Los días en los que sólo se robaban “frutsis y pingüinos” en Veracruz, han quedado atrás. Hoy en día, este estado se ha convertido en uno de los más violentos, lo cual nos tiene muy preocupados.
Los datos son cruentos. Al cierre de 2015, Veracruz registró un total 5 mil 38 robos con violencia, 565 homicidios dolosos (192 perpetrados con arma de fuego y 311 con arma blanca) y 97 secuestros, lo que coloca a esta entidad en los primeros lugares a nivel nacional en cuanto a delitos de alto impacto.
Esta entidad ocupa el primer lugar en asesinatos a periodistas y como revela el informe de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión de la PGR, 16 de los 103 periodistas que han sido asesinados en México durante los últimos 15 años, fueron ultimados en Veracruz.
De acuerdo con una investigación de EL UNIVERSAL, Veracruz sobresale porque se ubica en el cuarto lugar a nivel nacional de alcaldes asesinados y porque 18 de los 19 homicidios han ocurrido durante el gobierno de Javier Duarte.
Pero además de los datos que hemos enunciado hay algo que nos tiene en franco estado de alerta. Me refiero a los 5 jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca y que de acuerdo a las investigaciones fueron entregados al crimen organizado por policías de la SSP de Veracruz. ¿Será que estamos frente a otro Ayotzinapa?
Es alarmante que la propia policía funcione como brazo armado del crimen organizado, pero con desesperación debo decir que esto no me sorprende, porque como hemos venido denunciando, la certificación de la Policía en Veracruz es uno de los temas más endebles.
De acuerdo a los resultados del Semáforo del Desarrollo Policial 2015 que elaboramos en Causa en Común A. C. (http://causaencomun.org.mx/programas/policia/), a noviembre de 2015, Veracruz tenía a 2 mil 273 elementos con resultado de “No Aprobado”, que representa el 35% del estado de fuerza de la policía estatal. Y nuestra preocupación incrementa cuando observamos a detalle, ya que 27 de 62 (44%) mandos no demostraron ser confiables. Es muy grave que estos elementos estén en funciones cuando en las evaluaciones no han demostrado ser aptos.
Además encontramos que la promoción y ascenso en la policía veracruzana funciona en el oscurantismo, sin un proceso institucionalizado y con designaciones discrecionales, lo que genera incertidumbre en los nombramientos.
En síntesis, gran parte de la Policía en Veracruz se encuentra operando en un entorno poco institucionalizado, con irregularidades, y quizá inmersa en la corrupción, lo cual nos lleva a situaciones terroríficas como la de los 5 jóvenes desaparecidos. La gravedad de estos hechos ha llevado a Duarte a reconocer por primera vez que sus policías defraudaron la confianza.
Por ello hacemos un llamado de alerta por Veracruz, para poner un alto a la violencia, para que se investigue y esclarezca el caso de estos jóvenes y para que de una vez por todas la Policía esté al servicio de los ciudadanos.
Es urgente que el gobierno estatal se haga responsable de la seguridad del estado, ya que aun y cuando el Presidente hizo el compromiso de dejar a las fuerzas federales hasta 2018, la presencia de éstas no puede ni debe ser una condición permanente. El gobierno de la República debe revisar este compromiso.
Es tiempo de que el gobernador tenga la voluntad política y apueste por el desarrollo de la policía veracruzana. Si bien Veracruz ha avanzado en cuanto a la profesionalización, esto no será suficiente, mientras no se atiendan aquellos temas en los que está fallando: la certificación y la promoción de ascenso.
Presidenta de Causa en Común
@MaElenaMorera