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La fórmula, además, al margen del análisis de la entidad financiera de los Estados Unidos, se nutre con la también persistente depreciación de la moneda en su paridad frente al dólar.
La tormenta perfecta sobre México.
Lo que parecía una simple polvareda por los vientos del exterior se volvió tornado. De octubre a la fecha la caída, a la que se rechaza calificar de devaluación, alcanza ya 23%.
Tres cuartas partes llegaron en las últimas semanas, lo que provocó un traumatismo social.
A diferencia de Brasil y Colombia, cuyos bancos centrales decidieron sacar las manos del mercado, México persiste en las estrategias de flotación sucia, es decir dejar pasar/dejar hacer… pero con el pie colocado en el freno.
El escenario ha provocado la sensación de que la moneda está sobrevaluada, lo que explica la persistente depreciación a contrapelo de las subastas diarias para dotar de oferta al mercado, cuya ruta es errática: A veces cotización libre; a veces la del día anterior conocida como “fix”; a veces 50, a veces 100, a veces 200, a veces 400 millones de dólares diarios.
El caldo de cultivo para la especulación.
De acuerdo con los analistas independientes, desde 1999 la moneda ha estado por encima de su valor real, lo que provocó la sensación de súperpeso que le dio percepción a la población de un gobierno inteligente.
¿Se acuerda usted cuando, en alarde de sinceridad, el presidente de las frases, José López Portillo, decía que “un presidente que devalúa, se devalúa”, lo que en el nuevo argot habría que transformar por “un presidente que deprecia se deprecia”.
La fórmula ideal había sido el que el desliz de la moneda, sin la flotación sucia, hubiera seguido una ruta paralela a la inflación, lo que hubiera evitado golpes traumáticos.
Detrás de la escena México descuidó la ruta de la productividad y la competitividad que hiciera creíble la fortaleza del peso.
De 1998 a 2014 el país cayó del escalón 39 en materia de competitividad al 61.
Técnicamente, aún con la posibilidad de llegar a 17 pesos por dólar, la moneda estaría encontrando su nivel real tomando como base el año 2001.
En ese año el país logró la hazaña de una inflación de 4.40, colocándose en promedio la paridad en 9.33 pesos… frente a los 9.56 alcanzados en 1999.
Al año siguiente el crecimiento promedio de precios fue de 5.70, cotizándose el dólar en 9.68.
De 2003 a 2010 la variación promedio fue de 10.76 a 12.04, con la novedad de que en 2011 se llegó a 12.43 y en 2014 a 13.30.
Sin embargo, de acuerdo con la base de cálculo ubicada, decíamos, en 2001, la moneda debió terminar el año pasado en 16.12, lo que implica un margen de sobrevaluación de 21.20.
El escenario, paradójicamente, se convirtió en un subsidio para las empresas importadoras y un freno para las exportadoras.
Tormenta perfecta cuyos efectos agudizarán el malestar social al incrementarse los precio, recortarse drásticamente al gasto del gobierno y frenarse el pago a proveedores.
¿Los huracanes del exterior?.
Balance general. A dos días de vencerse el plazo de ley para la revisión del contrato colectivo de Petróleos Mexicanos, alargado éste hasta lo último que se podía estirar la liga, aún no hay humo blanco sobre el punto toral, es decir el régimen de jubilaciones y pensiones de sus 180 mil trabajadores.
De acuerdo a lo pactado con el gobierno, éste se haría cargo de parte del colosal pasivo laboral, es decir el faltante de reservas para cubrir los compromisos, en la medida en que el sindicato permitiría laxar el escenario.
Por cada peso en que se abatiera el fardo, el gobierno pondría otro.
El escenario ha colocado de espaldas a la pared al dirigente del organismo de representación laboral, Carlos Romero Deschamps, ante la disyuntiva de enfrentar la ira de las bases… o la de la empresa.
El pasivo laboral asciende a un billón 400 mil pesos, con un crecimiento de 382% a partir de 2003.
Bajan los sindicalizados. ¿Se acuerda usted cuando el líder de la Confederación de Trabajadores Mexicanos, Fidel Velázquez, presumía de aportar 15 millones de votos al PRI en la ruta de la consigna a sus agremiados?
Hoy el edificio, estatuas al calce del propio dirigente fallecido y del actual Joaquín Gamboa Pascoa, semeja un elefante blanco.
Sin embargo, no es el único caso.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, ha decaído drásticamente el número de trabajadores sindicalizados en el país ante la proliferación de contratos a tercerías conocidos como outsourcing.
La mayoría de estas empresas no sólo carecen de representación laboral, sino le escatiman a sus trabajadores las prestaciones mínimas a que obliga la Ley Federal del Trabajo.
Si hace un lustro había cuatro millones 576 mil trabajadores integrados a algún sindicato, hoy el número es de cuatro millones 428 mil 936.
La merma es de 192 mil 264.
Crece Arabela. Ubicada como la empresa de venta directa con mayor crecimiento en el país, Arabela reporta un incremento en sus ventas al segundo trimestre del año de 19.8%, lo que le permitió un salto de 45.2 en su utilidad de operación.
La firma mexicana fundada en 1990 comercializa tres mil 500 productos en 12 categorías, convirtiéndose en el lapso en la segunda firma del país en el sistema puerta a puerta y la tercera en el sistema de venta directa.
Sus operaciones se han expandido a partir del 2008 a Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.
La controladora de la compañía es Carlyle, administrada a su vez por EMX Capital.
Baja inflación.
De acuerdo al Índice de Precio Metropolitano de Consultores Internacionales, durante julio pasado se registró el menor crecimiento en la tasa de inflación al mismo mes desde hace 10 años: 0.0.6%, con lo cual la tasa anualizada se redujo a 2.71
Los productos que presionaron al alza fueron naranja, con 23.28%; calabacitas, 13.34; tomate rojo, 9.38; transporte aéreo, 8.78, y paquetes turísticos, 8.62.
En contraste, bajó el precio al público del chile poblano en 19.52%; tomate verde, 17.60; limón, 16.72; carne de res en pulpa, bistec, trozo y molida, 8.74, y queso fresco, 8.62.
La encuesta toma como base el año 2000.
albertobarrancochavarria0@gmail.com