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La depreciación tan fuerte del peso ha generado expectativas de que puede regresar a niveles de 16 o 17 por dólar, pero antes de juzgar este razonamiento hay que contestar dos preguntas. Si algo fundamental ha cambiado en la economía global desde 2010 y si en los próximos años México recibirá grandes entradas de dólares, como en años pasados.
Sobre la primera, sí ha habido un cambio fundamental. Éste es que la Reserva Federal estadounidense (la Fed) ya no está inyectando dólares a la economía para evitar una recesión inminente. Al contrario, los irá drenando, porque busca normalizar su política monetaria.
Como la inyección que hizo entre 2008 y 2014 fue de cuatro veces lo que tenía en su balance, la succión de recursos también será cuantiosa. Los países que recibieron parte de estos flujos de excesiva liquidez los verán reducirse, cuando menos en parte. Donde los dólares se invirtieron en planta y equipo, éstos no se pueden retirar. Pero donde se invirtieron en papel comercial o bonos, el retiro ya causa la depreciación de muchas monedas.
Los países emergentes, incluyendo México, recibieron cuantiosos recursos invertidos en bonos en moneda local atraídos por un mayor rendimiento que el obtenido en Estados Unidos. Este rendimiento es ahora irrelevante, pues la Fed ya hizo su primer gran movimiento que reafirma su intención de retirar esa liquidez. Menos aun cuando los bonos en pesos ya acumulan pérdidas por devaluación.
México recibió recursos que se invirtieron en cetes y bonos del gobierno en pesos por 146 mil millones de dólares entre 2010 y 2014, es decir 24 mil millones por año en promedio. Esto es mucho más que el promedio anual de entradas entre 2000 y 2008, de 2 mil 800 millones.
La reducción de la liquidez en dólares la anunció la Fed en mayo de 2013 y su primer aumento de tasa lo hizo hasta diciembre de 2015. El retiro de liquidez apenas comienza y continuará a menos que la economía global entre en recesión que amenace la recuperación de EU y obligue a la Fed a frenar el alza.
En 2015 México no sufre aun retiro de dinero por liquidación de bonos, sino apenas las primeras salidas por el sector privado nacional para cubrir mucha deuda en dólares. En los mismos años este sector recibió 62 mil millones por colocación de bonos y acciones entre inversionistas extranjeros.
El hecho a entender es que tal volumen de recursos no habría llegado a México si la Fed no hubiera inyectado tantos recursos debido a una situación extraordinaria. Siete años después, la normalización implica que muchos de estos recursos tendrán que regresar a su origen. El peso ha caído porque los mercados anticipan este retiro de liquidez.
Si la caída es exagerada depende de cuántos más dólares entren a México en los próximos años, principalmente de tres fuentes. En la cuenta corriente (exportación menos importación), no habrá entrada, sino salida, porque México tiene un permanente déficit corriente.
En inversión extranjera directa, habrá entradas, pero relativamente modestas, pues la economía mundial tiene exceso de capacidad en planta y equipo. En bonos e instrumentos del mercado de dinero, una gran atracción es improbable, a menos que las tasas de interés en pesos suban mucho para compensar el riesgo de más devaluación.
Por lo tanto el nivel real sostenible del tipo de cambio del peso contra el dólar, compatible con un sano crecimiento de la economía, sí ha cambiado desde 2010. Esto hace difícil una apreciación significativa, excepto en episodios breves, por especulación sobre lo que piensa hacer la Fed.
Analista económico
rograo@gmail.com