. Habrá que estar atentos. A ver si finalmente sale a la luz quién fue el funcionario que, entre otras cosas, recibió 6 millones de dólares.
@AnaPOrdorica anapaulaordorica.com