El año de su puesta en escena, a razón de un peso por botella, la producción bruta del país cayó en 6 mil 454 millones de pesos, equivalente a 0.04% del Producto Interno Bruto.

Las empresas refresqueras despidieron a 10 mil trabajadores, la décima parte de la nómina global.

El punto más grave, sin embargo, es que no se cubrió el objetivo. De acuerdo con el Centro de Investigaciones Económicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), la reducción en el consumo de refrescos durante 2014 fue de sólo 3%

El porcentaje implica que el mexicano promedio dejó de beber 15 mililitros al día, es decir una cucharada o un sorbo.

De acuerdo, a su vez, con el Colegio de México, entre 2012 y 2014 el consumo promedio per cápita de bebidas carbonatadas disminuyó en 5.32 mililitros diarios.

La mayor incidencia de consumo recae en los segmentos más pobres del país, dada la necesidad de calorías frente a trabajos rudos, quienes no inhibieron sus hábitos.

El problema es que con el nuevo precio en 2014 las familias dejaron de comprar 3% menos de alimentos y bebidas que en 2013.

Encendidos los focos rojos por el fiasco, el jueves de la semana pasada se convocó a un debate cuyo título es más que explícito: Efecto en la salud de la disminución del consumo de bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico, cuyas conclusiones abonaron al desaliento.

El estudio de la UANL (La industria de las bebidas no alcohólicas en México) habla de un efecto dominó en la economía al afectarse a industrias conexas a la refresquera, así como la vidriera y la de PET.

La producción de bebidas carbonatadas representa un 0.61% del Producto Interno Bruto y un 0.41% en forma indirecta. Se señala que las remuneraciones a los trabajadores son entre 20% y 40% más altas que en la industria manufacturera.

El punto fino de los documentos elaborados por las instancias académicas habla de elementos ajenos al consumo de refrescos, como factores de obesidad. Por ejemplo, la reducción de horas de sueño; un uso intensivo de medicamentos, con énfasis en los antidepresivos y hasta de cambios en la temperatura ambiente por el uso de aire acondicionado.

Según ello, la ingesta promedio de kilocalorías que la Organización Mundial de la Salud ubica en tres mil diarias, 50% más del límite prudente, sólo se redujo en 0.21%.

De acuerdo con la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera que realiza el Inegi, el consumo medio de refrescos por persona en los últimos años fluctúa entre 350 y 500 mililitros diarios, lo que equivale a sólo 5% 7% de la ingesta diaria de calorías.

A la imposición del IEPS le antecedió una ofensiva de cabildeo sin precedentes de la industria refresquera, en cuyo marco se hablaba de inhibir inversiones y provocar una ola de desempleo.

En el último periodo de sesiones hubo un intento de albazo al colar una reforma que permitiría reducir el impuesto a medida en que se disminuyera a su vez el contenido calórico.

La paradoja del caso es que las empresas no hayan exigido al gobierno cumplir su palabra de destinar el monto del tributo para instalar bebederos de agua potable en las escuelas públicas.

La recaudación obtenida en los años que lleva en escena el tributo alcanza 69 mil 271 millones de pesos.

Por lo pronto, el impuesto cayó en los hombros de los pobres.

Balance general. Del alcance de sus problemas de caja habla el que Petróleos Mexicanos está intentando “rajarse” de los compromisos derivados de la compra consolidada de medicamentos por parte del sector público.

Las licitaciones, bajo la batuta del Instituto Mexicano del Seguro Social, como usted sabe, se desahogaron en diciembre pasado, otorgándose la mayor parte de los contratos a tres grandes distribuidores.

La liga integraba en uno el abasto para el propio IMSS, el ISSSTE, los institutos de salud, las redes de medicina social de 13 entidades federativas y la Ciudad de México, así como los hospitales de las Secretarias de la Defensa Nacional y Marina… además de los de Pemex.

La explicación de la empresa productiva del Estado es que no está integrada de lleno al ámbito gubernamental.

El jaloneo colocó en el centro al nuevo director de la firma, José Antonio González Anaya, en calidad de parte y contraparte

Al perro más flaco… Colocada la trinchera frente al pasmo de los agentes económicos ante la velocidad en que se deprecia la moneda, señalando que el ciclón viene del exterior: ya la desaceleración de la economía china como la caída vertical en el precio del petróleo, lo cierto es que los efectos no son uniformes.

La mayor cantidad de goles apuntan a la moneda mexicana.

Mientras ésta ha perdido 13% en su cotización frente al dólar en lo que va del año, otros países emergentes han sufrido un poco menos. Así, Argentina acumula una depreciación de 12.08%, en tanto Rusia alcanza 12.02%.

Ahora que el yen de Japón se ha apreciado 6.68%; el euro 4.09% y el franco suizo 2.90%.

Max Michel. Descendiente directo del grupo de barcelonnettes que se embarcó desde el poblado francés de los Alpes para buscar oportunidades en México, a cuya vera nacieron los grandes almacenes y fábricas textiles, Maximiliano Michel Suberville ingresó a la cadena de tiendas Liverpool a los 22 años, en 1954.

Nacido el 4 de julio de 1932 de padre francés y madre mexicana, estudió la carrera de ingeniería en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.

En su tesón, al margen de la participación accionaria de su familia, recorrió todos los puestos, desde jefe del departamento de juguetería a surtidor de mayoreo, para llegar en 1978 a gerente general.

Bajo su gestión, pese a las crisis recurrentes, la cadena departamental se extendió por toda la República.

En sus tareas filantrópicas Michel participó activamente en el Liceo Francés, el panteón francés, la Asociación Franco Mexicana, Suiza y Belga de Beneficencia y un asilo de ancianos.

El empresario murió la semana pasada.

albertobarrancochavarria0@gmail.com

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