Las decisiones preparatorias para el nuevo gobierno estadounidense muestran los asuntos que definirán el trato entre esa nación y nuestro país. Las intenciones de cerrar la frontera, la repatriación de indocumentados —comenzando por los que tienen antecedentes delictivos—, así como la cancelación del Tratado de Libre Comercio —sustentada en la muy discutible teoría de que las ventajas competitivas son dañinas para Estados Unidos— significan un cambio profundo en la calidad y ánimo de nuestra relación bilateral.
De ahí que sea apremiante establecer los criterios rectores de la nueva estrategia que habrá de aplicar México. En primer lugar hay que comprender que la dirección de la hostilidad proviene de un postulado de campaña que se aceptó como plataforma política y que ahora transita hacia una política gubernamental. Ante esta amenaza sin precedente es conveniente establecer una estrategia nacional con dos acciones integradas que nos permitan, por una parte, reconstruir la relación bilateral del nuevo gobierno estadounidense para identificar las vías de negociación, que si bien no van a cambiar las promesas de campaña pueden atenuarlas, negociarlas y definirlas en un horizonte de tiempo manejable para nuestro país y, por la otra, atender las fuertes implicaciones que estas políticas tienen al interior de nuestra nación.
Es así que el #Mexit, definido éste como el cúmulo de decisiones políticas tendientes a excluir a México de los vínculos económicos y comerciales, requiere un equipo de alto nivel, con funcionarios, empresarios y especialistas de tiempo completo, cuyo objetivo sea encontrar las vías de negociación para una nueva relación bilateral México-Estados Unidos; un equipo mixto que trabaje activamente en los centros económicos, comerciales, financieros y políticos para planear una agenda bilateral renovada.
Por otro lado, yo definiría como #Mexin a las medidas que tendrán impacto en el escenario interior de México para integrar un equipo de política de alto nivel que atienda la serie de impactos que deberán ser atendidos con políticas y programas de asimilación para la recepción, documentación y atención a migrantes, la revisión de antecedentes penales, el impacto en seguridad pública, las implicaciones en materia de salud, capacidades laborales, la posible construcción de instalaciones temporales de recepción migratoria que tengan como fin la verificación de nacionalidad. También son necesarios programas educativos de aprendizaje o re-aprendizaje del idioma castellano y un sin número de asuntos que requieran que el equipo #Mexin proporcione una conducción adecuada.
El objetivo es mantener bajo una estrategia unificada y ordenada los asuntos de este cambio de entorno amenazante y evitar que diversas dependencias públicas, sectores políticos, organizaciones empresariales o sociales acudan en desorden y sin una estrategia unificada a buscar resolver problemas puntuales, cuando lo que realmente se necesita es integrar un proyecto sólido y fuerte de unidad nacional que le dé sustento a las nuevas negociaciones bilaterales.
Recordemos que la mayoría de la población de Estados Unidos no comulga con las políticas de exclusión y proteccionismo, razón por la cual los mexicanos debemos evitar asumir una actitud negativa generalizada hacia ese país.
Desde gobiernos como los de James Polk o William H. Taft, México no era merecedor de una actitud tan hostil por su vecino del norte, por ello la unidad de la nación es la mejor herramienta a nuestro alcance, por no decir que es la única.
Rúbrica. Lección estadística. Brexit, Trump, el referéndum en Colombia y el intento de regreso de Zarkozy dan la lección que indica que el favorito de las encuestas no es el favorito del elector.
Político, escritor y periodista.
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