Más Información
Anuncian instalación de 25 albergues en la frontera con EU por amenaza de deportación masiva; Rosa Icela dialoga con gobernadores
Tras denuncias en Infonavit, revelan fraude en Yucatán; resurge caso del Cártel Inmobiliario de los Mañé
Texto y fotos actuales: Hugo Santos Gallagher
Diseño Web:
Miguel Ángel Garnica
Resulta difícil imaginar que por donde pasa la Línea 2 del metro, a la altura de la estación General Anaya antes existió una glorieta, la cual dotó de personalidad a la zona entre las colonias Country Club y la San Diego Churubusco al sur de la Ciudad de México.
La glorieta que en el centro tenía la estatua del general Pedro María de Anaya era tan representativa, no sólo por su naturaleza heroica, sino también porque aquí daba vuelta la ruta de los tranvías que venían del Centro e ingresaban a Coyoacán. Dicha glorieta estaba ubicada entre el cruce de la calzada de Tlalpan y la calle Héroes del 47. Pese a ser una larga avenida que va desde Viaducto a Rio de La Piedad hasta la salida México-Cuernavaca, la glorieta del General Anaya era la única sobre toda la calzada.
Una escena cotidiana en las inmediaciones de la Glorieta General Anaya a finales de los años 50. En la imagen se aprecian dos tranvías; de lado izquierdo, una de las llamadas “góndolas”; y de lado derechos, uno de pasajeros. Al fondo un puesto aguas frescas, a unos pasos de la subestación de energía eléctrica de la red de tranvías; actual Museo del Ejército y Fuerza Aérea. Colección particular.
Sin embargo, su importancia histórica no pudo con el avance de la modernidad, pues para darle paso a las vías del metro esta glorieta desapareció. Sólo la estatua que la engalanaba fue cambiada de ubicación. Dicha efigie ahora se postra a un costado del ex convento de Churubusco también conocido como Museo de las Intervenciones.
La estatua del General Anaya en su ubicación actual a un lado del Museo de las Intervenciones.
Aquella glorieta sobre Tlalpan tenía en lo alto a Pedro María Anaya, mejor conocido como el General Anaya, quien peleó y sobrevivió a la batalla de Churubusco, y es famoso por haber pronunciado de forma desafiante la frase: “Si hubiera parque, usted no estaría aquí”, la cual dedicó al general estadounidense Twiggs, quien en 1847 comandaba a los invasores y demandaba la rendición y entrega de municiones.
La glorieta del General
Así lucía la glorieta y estatua del General Anaya cuando se encontraba en el cruce de Calzada de Tlalpan y Héroes del 47, desde donde fue tomada esta fotografía a finales de los años 50. Colección particular.
Casi cien años después de la batalla, en la década de los 40 del siglo XX, en las cercanías del ex Convento, que fue escenario del conflicto, se erigió un monumento que honraría la labor de Anaya. La develación estuvo a cargo del entonces regente de la Ciudad de México, Javier Rojo Gómez, en compañía de otros funcionarios. El autor encargado de realizar la obra fue Juan Olaguíbel. Pero había un detalle que la hizo peculiar: la escultura estaba hecha de yeso y esto provocó que el día de la inauguración con la lluvia que ocurrió aquel día, el aspecto de la estatua se desfigurara. Al poco tiempo ésta fue remplazada por una otra de bronce, la cual es la que se mantiene hasta nuestros días.
Con la creciente población en la capital en las décadas subsecuentes, la metrópoli se vio obligada a instalar el Sistema de Transporte Colectivo Metro, el cual ayudaría al desplazamiento de los capitalinos y daría por terminada la era de los tranvías en los años 70. Debido al tamaño de los carriles del metro, la glorieta del General Anaya tuvo que ser removida.
La estatua ahora se muestra vigilante a la izquierda del ex Convento, que en los tiempos de Benito Juárez fue nombrado Monumento Nacional y en la época carrancista se le proclamó museo, el cual expone artículos de las épocas en las que potencias extranjeras invadieron México y se narran los momentos claves de las batallas, en especial la de Churubusco.
Al frente de la base del monolito están grabadas las leyendas: “General Pedro María Anaya Héroe de la patria. Nació en Huichapan, Hidalgo. Luchó por la Independencia de México y contribuyó a consolidar la de Guatemala. Simbolizó el pundonor y el heroísmo del ejército mexicano en la gloriosa defensa de Churubusco en año de 1847”.
En el costado derecho de la base de la estatua dice: “Impulsó a las armas del enemigo el heroísmo del Ejército mexicano”. Mientras que al costado izquierdo está la frase: “El honor y el patriotismo hablan en el corazón del soldado que defiende”.
La vida del General Anaya estuvo ligada a la política y al ejército desde temprana edad. Debido a su origen criollo y por ser miembro de una familia acaudalada decidió enlistarse en el ejército realista, pero en el ocaso de la guerra de Independencia se unió a los insurgentes cuando Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero firmaron el Plan de Iguala.
¿Quién era el General Anaya?
Anaya estuvo en servicio los siguientes años y en 1833 llegó al grado de general. Debido a los problemas políticos nacionales, la economía mexicana decayó en esa década del siglo XIX, lo que provocó que Anaya viviera casi en la miseria. Cuando José Joaquín de Herrera fue nombrado presidente ayudó a Anaya al nombrarlo Ministro de Guerra y Marina, ya que ambos habían sido buenos amigos en el pasado.
Este cargo lo mantendría por poco tiempo, pues prefirió desempeñarse en la Cámara de Diputados. En 1847, ya como presidente del Congreso, fue nombrado presidente interino en sustitución de Antonio López de Santa Anna que dejó el cargo para ir al frente a combatir al ejército estadounidense. Volvió a asumir la presidencia ese mismo año durante la invasión norteamericana en la Ciudad de México, además de participar en la batalla de Churubusco.
Imagen del sitio web Memoria Política de México.
Antes del tráfico y antes del metro, Churubusco eran planicies en las que sólo había sembradíos hasta donde alcanzaba la vista, algunas haciendas y capillas que adornaban el panorama, por eso a finales de la década de los 40 del siglo XIX, fue el escenario perfecto para una de las tantas batallas sanguinarias entre los Estados Unidos y México. El bando nacional estaba dirigido por Manuel Rincón y Pedro Anaya.
La Batalla de Churubusco y la invasión
Todo se remonta a la independencia y posterior anexión de Texas a la unión americana, la cual nunca fue reconocida por el gobierno mexicano. Así, se desencadenaron varios conflictos armados en las cambiantes fronteras de ambas naciones. Por el rechazo de México por vender Alta California y Nuevo México, el gobierno de Washington dirigido por el presidente Jame K. Polk dio luz verde para iniciar campañas militares en el norte de nuestro país.
En la actualidad así luce la entrada principal del Ex Convento en Churubusco que ahora es el Museo de las Intervenciones.
Los diversos frentes de guerra americanos facilitaron la invasión a territorio nacional. Uno de estos frentes entró por Veracruz y siguió la ruta de Cortez hasta llegar a Churubusco, donde se encontraba el convento. Cuando el gobierno se enteró de la aproximación de los extranjeros, se ordenó el desalojo de los frailes y se instalaron varios cañones y armerías para las tropas. Dichos cañones aún se encuentran a las afueras del recinto.
Pese a la labor hecha por los nacionales, la infantería y caballería estadounidense resultó ser superior, además de que a los hombres de Anaya se les acabó el parque. El asedio del ex convento resulto un éxito y los americanos obligaron a los mexicanos a rendirse.
Uno de los pocos cañones usados por la defensa mexicana situado a las fueras del Museo de las Intervenciones.
Churubusco significó una victoria para los extranjeros dirigidos por el General Twiggs, que aunque logró quebrantar las defensas mexicanas, no logró quebrar el espíritu nacionalista y desafiante de Anaya.
Cabe mencionar que los mexicanos lucharon con sólo seis piezas de artillería y en compañía de los batallones Victoria, Bravos, Independencia, Hidalgo y San Patricio. Este último estaba formado por desertores del ejército americano, la mayoría de ellos de origen irlandés y encabezados por John O´Rilley. El nombre de esta unidad hace honor a San Patricio, quien es santo patrón de dicha nación británica. El castigo para estos hombres fue peor que la mayoría, por ser desertores, ya que unos fueron ahorcados y otros marcados con una D en la mejilla como señal de su traición.
Días después de la victoria en Churubusco, los norteamericanos llegaron al centro de la ciudad tras triunfar en otras batallas como la de Molino del Rey que se llevó acabo el 8 de septiembre y cinco días después la del Castillo de Chapultepec. El 14 de septiembre los invasores izaron su bandera sobre Palacio Nacional en señal de triunfo.
Finalmente el 2 de febrero de 1848 se firmaron los tratados de Guadalupe Hidalgo, en donde se ponía fin a la guerra y Estados Unidos ganaba el territorio en disputa a cambio de retirarse del país.
Hasta la fecha, la guerra entre ambas naciones es uno de los episodios más amargos de la historia mexicana, debido a los territorios perdidos y la clara desigualdad entre ambos ejércitos. El bando norteamericano estaba bien organizado y gozaba de un gobierno estable, mientras que el mexicano era menor y desorganizado, además de tener un gobierno conflictivo.
Anaya no murió aquella tarde pero su heroica labor le valió para que su nombre fuera inmortalizado en una estación del metro en la década de 1970. Pues, de acuerdo con el libro Memoria. Metro de la Ciudad de México, “el símbolo particular de cada estación es una representación esquemática de alguna característica histórica, etimológica, costumbrista, de la zona en que ésta se localiza. De esta manera se crea una imagen identificable a todos los niveles del público que, unida al nombre de la estación, forma un conjunto fácilmente reconocible”.
Vista actual del metro General Anaya.
En los años 60 el incremento de la población capitalina demandaba mayor facilidad de movilidad de un punto a otro y el metro de la capital fue el proyecto maestro para el traslado de personas. La red constaría de tres líneas en la red de transporte. La primera iría de Zaragoza a Chapultepec, la segunda de Taxqueña a Pino Suárez y la tercera de Hospital General a Tlatelolco.
La línea 2
La Línea dos, identificada por su color azul, recorrería la transitada Calzada de Tlalpan, que existe desde los tiempos prehispánicos al ser una de las principales vías para entrar a Tenochtitlan.
El logo de la estación General Anaya tiene el aspecto de la estatua que estaba en la glorieta.
EL UNIVERSAL dedicó dos planas a la inauguración del tramo de la línea 2 de Pino Suárez a Taxqueña, el 2 de agosto de 1970, a manos del regente del Departamento del Distrito Federal, Alfonso Corona del Rosal.
Según datos del metro de la CDMX tan sólo de enero a marzo de 2017, la estación General Anaya registra un total de 2 millones 578 mil 101 pasajeros, siendo la estación de mayor uso en la Calzada de Tlalpan, eso sin sumar los transbordes en Ermita y Chabacano. De todas las estaciones de la línea azul, General Anaya es la octava estación con más afluencia, debajo de estaciones como Taxqueña, Cuatro Caminos o Zócalo, las cuales son de las de mayor uso. Por otro lado, la Línea 2 es la más usada de toda la red con un total de 66 millones 232 mil 325 de usuarios registrados en este mismo periodo.
Pese a haber varios atractivos turísticos en la zona como el parque de la pagoda, el Country Club, el Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana, los Estudios Churubusco y el Centro Nacional de las Artes, en Churubusco aun suena la leyenda de los héroes de la batalla del 47 y del General Anaya quien siempre mostró la cara en alto ante la derrota.
Fotos antiguas:
Colección Villasana-Torres.
Fuentes:
Libro Memoria. Metro de la Ciudad de México; Catálogo de Monumentos escultóricos y conmemorativos del Distrito Federal, Metrocdmx.com. EL UNIVERSAL 2 de Agosto de 1970.