Aurelio Nuño no sólo es el secretario con mayor exposición en los medios desde su nombramiento sino que vista la cobertura que recibe, es casi el único. La atención mediática de la que es objeto es algo inédito, al menos en los muchos años que tengo de revisar cotidianamente la agenda de la prensa nacional.

La exposición es de tal tamaño que ha llegado al absurdo. Por mencionar sólo tres ejemplos, un medio de comunicación hizo una nota de cómo el secretario viajó en el Metro como si fuera algo extraordinario; otro, lo llevó a una escuela para que fuera entrevistado por los niñas y niños que le preguntaron por sus travesuras de niño, y apenas ayer lunes, en una muestra del abuso de la comunicación digital, la cuenta del secretario en Periscope subió un video en el que sólo se ve cómo camina el secretario hacia su trabajo. El video fue presentado con el título de “llegando a la oficina”.

¿Cuál es la lógica de presentar al titular de la SEP todos los días en las primeras planas y planos?, ¿de hacer notas sobre los anuncios que hará en 2016, y que por lo tanto no ha hecho?, ¿de mostrar fotos en escuelas, con gobernadores, con niños, con maestros?

Pareciera que la lógica es que hay que reponer los años que Nuño estuvo fuera del ojo del gran público en Los Pinos, y que el reto es colocar su nombre y su rostro en la mente de millones de mexicanos. Con un elemento adicional, la exposición es tal —muy encima de cualquier otro colaborador del presidente Peña Nieto, incluyendo a los titulares de Gobernación y Hacienda— que da la impresión de que se busca repetir el modelo de Vicente Fox y Enrique Peña Nieto, que tuvieron tal presencia en medios en los años anteriores a la elección, que su designación fue mero trámite porque era impensable que alguien más les pudiera ganar en una contienda interna.

Ya veremos al tiempo si esas son las razones de su intensa presencia en medios, pero al menos por ahora, es de tal magnitud la sobreexposición que puede empezar a tener efectos contraproducentes.

El secretario sin duda tiene una historia que contar. Usando la estructura más elemental y efectiva se ha presentado como el héroe que defiende a los niños frente a los malos maestros que no quieren ser evaluados, y esa narrativa se repite una y otra vez. Y hay que decirlo, en los hechos la reforma va caminando y es noticia.

Por eso resulta absurdo que no satisfechos con esa historia, se realicen tantos esfuerzos de comunicación de la mano de diversos medios para colocar la imagen del secretario Nuño en tan alto nivel de visibilidad, cuando todavía le quedan tres años a la actual administración.

¿Esperan el secretario y sus asesores mantener esta presencia durante los próximos 36 meses?, ¿no ven ningún riesgo en convertirlo en casi la única cara del gobierno federal? Ya veremos, al paso de los meses, cuál fue el saldo de exponer al secretario en todos lados, todo el tiempo.

Fin de una etapa. Con este texto concluye mi segunda temporada en las páginas de EL UNIVERSAL. Esta casa ha decidido ponerle punto final a mis colaboraciones. Agradezco a sus directivos, al consejo editorial y a sus editores por este espacio en el que siempre gocé de absoluta libertad. A los queridos lectores, les espero como siempre en @MarioCampos y Facebook.com/MarioCamposCortes donde sin duda continuaremos con este diálogo. Hasta muy pronto.

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