Texto: Cristian Kemchs

Fotografía: Juan Carlos Reyes

Diseño Web: Miguel Ángel Garnica

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Pareciera que la mala suerte persigue a este lugar que nació para resguardar las plegarias de las monjas concepcionistas pertenecientes al primer convento en toda América Latina (Convento y Templo de la Concepción). Esta capilla y su plaza conocida en el barrio como “La Conchita”, en el Centro Histórico, guarda en su historia muchas anécdotas y giros, pero la más llamativa es el hecho de haber sido bautizada como la capilla de “Los Muertos”, esto porque el Ayuntamiento, allá por finales de 1800, destinó el lugar como depósito de cadáveres para personas en situación de calle.

Llamada la Capilla de la Concepción Cuepopan debido al nombre de uno de los barrios indígenas que estaban en esa parte, “La Conchita” ha registrado a través de los años cambios drásticos en su arquitectura, desde ser una calle abierta al tránsito de automóviles, contar con árboles frondosos, bancas para descansar, hasta una caseta telefónica estilo londinense, este punto de la Ciudad de México se ha encontrado abandonado en diferentes épocas, siendo la más afectada el punto focal de la plaza, su importante construcción del siglo XVII que en el pasado enmarcaba postales de encanto en donde los vecinos disfrutaba de las inmediaciones.

Cerrada al culto a fines del siglo XVIII, esta pequeña construcción de expresión novohispana, con portada barroca, planta hexagonal y cubierta con cúpula, ubicada en la calle de Belisario Domínguez número 8, ha resistido desde temprana edad a una serie de infortunios, tales como dos intentos de demolición. Salvándose la primera gracias a la intervención en 1897 del ingeniero Mateo Plowes, quien expuso la importancia del inmueble, y la segunda por mediación en 1908 del maestro Justo Sierra, quien se oponía a su derrumbe.

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La Capilla de la Concepción Cuepopan en el año 1966 todavía con bancas en las cuales la gente descansaba.

Un recorrido previo a la inauguración de la primera plaza de la caricatura

Además de pasar por el abandono, fosa común de menesterosos, “esta capilla tiene una historia un poco triste, porque ha tenido varios proyectos que no han sido fructíferos, por ejemplo, en el siglo XX, el presidente Plutarco Elías Calles intentó hacer en este espacio una biblioteca que fracasó”, comentó en entrevista con EL UNIVERSAL, el Mtro. José Mariano Leyva Pérez Gay, Director General del Fideicomiso del Centro Histórico, quien el día de ayer inauguró lo que será la primera plaza al aire libre en Latinoamérica dedicada al creador de la caricatura “Los Supersabios”, un proyecto que buscará preservar y reactivar la Capilla de la Concepción Cuepopan, una de las zonas más conflictivas del centro de la capital mexicana.

Juan José Muñoz Martínez, sacerdote del Convento y Templo de la Concepción Cuepopan,   recuerda por igual la desafortunada época en la que la capilla fue una biblioteca pública, deduciendo que la propuesta no prosperó por dos razones:  uno porque “como la plaza está cerca de Garibaldi siempre este lugar ha estado plagado de drogadictos y alcoholizados, haciéndolo un lugar poco frecuentado”, dijo el cura, y dos porque no se hizo una promoción sobre las nuevas funciones, ya que a ellos nunca se les informó, ni incorporó para hacer difusión como nuevo centro cultural e invitar a la gente que iba a la iglesia para que fueran a la biblioteca, algo que para él volverá a ser un factor decisivo para saber si  prospera o no el nuevo proyecto como el que se está emprendiendo.

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José Mariano Leyva Pérez Gay, Director General del Fideicomiso del Centro Histórico, contando sobre el proyecto de la primera plaza de la caricatura “Los Supersabios”.

La plaza dedicada a Germán Butze Oliver, creador del primer cuento de “Los Supersabios”, busca virar el futuro de este importante inmueble, el cual se encontraba como refugio público de indigentes que tomaron la plaza para convertirla en su hogar, donde era común verlos durmiendo, bañándose en la fuente de la plaza, haciendo sus necesidades o consumiendo drogas, a pesar de que a unos metros se encuentra un sector administrativo de policías. Un amplio corredor cultural que podría revertir lo que EL UNIVERSAL pudo constatar en previas visitas como una plaza sucia, con olor a mariguana, en donde los indigentes juegan, comen y pasan el rato acostados en sus alrededores.

Por su parte, los vecinos como Claudia N acusan que las autoridades no hacen nada para mantener el lugar limpio y en orden, el escenario concentraba a personas en situación de calle que llegan al lugar para comer gratis, debido a que en la parte trasera del inmueble se encuentra el comedor comunitario Vicentino, lo que para algunos habitantes de la colonia representa el problema de prevalencia de indigencia en la plaza.

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La Conchita, todavía con presencia de indigencia y resguardada por un tapial previo a la inauguración de la primer plaza de la caricatura.

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Indigente con sus pertenencias mirando a la Capilla de la Concepción Cuepopan.

Entre el abandono, la frustración y el renacimiento

Restaurada en 1927, en 1968, y en épocas recientes en  2011 y 2016, la primera con una inversión de rescate de 3.9 millones de pesos del pasado Gobierno del Distrito Federal de Marcelo Ebrard (2011) y la segunda de la actual administración de la CDMX con un monto de 650 mil pesos, a cargo del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México, la Capilla de la Concepción Cuepopan va por un nuevo comienzo para preservar uno de los pocos monumentos de estilo barroco que se encuentran en el Centro Histórico.

En una visita guiada previa a la inauguración del museo dedicado a la caricatura, en medio de los últimos ajustes y mediciones para la instalación de estructuras que conformaran el nuevo recinto, José Mariano Leyva Pérez Gay nos comenta que este proyecto tiene como finalidad “activar un poco el nivel cultural en esta zona, una zona todavía muy difícil del Centro Histórico, en donde le tenemos que apostar hacía esa parte, justamente para proteger la propia capilla”.

Mientras la capilla permanece amurallada, para su protección, José Mariano nos comenta, una vez estando dentro de “La Conchita”, que esta medida de poner un tapial alrededor del inmueble es para proteger la última intervención de restauración, ya que cuando los primeros avances dejaban ver su total recuperación, los indigentes, vecinos o transeúntes, comenzaba a utilizar el espacio como cancha de futbol, empleando como portería el portón originario del siglo XVII, o como parque de skate, en el que los más jóvenes dañaban las banquetas o bordes de la plaza.

Esta última remodelación, nos comenta el encargado de la restauración el arquitecto Carlos Salomón Madrigal en entrevista con El Gran Diario de México, que en esta intervención se hizo una “limpieza en general, en donde se retiró flora y un poco de fauna nociva”, así como trabajos para recuperar “canteras, molduras, aplanados; el portón que estaba mojado, en proceso de echarse a perder; se recuperó piso y todos los exteriores, las molduras, la portada, que es una portada barroca muy bonita; sus nichos y todas las piezas de cantera que estaban en deterioro, algunas se remodelaron, otras se sustituyen; se agregaron impermeabilizantes en la cúpula, se volvió a enladrillar, se recuperaron ladrillos originales y se tuvieron que completar con otros más”.

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El arquitecto Carlos Salomón Madrigal (saco azul), restaurador encargado de remodelar la Capilla de la Concepción, en compañía de la urbanista, Iris Infante Cosío, Directora de Desarrollo Inmobiliario;  el Lic. Miguel Rupérez Pascual, Director de Promoción y Difusión y José Mariano Leyva Pérez Gay, Director General del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México, enseñando las intervenciones que se le hicieron al interior de la capilla.

Aunque, Carlos Salomón, reconoce que “hay una etapa que seguramente, tendrá que ser retomada en un tiempo considerable, es por el desplome que tiene, porque el subsuelo de la Ciudad de México es bastante malo para edificar, entonces la capilla ha tenido asentamientos que incluso notamos al hacer las mediciones que la cúpula está girada”, pero “afortunadamente logramos con este monto (650 mil pesos) hacer una conservación y una protección de lo más importante que es la capilla”.

La indigencia, una de las principales problemáticas de la zona

Ante la presencia de indigencia en el lugar, principal problemática que enfrenta este nuevo proyecto, José Mariano Leyva Pérez Gay comenta que “el Fideicomiso del Centro Histórico no puede desentenderse de esto”, pero recalca que “no es la entidad encargada de resolverlo”.

“Nuestra apuesta de poner una plaza de la caricatura justamente aquí es para eso, para que esta plaza que comúnmente estaba vacía, tenga un nuevo giro, en donde la gente venga para cambiar este asunto que presenta la plaza, en eso estaremos trabajando coordinados con el IASIS (Instituto De Asistencia E Integración Social), que es la entidad encargada de resolver este problema. Esperamos que ambos grupos sociales puedan convivir en la mayor armonía posible. Esa es la puesta que tenemos desde el fideicomiso, arreglamos un espacio, hay que llenarlo, sobre todo con la parte cultural e histórica, porque yo creo, y todos los experimentos previos que hemos hecho han funcionado, ayuda a mejorar el ambiente sin ser agresivo con nadie”, concluyó el director del Fideicomiso del Centro Histórico .

Mientras el hermano Carlos Marcelino Cárdenas Arias, director del comedor que pertenece al convento y templo de la Concepción Cuepopan, reconoce que los indigentes pueden ser algo molesto para la sociedad, sobre todo porque hay personas que suelen ser muy problemáticas, él acusa que no se le puede echar toda la culpa a esta gente que vive precariamente en la calle, ya que mucha gente se aprovecha de la situación y llegan aquí para drogarse y delinquir.

“Nosotros solo estamos tratando de hacer que no explote la bomba, dejando que la gente no muera de hambre y que empiece a robar, exigimos a las autoridades del gobierno de la ciudad que haga su trabajo y proporcione los medios para que haya menos personas en situación de calle, ya que este problema cada día se acrecenta considerablemente”, dijo el hermano Carlos y remató: “cuando iniciamos teníamos 30 personas que venían a comer, ahora rebasan fácilmente los 150”.

El sacerdote Juan José reconoce que lo único que ellos pueden hacer es poner un comedor en donde, por lo menos, se les dé una comida sana, aunque nos dice que saben que si bien esto no resuelve el problema social, son las únicas posibilidades económicas y de infraestructura con las que cuenta la iglesia. “No podemos hacer otra cosa. Nosotros hacemos lo mínimo para que esta gente no ande robando, no se muera de hambre”.

Las autoridades no hacen nada, dice el cura, simplemente porque saben que no quieren meterse en problemas, pero sobre todo porque no hay dinero, “porque si yo llamo a una patrulla y le digo que me limpie la gente que se queda acá, y que cada mes les daré 500 pesos, te aseguro que vienen y me limpian el lugar”. Él concluye que este proyecto es bueno, que espera que se tenga en mente la permanencia de autoridades que cuiden los alrededores. Ellos apoyan, aunque se les cuestione su insistencia por mantener el comedor y pide a los vecinos que se hagan más conscientes y se organicen para mantener el lugar limpio, ya que la mayoría de los residentes también han sido un factor para que la plaza se mantenga sucia.

La primera plaza de la Caricatura “Los Supersabios”

Con una fiesta popular e invitados de honor, ayer jueves 30 de marzo,  José Mariano Leyva Pérez Gay, Director General del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México; Eduardo Barajas, director del proyecto; Edgar Clement, artista gráfico; Guillermo Clemente Ruiz, el curador de las exposiciones, Alejandra Parra y el caricaturista “El Fisgón” inauguraron la primer plaza de la caricatura en Latinoamérica  “Los Supersabios” de Germán Butze. Un proyecto integral que buscará combatir las problemáticas sociales que presenta la zona, por medio de la caricaturas, un arte que conecta con distintos públicos, como dice José Mariano Leyva Pérez Gay.

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Caricaturas del ilustrador mexicano Manjarrez, uno de los primeros expositores de la plaza de la caricatura “Los Supersabios”. De fondo se puede ver “La Conchita” libre de tapial.

En esta reapertura del espacio histórico los asistentes pudieron disfrutar del trabajo del ilustrador y caricaturista Jorge Aviña, dibujante que por más de 20 años elaboró la portada de “El libro Vaquero”, así como el trabajo del caricaturista Manjarrez, conocido por sus dibujos y retratos de músicos “roqueros”, los primeros expositores encargados de abrir la galería de la plaza.

La inauguración contó con la participación del coro “Adriana García Corral” de la secundaria del mismo nombre, quienes interpretaron las canciones “La interesadota”, “La calandria”, Bésame mucho” y México lindo”, además de contar con el espectáculo “Dos copetes de cuidado”, un show de sátira que hacen Las reinas chulas, así como la intervención de los caricaturistas Jis y Trino, quienes fueron muy aplaudidos y solicitados por sus seguidores.

Con esta iniciativa “La Conchita” presentará continuamente más de 120 obras montadas en mamparas que permitirán a los transeúntes, turistas y vecinos poder apreciar distintas obras de caricaturistas nacionales e internacionales.

Asimismo, se prevé que el lugar cuente con talleres de caricatura todos los fines de semana, en los meses de abril y mayo para que los niños y adultos puedan explorar el arte popular de hacer “monos” de manera gratuita, en un horario de 12:00 pm a 2:00 pm.

Fotos antiguas: Archivo fotográfico de EL UNIVERSAL

Fuentes: Entrevistas con José Mariano Leyva Pérez Gay, Director General del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México; el arquitecto Carlos Salomón Madrigal, restaurador encargado de remodelar la Capilla de la Concepción Cuepopan; el Lic. Miguel Rupérez Pascual, Director de Promoción del Centro Histórico de la Ciudad de México; Juan José Muñoz Martínez, padre del Convento y Templo de la Concepción Cuepopan; Carlos Marcelino Cárdenas Arias, director del comedor comunitario Vicentino.

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