EL UNIVERSAL tuvo la excelente idea, que se está volviendo una tradición, de convocar a 100 mujeres líderes en todos los ámbitos, para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Este año fue especial, porque lo integró la celebración de los 100 años de EL UNIVERSAL. Esto último me da una gran satisfacción como lectora y como colaboradora habitual de estas páginas, en las que siempre he encontrado respeto a mis ideas y libertad para expresar mis puntos de vista.

El encuentro de las 100 mujeres nos permitió darnos la mano sin reservas, intercambiar nuestros puntos de vista y reconocer nuestras propias trayectorias. La convocatoria incluyó a pilotos de aviación, científicas, políticas, ministras de la Corte, deportistas, líderes de organizaciones civiles, escritoras, empresarias, artistas, ejecutivas… en fin, era la expresión viva (¡viva!) de que en México las mujeres estamos en todas partes.

Francisco Ealy Ortiz nos dio una grata bienvenida y después vinieron las palabras de Perla Díaz Tejeda de Ealy, quien hizo referencia a dos conceptos muy importantes: libertad e inclusión. Dos palabras llenas de contenido humano que deberían estar presentes con mayor frecuencia en nuestras vidas, en lo que pensamos, decimos y hacemos.

La libertad es una palabra a la que las mujeres nos referimos constantemente, y dichas en EL UNIVERSAL adquieren una dimensión importante, porque la libertad de expresión es irrenunciable en una democracia. Pienso que la libertad de expresión es un derecho para el ciudadano, pero es un deber para un medio de comunicación. Y frente al dilema de abusar de la libertad de expresión o limitarla, siempre estoy a favor de lo primero: ante la duda, siempre he estado y estaré a favor de la libertad.

En cuanto al rubro de la inclusión, tres mujeres representativas de este tema estaban presentes ese día: Katia D’Artigues, una líder de opinión y de acción en torno a las personas con discapacidad. Le deseo a ella éxito en su trabajo en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. También estuvo ahí una alegre deportista paralímpica, que ha llenado a México de orgullo con sus medallas y récords, me refiero a Doramitzi González, cuya historia de vida nos demuestra que no hay barrera suficiente que acabe con la decisión de una mujer. Estuvo también por ahí Bibi, una hermosa niña llena de vida, a la que me dio mucho gusto conocer en el evento. Ellas tres son ejemplo de que una sociedad incluyente es una mejor sociedad.

Así, las 100 mujeres que celebramos los 100 años de EL UNIVERSAL estuvimos ahí compartiendo experiencias, vivencias y retos. No importaban las ocupaciones, las opiniones políticas o las edades. Con nuestras propias historias, con nuestros caminos y trayectorias, pero todas defendiendo nuestra libertad de estar ahí, de luchar por lo nuestro, de caminar juntas y a veces solas, pero siempre libres e incluyentes. Mujeres, sí, y siempre a favor de la libertad y la inclusión.

Abogada

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