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El mundo se mueve, y además de afectarnos lo mucho que sucede dentro de nuestras fronteras, también nos impacta lo que ocurre fuera de casa, aunque a veces los sucesos internacionales nos pasan como de madrugada. La semana pasada seis potencias llegaron a un acuerdo definitivo con Irán en el tema de su programa nuclear. Esto significa que, si todo se da como está planeado, a inicios del próximo año a Irán le serán levantadas todas las sanciones económicas que le habían sido impuestas, incluidas todas las restricciones a su exportación de petróleo. Eso, en palabras simples, nos indica que, si el acuerdo es implementado tal y como está estipulado, el año que entra habrá más petróleo en el mercado, lo que obviamente generará consecuencias en los precios del crudo, un tema que a nuestro país le es enormemente relevante.
Irán es uno de los mayores exportadores de petróleo del planeta. Antes de que las sanciones que le fueron impuestas en 2012 entrasen en vigor, ese país exportaba aproximadamente 2.6 millones de barriles diarios, ocupando el tercer lugar como exportador de crudo en el mundo. Debido a las sanciones, sus exportaciones cayeron aproximadamente a 1.4 millones de barriles diarios. Es natural, entonces, pensar que el levantamiento de dichas sanciones eventualmente resultará en el incremento de la oferta del crudo en aproximadamente 1.2 millones de barriles diarios, lo que obviamente no contribuirá a la recuperación de su precio.
Ahora bien, vale la pena indicar que el levantamiento de las sanciones no entra en vigor de manera inmediata. El acuerdo pactado con Irán deberá ser aprobado tanto por el Congreso estadounidense, como por el parlamento iraní. Se espera que ambas cosas ocurran. En EU, el Congreso tiene 60 días para emitir una decisión en torno al acuerdo. En caso de que esta decisión fuese desfavorable, Obama podría vetarla y en ese escenario, se requeriría de dos terceras partes de ambas cámaras para echar para atrás los acuerdos. En cuanto a Irán, el Ayatola Alí Khamenei, líder supremo de esa nación, ya ha avalado los acuerdos de Viena. Por consiguiente, podríamos esperar que dichos acuerdos sí entrarán en vigor como se planea.
Aún así, antes de levantarse las sanciones contra Irán, este país deberá probar a los inspectores internacionales que está cumpliendo cabalmente con su parte del pacto. De manera que, asumiendo que todo lo anterior ocurra según se ha estipulado, podríamos esperar que las restricciones para exportar petróleo sean levantadas a Teherán a inicios del 2016. Una vez que ello ocurra, Irán ha dicho que tiene capacidad de incrementar su producción entre 500 y 600 mil barriles de petróleo diarios, lo que elevaría su capacidad de exportación en solo unos meses. Independientemente de si esto es preciso, Irán cuenta con un stock de aproximadamente 35 millones de barriles, de los cuales podría ir arrojando una parte al mercado mientras su producción alcanza su capacidad máxima.
Adicionalmente, como sabemos, en la determinación del precio de las materias primas tales como el petróleo, la oferta y demanda física es solo una parte de la ecuación. Además de ello operan otros mercados como las coberturas o los futuros, influidos en buena medida por las expectativas que se tienen de estos precios hacia adelante. Y como esas expectativas son que el acuerdo nuclear sobreviva a los obstáculos internos tanto en Estados Unidos como en Teherán, y que Irán cumpla cabalmente con sus compromisos con el objeto de que las sanciones en su contra sean levantadas lo más pronto posible, los precios del petróleo (y de otras materias primas como el oro) se han visto presionados a la baja desde ya.
Podríamos añadir otra variable geopolítica. Uno de los más importantes rivales de Irán en la región es Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo en el planeta. Ese país había iniciado hace unos meses una negociación con Rusia. La propuesta incluía la posibilidad de recortar la producción petrolera con el objeto de propiciar el incremento en los precios del crudo. A cambio, los saudíes exigían a Rusia flexibilizar su postura de apoyo irrestricto a Assad en Siria, quien por cierto es el mayor aliado de Irán. Estas negociaciones no han prosperado. Y no solo eso. Tras el acuerdo nuclear entre Irán y las seis potencias, podríamos esperar que por un buen rato, Arabia Saudita siga favoreciendo el que los precios del petróleo se mantengan abajo, entre otras cosas para intentar limitar las ganancias que Teherán obtendrá con el levantamiento de las sanciones.
De modo que lo que está siendo considerado como un triunfo en el mundo de la diplomacia por las negociaciones y los acuerdos alcanzados, podría tener impactos económicos negativos para México: (1) Muy probablemente 2016 no será un año de recuperación en los precios del petróleo; el presupuesto federal deberá considerarlo en sus previsiones, (2) Esos precios bajos del petróleo ofrecerán un menor atractivo para inversionistas que nuestro país está buscando atraer como parte de la reforma energética, y (3) Sin ser éste el único factor que le impacta, una menor entrada de dólares al país podría también generar presiones sobre nuestro tipo de cambio. Vale más que vayamos previendo todos esos factores. También vale más que vayamos comprendiendo cómo es que lo que sucede en otras partes del planeta puede tener repercusiones directas sobre temas que nos importan de manera inmediata.
Analista internacional
Twitter: @maurimm