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Las economías viven un momento engañoso, pues es improbable que la aparente calma de hoy, donde las bolsas aumentan, las monedas de los países emergentes se aprecian y el precio del petróleo sube, dure mucho tiempo.
La razón es que la situación económica fundamental en el mundo no ha mejorado y ni siquiera se sabe qué esperar de las políticas que aplican las autoridades de los países interesados en superar la recesión y la deflación de precios.
Y esta es una de las pocas instancias en las que la economía resulta ser superior al análisis financiero, pues la economía sí nos puede decir que varias situaciones son insostenibles.
Un riesgo fundamental es que Estados Unidos siguió creando nuevos empleos, en febrero 242 mil personas, mientras que continúan el aumento del crédito y de los precios de viviendas. Así, la Reserva Federal (la Fed) tiene escaso margen para no aumentar de nuevo la tasa de interés, aunque no lo haga este marzo.
Cuando se acerque el momento del siguiente aumento, regresará la presión sobre tipos de cambio de economías emergentes y, en México, también sobre la tasa de interés, pues la autoridad ya definió que utilizará la tasa para suavizar las devaluaciones.
Otro riesgo es la tasa de interés negativa en la zona euro, Japón, Suiza y países nórdicos que no son miembros del euro. Estas tasas no han logrado mayor reactivación económica y sí han hecho perder rentabilidad a los bancos comerciales. También dañan a aseguradoras y fondos de pensiones.
Como la economía no se recupera aun con la tasa negativa y el Banco Central Europeo insiste en hacer más de lo mismo, sólo hace evidente que la política monetaria ya agotó su margen de acción. El resultado es la parálisis y por eso se escuchan de nuevo referencias al dinero del helicóptero.
Esta fue la figura introducida por Milton Friedman para ilustrar la situación en la que el banco central ya no tiene más con qué revivir la economía. En un último intento por reanimar el gasto, acaba repartiendo billetes desde un helicóptero.
Con China en desaceleración y la previsión de su Partido Comunista de desemplear a 6 millones de trabajadores por el cierre de muchas empresas estatales, sus tres objetivos de política (la “trinidad imposible”) resultan inalcanzables. Si bien desea mantener libre flujo de capitales, también quiere que su moneda ya no se deprecie más y no puede tener ambos a la vez. El libre flujo le causa una pérdida masiva de reservas internacionales que ya superan 700 mil millones de dólares y que, de continuar, hace inevitable la devaluación.
El comercio internacional, la pieza más sagrada del paradigma de la globalización, cayó en 2015 13.8% medido en dólares. No sólo no crece a un múltiplo de varias veces el crecimiento de la economía global, sino que está bajando, por caída de volúmenes y también de precios de bienes.
Hay aun más riesgos, entre ellos en América Latina que ya ni siquiera hay espacio para mencionar, incluyendo México, donde ya comenzaron a reducirse las estimaciones de crecimiento. Todo esto sugiere 2-3 años más de ajustes dolorosos y alto riesgo de que la situación económica empeore. Estados Unidos hasta hoy se salva porque es la economía que menos depende del mercado de exportación y en donde sí se logró el inicio de una recuperación.
Sin embargo, sí tiene riesgo de verse envuelto en una nueva recesión global. Ahí se explica el temor y tono proteccionista y aislacionista en las precampañas republicanas a la presidencia. En este tema y, aun con su crudeza, son mucho más realistas que los discursos de los demócratas.
Analista económico
rograo@gmail.com