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Texto y fotografía actual: Hugo Santos Gallagher
Diseño web: Miguel Ángel Garnica
Situado a la altura de la glorieta del reloj chino, la única glorieta que queda de las tres que tenía esta avenida, el edificio Gaona fue de las primeras unidades habitacionales que hubo en los años 20. Hace esquina con la calle de Emilio Dondé en la colonia Centro, frente a la Secretaría de Gobernación.
Tiene 23 departamentos en la parte interior del inmueble que son de dos pisos cada uno, mientras que en la parte exterior de la fachada hay más de 40 hogares de un solo piso.
Sucesos como que sirvió de resguardo para algunos estudiantes durante la percusión en 1968 o de que uno de sus balcones sirvió para un discurso del expresidente Gustavo Díaz Ordaz cuando era precandidato, son algunas de sus anécdotas, además de que lleva el nombre del célebre torero Rodolfo Gaona, uno de los máximos exponentes de la tauromaquia mexicana de las primeras décadas del siglo XX y quien aportó recursos de su bolsillo para su edificación.
Al morir el célebre torero Rodolfo Gaona, en mayo de 1975, el inmueble quedó intestado y aparentemente los nietos del matador se hicieron cargo de él, pero dicen sus moradores que en realidad inició su descuido.
Hoy, los inquilinos y comerciantes de sus locales desconocen a los nuevos dueños dicen que los nietos del torero ya lo vendieron y sólo tienen contacto con quienes aseguran ser sus abogados quienes incluso ya les pagaron para desalojar tanto departamentos como establecimientos comerciales.
Los residentes y encargados de los comercios en la parte de abajo del edificio como la señora Silvia Soto vieron cómo empezó la decadencia el inmueble. “A Rodolfo Gaona nunca lo conocí… dejaba a otra persona a cargo de la renta y cuando falleció, el dominio pasó a sus nietos. El nieto se llama Fernando Gaona, era quien según regenteaba el edificio. Pero en realidad nunca se hicieron cargo. Él lo echó a perder (el nieto)”.
“Muchos se mudaron y cuando se iban entraban los paracaidistas. Se llegaron a meter como dos veces pero siempre los echábamos, incluso le pusimos maderas cruzadas a las puertas, llamamos a la policía varias veces. Pero Fernando Gaona no hacía nada para evitarlo”.
Teresa Zárate es otra comerciante de refacciones, lleva dos décadas trabajando en el Gaona, cuenta que en algún tiempo el edificio se remodeló para venderlo, pero el plan fracasó ya que fueron invadidas las instalaciones.
Dice que los departamentos iban a quedar de lujo pero, “como al mes se metieron se empezaron a llevar la alfombra a pedazos, a despegar los azulejos de las escaleras para venderlos. Así se tenían muchos proyectos pero jamás se concretaron”.
En años recientes el edificio ha sido víctima de grupos que pretendieron desalojar a los habitantes del inmueble por la fuerza. Una nota publicada por el portal de EL UNIVERSAL del martes 4 de febrero del 2014 hizo referencia:
“El miércoles 29 de enero, unas 200 personas ingresaron a la fuerza al edificio Gaona para tratar de despojar a los moradores de sus viviendas. Residentes explicaron a este diario que alrededor de la 12:15, los sujetos forzaron las chapas de las puertas y, una vez adentro, prendieron fuego al patio y robaron algunos objetos de sus hogares como televisiones, muebles, lavadoras y celulares. Esta irrupción propició un enfrentamiento… con palos, tubos y piedras”.
Dueños nuevos y hasta hoy desconocidos
Algo que ha hecho popular a la avenida Bucareli es el comercio automotriz que se extiende desde el edificio Gaona hasta después del cruce de la calle Tolsá. En el recinto se concentran varios de estos locales, en su mayoría dedicados a la venta de refacciones de autos, otros eran cantinas y sólo uno era de artículos de magia y trucos.
Según testimonios de los vecinos, el pasado 2016 el edificio fue comprado a los Gaona, y los mismos comerciantes dicen que esto ha generado muchas dudas de quiénes son los nuevos dueños, pues nadie sabe si es una empresa privada o personas del gobierno, pero ya han pagado a la gente para deshabitar tanto los departamentos como los locales.
Sin embargo, el edificio Gaona no es el único, varios inmuebles ubicados sobre Bucareli han padecido lo mismo y han quedado desiertos solamente al cuidado de algunos para evitar el ingreso de invasores.
Marcelo Sánchez, quien es uno de los empleados de una refaccionaria en las afueras del edificio, dice desconocer quiénes son los dueños: “no sé cuál sea el plan, si son privados o de gobierno pero muchos edificios de Bucareli los han comprado y disque hay una maqueta, yo no he visto nada”, afirma.
A pregunta expresa de EL UNIVERSAL, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) respondió no tener información sobre los nuevos propietarios de inmueble; sin embargo, reconoce que es una “obra de carácter privado, catalogado como inmueble con valor artístico, ubicado en área de conservación patrimonial y en perímetro B del Centro Histórico. Por lo que la competencia técnica y normativa para la revisión de cualquier proyecto de intervención deberá ser presentado ante el INBA, INAH y la SEDUVI, y que desde luego es del interés del INBA la conservación del inmueble”.
Sea cual sea el propósito de los nuevos dueños, por ley la fachada del edificio debe respetarse ya que está registrada “en la Relación del INBA de Inmuebles con valor artístico” desde 1989, informó el instituto.
Según testimonios de los residentes del Gaona, ellos sólo han estado en contacto con los abogados que representan a los nuevos dueños, quienes han cambiado la versión de quiénes son las personas a las que representan.
EL UNIVERSAL trató de contactar a los abogados que representan a los compradores del inmueble para saber el nombre de los nuevos propietarios. Uno de los litigantes de nombre Lauro atendió la llamada telefónica; sin embargo, no quiso dar declaraciones al respecto diciendo que estaba ocupado y que se le contactara más tarde, pero al contactar de nuevo y en días subsecuentes ya no respondió las llamadas.
La historia del Gaona
Según datos del INBA el inmueble se construyó entre 1922 y 1925, aunque la placa que tiene este edificio registra el año 1924. La obra estuvo a cargo del arquitecto Ángel Torres Torija, quien ya había erigido varias iglesias junto con su hermano Manuel desde la época porfiriana.
La construcción es de estilo neo-colonial con acabados de cantera, tezontle, azulejos, así como arcos y labrados. Además, se adornó con mosaicos pintados en la parte exterior con la cara de varios virreyes y figuras coloniales como Hernán Cortés y el mismo Bucareli.
En la parte interior, un pasillo divide los apartamentos que dan a la calle y que únicamente son visibles para los residentes. En su interior hay otros mosaicos pintados con el rostro de personajes históricos de la nación, entre los que destacan Miguel Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez e Ignacio Allende.
También en la parte alta del edificio son visibles los escudos de algunas ciudades del país como Monterrey, Guadalajara, Saltillo y Puebla.
¿Quién era Rodolfo Gaona?
El célebre lidiador de los años 20, Rodolfo Gaona, a quien debe este edificio su nombre, nació en León, Guanajuato, en 1888. Al paso del tiempo se colocó como uno de los mejores toreros de la época, llegando a ser constantes sus menciones en la prensa de la época incluyendo a EL UNIVERSAL TAURINO y EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
Uno de sus nietos ha dicho en entrevistas que su abuelo gustaba de vestir bien, de organizar comidas y de jugar dominó. Tenía un racho pues también le gustaban los animales.
Heriberto Murrieta, cronista de toros y columnista de EL UNIVERSAL supone que “Gaona mandó construir el edificio (que lleva su apellido) por vanidad, porque más allá de filantropía, creo que era un gesto propio de una figura del toreo con importancia y fama. Es una figura de impacto que cubrió una época, era el gran ídolo, todo México lo admiraba, querían saber dónde toreaba y como era él. Fue un gran referente de la sociedad mexicana que en ese entonces tenían a la tauromaquia como su espectáculo favorito”.
Y continúa diciendo: “Rodolfo Gaona fue uno de los más importantes toreros en los contextos de la tauromaquia en México. Fue el primer mexicano en pisar fuerte en España, quien comparte lugar con Miguel Espinoza “Armillita”, Carlos Aruzza, Manuel Capetillo y Manolo Martínez, uno de los más influyentes”.
“La situación en México era difícil en aquel entonces. Gaona tenía que viajar a España a dar la cara frente a sus rivales ibéricos como lo eran José Gómez “Gallito” y Juan Belmonte que son dos de los lidiadores más reconocidos en el viejo mundo.
Fue a España con una gran personalidad, con categoría, a competir”. En España ambos toreros son reconocidos como los máximos exponentes de la tauromaquia, cabe mencionar que el trio de lidiadores (que incluye a Gaona) pertenecen a la llamada “época de oro del torero”, refiere el comentarista taurino.
Gaona falleció en mayo de 1975 de un paro cardiaco en el Sanatorio Español y tras su muerte el inmueble quedó en desamparo. Su fachada comenzó a deteriorarse con el tiempo.
Personajes y anécdotas
Según anécdotas de las personas que habitaron y trabajaron en el recinto a mediados de la década de los 60, el ex- presidente Gustavo Díaz Ordaz usó uno de los balcones de los departamentos del edificio Gaona que daba hacia la calle de Bucareli para dar un discurso de campaña. Otros famosos que habitaron ahí fueron el director y actor Juan Orol y la actriz Dinorah Judith.
Marcelo Sánchez, quien es empleado de una de las refaccionarias que se encuentran en el Gaona recuerda a la pareja: “En el departamento noventa vivía Dinorah Judith la actriz, quien era novia de Juan Orol, después se casaron, él venía a verla seguido, yo lo vi bastantes veces”.
Entre los eventos de los que el Gaona fue testigo destaca el movimiento estudiantil de 1968, pues sirvió de refugio para varios jóvenes que buscaron esconderse por la persecución de los policías y militares. Pese a que todo se concentró en Tlatelolco, en las colonias adyacentes también hubo persecuciones.
“Aquí me tocó el 68, mi patrón me decía: Aquí ya parece Paris” tuvimos que bajar las cortinas, muchos se refugiaron aquí atrás. Años después llegaron esos estudiantes de la escuela popular Tacuba y pintarrajearon el edificio, creo que esa fue la última vez que lo rayaron”, señala el empleado Marcelo Sánchez cuando lo cuestionamos.
La señora Silvia Soto dueña de una refaccionaria con más de ochenta años de historia, recuerda a detalle el trágico evento. “En ese entonces yo era empleada de la Proveedora Automotriz, aquí ocultamos a muchos de los estudiantes en el 68, varios sangraban y estaban heridos de los balazos. Acá atrás está la vocacional, ahí hubo disparos y hubo impactos en el reloj chino, no sé si ya los taparon”.
Dice que quemaron varios camiones, uno por el reloj chino y otro en la esquina de General Prim. “Vi muchos soldados pasar por aquí, inmediatamente cerramos y metimos a varios muchachos para que se escondieran en la privada. No nos pudimos salir hasta la una de la mañana. Yo vivía en Peralvillo y tenía que cruzar Tlatelolco ¿Te imaginas? Con trabajos y me hicieron favor de llevarme, porque en Tlatelolco estaba todo sitiado, pero sí metimos como a diez, los salvamos”.
“Todo aquí (Bucareli) eran refaccionarias, desde la avenida Juárez hasta Chapultepec. Entonces pasaba el tranvía, que iba a la colonia del Valle, había un camellón en medio de Bucareli. Era increíble que en la calle todo cabía, hasta estacionábamos nuestros autos.
Silvia Soto dueña de una refaccionaria dice que “en el Gaona, donde está la entrada principal, había una rectificadora y en la esquina estaba una cantina que se llamaba La Unión y una tienda de magia. Todos los de las refaccionarias se iban a embriagar a esa cantina… Hacían unas tortas bien ricas…ahí las mandábamos comprar. Recuerdo que al final del edificio vendían discos, había una discoteca que se llamaba Casa Vega”.
Debido a las constantes marchas que se concentraban en Bucareli, en el sexenio de Vicente Fox su secretario de Gobernación, Santiago Creel, ordenó que las calles aledañas a la secretaría fueran cercadas cada vez que hubiera amenaza de manifestación.
“Hemos pasado muchas cosas aquí, muchas manifestaciones. Antes no estaba enrejado como ahora, a cada rato, eso fue hasta que llegó (Santiago) Creel, quien fue quien mandó poner las rejas y así se quedó hasta la fecha y nos amoló”, pues refiere que el tránsito de vehículos y personas no es el mismo que antes.
Son varias las personas que han hecho del edificio Gaona su hogar o su fuente de ingresos, incontables historias y sucesos se han vivido entre sus muros. Esperamos que se pondere siempre como edificio con valor artístico y que aun con el cambio de dueños conserve el esplendor que alguna vez tuvo.
Fuentes: Archivo fotográfico y hemerográfico de EL UNIVERSAL. Colección Villasana-Torres. “La Ciudad de México en el Tiempo: Bucareli”: Canal Once. “Edificio Gaona: nostalgia por el México aristocrático”: Vértigo Político. Entrevistas con inquilinos y comerciantes de los locales del edificio Gaona.