Ya no hay duda.

2016 fue el año más violento (has-ta ahora) de la era Peña Nieto. De acuerdo a datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, 22 mil 932 personas fueron asesinadas el año pasado. Y esa cifra es una subestimación del número de víctimas. Con toda probabilidad, el INEGI va a reportar (en julio próximo) un total anual superior a 25 mil homicidios en 2016 (Nota: todos los años, el total de víctimas reportado por INEGI es, grosso modo, diez por ciento superior al reportado por el SESNSP).

¿Qué tan violento fue el año? Déjenme ponerlo en contexto:

1. El número de víctimas de homicidio doloso fue 22.8% mayor que el de 2015. Fue el incremento más rápido del número de homicidios desde 2010. En términos absolutos, 4 mil 259 personas más fueron asesinadas en 2016.

2. El total estimado en la cuenta de INEGI (algo más de 25 mil) es cercano al total de 2010 y 2012, y algo inferior al de 2011. Dicho de otro modo, el número de asesinatos el año pasado estuvo en el rango de los peores años del gobierno de Calderón.

3. Con toda probabilidad, la tasa de homicidio en 2016 se ubicó entre 20 y 21 por 100 mil habitantes (nota: en la cuenta de INEGI), no muy abajo del nivel de 2012.

4. El número de homicidios dolosos aumentó en 22 de 32 entidades federativas. En algunos casos, el incremento fue espectacular. En Colima, por ejemplo, el total anual de víctimas más que se triplicó. En Veracruz, el disparo fue de 147%. En Zacatecas, 94%. En Michoacán, 63%.

5. Varios estados que habían registrado un mejoría importante en años previos tuvieron un cambio de tendencia. En Chihuahua y Sinaloa, los homicidios dolosos volvieron a crecer, después de cinco años consecutivos de caída. Baja California tuvo su año más violento desde 2010. Nuevo León, por su parte, registró 43% más homicidios en 2016 que en el año previo.

Puesto todo en perspectiva, no parece injusto afirmar que 2016 fue un muy mal año. No tan malo como 2011 y 2012, pero en ese rango sin duda.

¿Y no hay alguna señal positiva? Una: la curva parece haberse aplanado en los últimos seis meses. Entre julio y diciembre, el total mensual de víctimas de homicidio doloso se mantuvo en torno a 2100 (+/- 4%). Eso pudiera sugerir que ya alcanzamos un pico. Sin embargo, esto podría ser sólo una pausa en la escalada de violencia. De hecho, así sucedió en 2015: el número de homicidios se mantuvo estable en la segunda mitad del año. Doce meses después, estamos donde estamos.

Si en efecto se trata sólo de una pausa, 2017 podría ser año de records. De mantenerse el ritmo de crecimiento de 2016, el total anual de homicidios será superior a 30 mil (en la cuenta de INEGI). Si el ritmo de expansión se reduce a la mitad del experimentado el año pasado, se superaría el total absoluto de 2011, el año más violento de la historia reciente de México. Y, aún si la curva se mantiene plana como en los últimos seis meses, el número de personas asesinadas será mayor que en 2012, último año de la administración Calderón.

En conclusión: agárrense, porque el año pinta horrible.

En otras cosas: si los secretarios Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo van a discutir, además de los asuntos comerciales, temas migratorios y de seguridad con el equipo de Donald Trump, ¿no deberían de incluir en la delegación mexicana al secretario Miguel Ángel Osorio Chong? Uno supondría que esos temas caen en su portafolio, pero, claro está, uno puede equivocarse.

alejandrohope@outlook.com

@ahope71

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