Justin Trudeau, el nuevo primer ministro de Canadá, acaba de presentar a su gabinete. Cuando lo presentó, lo primero que llamó la atención fue que, de 30 posiciones ministeriales, 15 fueron asignadas a mujeres. Se trata del primer gabinete con plena equidad de género en la historia de ese país. En la rueda de prensa en la que presentó a su equipo, los reporteros le preguntaron por qué tomó esta decisión histórica. Su respuesta, breve y directa, le ha dado la vuelta al mundo: “Porque es 2015”.

En México, parece que a pesar de que es 2015, el avance de las mujeres a posiciones de toma de decisiones clave en situación de igualdad es un tema que todavía tiene que argumentarse y defenderse vehementemente para lograr vencer resistencias. Si el Congreso tiene ahora muchas mujeres es por obligación, ya que la ley obliga a los partidos políticos a la paridad en sus candidaturas. Ahora estamos en el proceso de selección de dos personas para integrar la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El proceso de selección de ministro de la Corte está establecido en nuestra Constitución. El Artículo 95 señala los requisitos para ocupar el cargo y el Artículo 96 establece el procedimiento. El presidente de la República deberá presentar en estos días una terna por cada vacante. En este caso presentará dos ternas, es decir seis nombres. Las seis personas propuestas deberán comparecer ante el Senado, que elegirá por las dos terceras partes a quienes ocuparán el lugar de los ministros salientes.

La Corte es un órgano colegiado por diseño institucional. Esto significa que las decisiones no las toma una sola persona, sino varias, precisamente para que existan opiniones y visiones distintas sobre un mismo asunto. Parte de esa necesaria diversidad, que debe reflejar la conformación de la sociedad mexicana, es que haya mujeres en la Corte. Esto no sólo obedece a una evidente ecuación demográfica. También es importante que en la discusión sobre los grandes temas nacionales, esté presente y se haga escuchar la voz de las mujeres. Sobre todo cuando en la Corte se debaten asuntos que impactan la vida de todos los que habitamos en este país.

Es por ello esencial que en el proceso de designación de los sustitutos de los ministros Juan Silva Meza y Olga Sánchez Cordero se tome en cuenta la voz de la sociedad civil. Esta ha expresado la necesidad de que los nuevos ministros garanticen la fortaleza institucional de la Suprema Corte. Más allá de pedir perfiles con posturas ideológicas identificadas como “progresistas” o no, el criterio de selección de estas juristas debe ser la trayectoria profesional, la solidez intelectual y la honorabilidad personal. La independencia política de los nuevos ministros debe estar más allá de cualquier duda. Modernizar la Suprema Corte de Justicia tiene que ver con la transparencia de sus decisiones y funcionamiento así como con la eficacia del poder federal que permita el acceso a la justicia.

Finalmente, estoy completamente de acuerdo con lo dicho por las integrantes de la Asociación Mexicana de Juzgadoras, que en una carta al presidente de la República señalan que la oportunidad para avanzar en la equidad de género hace necesario que las dos ternas que el Ejecutivo presente al Senado sean conformadas por mujeres de destacada trayectoria. Con ello, 3 de 11 ministros serían mujeres. Todavía muy lejos de la verdadera equidad, pero tres ministras sería un paso significativo.

Decidir por dos mujeres, sería una buena decisión. ¿Por qué? Porque es 2015.

Abogada

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