Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez

Fotografía actual: Xochiketzalli Rosas

Diseño web: Miguel Ángel Garnica

Compara el antes y después deslizando la barra central (ABRIR MÁS GRANDE)

“Mientras la humanidad le teme a la muerte, ella es la mayor de todas mis desposadas; ella es mi eterna compañera”, solía decir Babe White, mejor conocido como "el hombre-mosca". Llegó a México en marzo de 1922 procedente de Nueva York y como los diarios ya se habían encargado de anunciar su visita, la población lo esperaba entusiasmada.

El 5 de abril de dicho año, el Zócalo de la Ciudad de México lucía repleto y expectante a la aparición de White, un hombre famoso por escalar edificios haciendo uso únicamente de sus extremidades y realizar ejercicios de equilibrismo en las alturas. Ese día, pretendía llegar a lo más alto de la Catedral Metropolitana.

White se acercó a uno de los muros de la torre de la Catedral y tentando piedra por piedra, fue ascendiendo en compañía de los aplausos de los espectadores. Su primera parada fue la cornisa de la torre, que cruzó de lado a lado con los ojos vendados. Poco después, ya sin el vendaje, subió por el reloj y el asta bandera, donde volvió a demostrar sus habilidades acróbatas.

Como todo buen showman, Babe White tensaba el ánimo del público simulando que perdía el equilibrio o que su cuerpo estaba cansado por tanto esfuerzo. Imaginamos los gritos sofocados de preocupación, a las personas llevándose las manos a la boca incrédulas por lo que estaban viendo y también a aquellas que se pudieron haber desmayado debido al vértigo producido por atestiguar un evento sin precedentes en el imaginario de los citadinos.

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"Aspecto de la Plaza de Armas, invadida por la multitud, contemplando las ascensiones del ‘hombre mosca’. Babe White prendido de una cornisa a cincuenta metros de altura, con una tranquilidad pasmosa", se lee en el pie de la foto publicada en EL UNIVERSAL ILUSTRADO.

Vitoreado, en la cima de la torre "el hombre-mosca" se lucía una vez más con ejercicios que demostraban un dominio total sobre su cuerpo mientras se balanceaba, en los extremos de la torre, con una silla. El evento fue de tal magnitud que tanto EL UNIVERSAL, como uno de los primeros fotoperiodistas mexicanos, Manuel Ramos, lo documentaron:

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Archivo Fotográfico Manuel Ramos.

Paralelamente a la noticia que salió en la edición impresa del periódico, EL UNIVERSAL ILUSTRADO también abordó este tema, en la que el colaborador Fray Kempis renombró al "hombre-mosca" como "hombre lagartija" ya que para él, White escalaba "con tranquilidad las paredes que le parece a uno que camina más fácilmente por la pared, que los humanos por el suelo", escribió.

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Temor ante la proliferación de hombres-mosca por la ciudad

Pero no todo era ovación, la presencia de "el hombre-mosca" también causó preocupación y recelo en la sociedad capitalina. Varias madres se sentían preocupadas porque sus hijos, ya fuesen niños o jóvenes, imitaban sus acciones y se lastimaban a causa de una caída por escalar o por tratar de mantener el equilibrio a dos metros de altura.

Por otro lado, según lo reportado por Fray Kempis, a los porteros —incluyendo a la que cuidaba su edificio — no les hacía gracia que la sociedad se hiciera fanática de las proezas de Babe White, ya que podría significar que ya no requerirían de sus servicios:

¿Se imaginan ustedes la catástrofe que en el gremio porteril produciría el hecho de que todos los trasnochadores mexicanos resultaran hombres mosquitas? (…)

Adiós a las monedas de a diez por las abiertas a media noche. El trasnochador, tranquilamente subiría a la ventana, pondría un pie sobre la canal y duro.... a la azotea. Un pequeño brinco para el patio y el hombre llegaba a su casa...

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Caricatura que aparece en EL UNIVERSAL ILUSTRADO sobre la hazaña de Babe White.

Sólo el comienzo

Sin embargo, la Ciudad de México fue sólo el inicio de una pequeña "gira" que realizaría White al interior del país. Llegó a ganar tanta popularidad que diversas marcas se acercaron a él para promocionar sus productos y que sus recibos de compra funcionaran como entrada en alguna de sus presentaciones, ya fuera en Jalisco, Nuevo León o Puebla.

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Anuncio publicitario.

Para su función en la ciudad de Puebla, White anunció que escalaría por catorce días consecutivos una de las torres de la Catedral, de casi 70 metros de altura, y que una vez en la cima ejecutaría el "Paso del Niágara",  que consistía en cruzar de torre a torre sobre un cable de acero.

Ayer al igual que hoy, este evento captó la atención de otras marcas, quienes inmediatamente aprovecharon la situación para patrocinar el espectáculo y vender sus productos. Tal es el caso de las mantas publicitarias que se colgaron en la Catedral de Puebla en noviembre de 1922, donde se promocionaba cerveza, puros y una emulsión para estar "fuerte, robusto y sano". Para lograrlo, White y las marcas tuvieron que realizar ciertas donaciones a la Iglesia.

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Fotografía de Guillermo Robres Callejo, en la que se aprecian las mantas publicitarias sobre la Catedral de Puebla. Crédito: Fototeca Antica. 

El fotoperiodista que cubrió este evento fue Guillermo Robles Callejo, mismo que capturó la transformación del nerviosismo de White a determinación para escalar, y en concentración para caminar sobre el cable. Aclamado, caminaba sobre los cielos, teniendo a sus pies las miradas curiosas y de admiración de cientos de mexicanos.

White fue un hombre que disfrutaba vivir su vida al borde de la muerte y que gozaba de compartir su pasión por la aventura.

Emulando la hazaña

En los años cincuenta, en la película "El Revoltoso", Tin Tan retomó este hecho y lo recreó a su modo: su personaje, que en ese momento simulaba ser un limosnero "ciego de un ojo", aprovechó que el hombre-mosca estaba borracho y tomó su lugar para escalar la Catedral Metropolitana y ganarse 500 pesos.

"Quítamelos a todos porque soy de hueso muy duro y me vaya a caer y vaya a descalabrar a alguno", demandó el personaje mientras tocaba tímidamente las piedras de la Catedral y daba inicio a su ascenso. Concentrado, subió hasta la cruz de la torre mientras era aplaudido por todos los que se encontraban en la explanada de la Catedral.

Épica resulta esta escena, ya que cuando nos acercamos a varias personas a preguntarles si alguna vez habían escuchado sobre el "hombre-mosca", de inmediato respondían "Tin Tan".

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Escena de la película "El Revoltoso" cuando Tin Tan llega a la cruz más alta de la torre, donde poco después realizará ejercicios de equilibrio.

En fechas más recientes, ciertas personas han destacado por llevar a cabo proezas similares a las que realizó Babe White en su tiempo, entre ellos destacan el equilibrista francés Philippe Petit, famoso por haber cruzado por un cable la Catedral de Notre Dame, un puerto en Sidney y, la mañana del 7 de agosto de 1974, las hoy desaparecidas Torres Gemelas de Nueva York. A su vez, están todas aquellas personas que se han vuelto fenómenos virales en redes sociales por ejecutar con excelencia deportes como la escalada, ganándose el mote de "hombre araña".

Sin embargo, las fotografías de Babe White en la ciudad o la escena de la película "El Revoltoso", demuestra que el Zócalo siempre ha sido testigo de eventos masivos extraordinarios, mucho antes de las grandes manifestaciones o los eventos-conciertos gratuitos.

Desde EL UNIVERSAL les reiteramos la invitación a que se sumerjan en las calles o edificios de la ciudad y que disfruten al descubrir lo increíble de sus recovecos. Por lo pronto, aquí les dejamos la anécdota del día en que "el hombre-mosca" escaló, sin equipo ni protección, por las torres de la Catedral Metropolitana.

Fotografía comparativa antigua: Archivo Manuel Ramos.

Fotografía antigua: Archivo Manuel Ramos y Archivo Hemerográfico EL UNIVERSAL.

Fuentes: Archivo Hemerográfico EL UNIVERSAL, Fototeca Antica.

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