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Por Isamar Escobar y Yazmín Rodríguez
“Es bueno que se vendieran bien. El trabajo fue una bendición y pudimos ganar buen dinero que no habíamos visto en mucho tiempo”, sostuvo María Deysi Balam Cauich, de 54 años, una de las cuatro bordadoras típicas de esta región auténticamente maya y cuyos trabajos se plasmaron en bolsas que se venden en 28 mil pesos a través del diseñador francés Christian Louboutin.
Ella y otras de sus compañeras trabajaron durante tres meses para entregarle al prestigiado diseñador 2 mil bordados típicos de mestizas con su traje regional y de flores multicolores, que adornan bolsas que ahora se comercializan a nivel internacional.
Ninguna sabía en cuánto se están vendiendo cada una de las bolsas que portan sus bordados, los cuales compró el prestigiado diseñador que llegó hasta esas tierras de la pequeña y modesta comisaría del municipio de Maxcanú, ubicado al sur del estado.
El lanzamiento de la colección Mexicaba fue el pasado 3 de mayo; se ensambló en Italia. Cada pieza es única y para su venta se manufacturaron 2 mil bolsos con un precio de 28 mil pesos cada uno.
Esta colección se caracteriza por estar hecha de telar de cintura, base de flores de pájaros, piedras preciosas y piezas de cuerno.
Louboutin les entregó hilos, telares y otros materiales, ellas únicamente se encargaron de bordar 2 mil estampas que tardaron en entregar tres meses. No solamente participaron cuatro bordadoras de Santo Domingo, Maxcanú, sino también otras artesanas de Xohuayán, Oxkutzcab, de Canek, en Tekax, y del municipio de Maní, todos en el sur de Yucatán.
Otra de las bordadoras, Alba Leticia Cituk Tzec, quien tiene una hija menor, relató que cobraron 237 pesos por cada uno de los bordados entregados al diseñador francés.
“La colaboración fue un mandado de Dios, ni nosotras creemos que costuramos para Louboutin”, reiteró. Relató a EL UNIVERSAL: “Somos muy pobres, gracias a Dios estamos trabajando. Esta colaboración nos impulsó porque salimos en internet”, dijo.
Fue a través de la Fundación Haciendas del Mundo Maya y la Comercializadora Taller Maya, con sede en la Ciudad de México, como las mujeres, la mayoría con hijos y cuyos ingresos mediante el bordado contribuyen a la economía de su hogar, contactaron al diseñador francés quien las visitó y observó sus obras.
Estas artesanas dan vida a la marca de la fundación, sus bolsos varían en precios que van de los 500 hasta los mil pesos, con técnica de telar de pedal. Se distribuyen en el área local y por internet.
De acuerdo con las mujeres, cada una obtuvo alrededor de 7 mil pesos durante los cinco meses de trabajo que tuvieron para bordar.
La Fundación Haciendas del Mundo Maya —que fungió como intermediaria— informó que 10% de cada artículo vendido en las boutiques de Christian Loboutin irá directamente a su programa de empresas sociales, que ayuda a estas mujeres con infraestructura, material, acompañamiento y logística.
También informó: “El rango [de ganancias] que llega a cada artesano miembro de estas empresas varía en función de cada producto y la inversión de mano de obra que conlleva, tomando rangos de 11% para los más sencillos hasta 77% en los más complejos, como es el caso de los bordados del bolso Mexicaba”.
Graciela Zavala, encargada de Comunicación del Taller Maya, detalló que los costos del trabajo elaborado por las mujeres mayas dependen de la pieza que hagan. “Si el artesano cobra mil pesos cada bordado y entregó cinco o 10 paneles bordados le dieron 10 mil pesos porque fueron 10 piezas las que entregó, por ejemplo, si por las de cuerno que son más baratas porque son menos complejas y más pequeñas pagaron 300 pesos por ponerle un monto y entregaron 25 piezas, 300 por 25 es lo que les pagaron”.
Para esta colección, el diseñador francés las visitó en diciembre pasado, de manera previa e hizo el encargo y durante ese recorrido les pidió que le mostraran sus bordados. “Vimos que está tranquilo y muy contento con nuestro trabajo, porque vio cómo bordamos y que estamos dedicadas a esto”, comentaron.
Cituk Tzec, otra de las artesanas, relató que no esperaba escuchar que las bolsas se vendieran a tan elevado precio (28 mil pesos promedio); sin embargo, dijeron estar contentas por lo que ganaron, puesto que el diseñador francés les proporcionó la materia prima.
“Nos pagó a 235 pesos cada uno de los bordados y sacamos un buen dinero, gracias a Dios tuvimos trabajo y pudimos contribuir con los gastos de nuestras casas”, comentó.
Ellas se mostraron felices, porque a raíz de la venta de los bordados la Fundación Haciendas del Mundo Maya y ellas, con sus aportaciones, construyen un nuevo local en esta pequeña comisaría en donde podrán trabajar con mayor amplitud.
De África a Yucatán
“Cuando las artesanías y la moda se juntan el diseño gana y da como resultado productos que se vuelven objeto de deseo, atrapan y despiertan orgullo por la cultura, las raíces y las tradiciones de un país”, dijeron.
Africaba se convirtió en la primera colaboración que el diseñador francés hizo con artesanos, en ese caso bordadoras de Senegal e hilanderas de Mali.
El acercamiento de Louboutin con las culturas africana y mexicana se dio a través de la Organización de Comercio Justo en el Mundo (WFTO, por sus siglas en inglés), que desde 1989 opera un sistema de comercio alternativo de organizaciones de productores de 70 países que buscan poner en alto la equidad de género y la oportunidad de las manos indígenas.
El intermediario en México fue la Fundación Haciendas del Mundo Maya, que desde 2003 ha capacitado a más de 650 artesanas de 16 comunidades yucatecas.
Las colecciones de Christian Louboutin se caracterizan por diseñar en tonos neutros; sin embargo, en esta ocasión el llamado padre del stiletto de color negro y suela roja dio un giro a su propia línea y llenó de folclor sus diseños con las manos de las artesanas de la península de Yucatán.
El diseñador creó un bolso tipo tote bag, que se caracteriza por ser de gran tamaño, cómodo, y rectangular con asas resistentes que siempre van con la medida adecuada para ir colgado al hombro.
El ensamble de los tote bag se realizó en Italia de la siguiente manera: material de telar de cintura, el bordado sobre tela, las piezas de cuerno y madera fueron aportadas por las mayas, mientras que en la Ciudad Eterna se sumó la piel característica de los bolsos del diseñador y un detalle que va en el asa, elaborado por las artesanas de Africaba.
La hechura y ensamblaje
Para la creación del bolso, las artesanas mayas entregaron bordados en los que ocuparon las técnicas: telar de cintura, cuerno y bordado.
El material característico de estos tote bag es el telar de cintura, material complejo, fino, rudimentario y básico en los textiles indígenas que se elabora con la ayuda de palos y la cintura del artesano, de ahí su nombre: “telar de cintura”, es una técnica prehispánica que consta de la fibra de henequén (agave), la fisionomía de la fibra es una especie de hilos los cuales se atan a un poste por un lado y por el otro a la cintura del tejedor con la ayuda del cinturón que el artesano lleva puesto, de esta forma se van entrelazando perpendicularmente los hilos para formar metros de tela.
El cuerno es una técnica de la época del virreinato, consiste en el tallado del caparazón de la tortuga de carey y se hacen piezas ornamentales desde pequeñas hasta muebles.
Ahora se usa el cuerno de res, una vez tallado y calentado se mete a un horno para extenderlo y luego se pasa a una hornilla manual para que alcance la temperatura ambiente. Después se le calcan los dibujos, se corta, cala, pule y queda listo.
El bordado maya se remonta a la época prehispánica con técnicas de punto de satín, deshilados que son los bordados característicos en los cuellos de los huipiles y que por lo regular son flores coloridas de grandes pétalos.
Para los bordados de Mexicaba, los materiales que usaron fueron hilos metálicos e hilo crochet, que es resistente, se usa para coser suelas de zapatos de uso rudo, rematar hamacas o coser muebles. También se utilizaron piedras turquesa en tono original y en rojo, las cuales se montaron sobre las aplicaciones de bordados para detallar y resaltar el diseño.
Cada uno de los bolsos tiene alrededor de 20 piedras preciosas, algunas fueron acomodadas en forma de flor con seis pétalos.
Las aplicaciones de esta colección se caracterizan por ser figuras religiosas como la Virgen de Guadalupe, muñecas vestidas con traje típico de la región mexicana y aves de colores vivos.
Cada bolso es único, puesto que los bordados fueron hechos sin molde alguno por manos mayas que por ahora han vuelto a su labores del taller en espera de alguna propuesta grande o segundo pedido del diseñador francés.