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La cantidad de partículas suspendidas (alumnos con resultados bajos) activó la emergencia en el ámbito educativo. Año tras año los IMECAS pedagógicos superaban cualquier norma. Desde el poder, más allá del Congreso, decidieron transformar al país, no administrarlo. Pactaron acciones de gran calado. Una de estas –—dieron en llamarla reforma— se dirigió al campo de la educación.
¿Qué hacer frente a la contingencia? Primero, determinar la causa, después, enmendar el entuerto. Con la seguridad que proviene de la ignorancia y el prejuicio, arribaron a una conclusión simple: tal como en el caso de la contaminación en las ciudades, eligieron un factor: la explicación para el desastre ambiental recayó en los automóviles. En el asunto del aprendizaje fueron acusados las y los profesores.
De manera análoga, ante un problema complejo, se redujo la explicación a un elemento del conjunto. No el más importante, sino sobre el que se podía influir con base en amenazas: el “No Circula” para todos los autos, y doble si es preciso. ¿No le parece? Habrá de cumplir so pena de multa y corralón. Complementa la estrategia simplificadora mejorar la evaluación de las emisiones de los coches en los verificentros inmunes a la corrupción.
Frente a la densa capa de esmog en el campo de la formación, construyeron con todos sus recursos mediáticos la explicación más apegada al análisis superficial del asunto: por su pésima preparación y falta de profesionalismo, el magisterio —todo y nadie ni nada más— es el productor de la catástrofe. Por ende, lo que se requieren son verificentros: imponer procesos de evaluación, como sea, y sólo los que consigan el holograma de satisfactorios y buenos podrán circular todos los días. Los destacados también, pero con vales de “gasolina”. Los que no pasen la evaluación, van directo al taller para que aprendan, mecánicamente, a resolver los exámenes. ¿No le parece? Lástima: habrá de someterse (verbo preferido y lleno de significado del secretario Nuño) a la evaluación; de lo contrario, perderá el empleo. En caso de protestar, despido. Y la clásica forma de impartir justicia: selectiva y sesgada. Apresar maestros por presuntos manejos irregulares en los descuentos de préstamos, cuestión a probar, pero no tocar, ni por asomo, a presuntos delincuentes como el diputado del Panal, Quezada, quien, con una inversión proveniente de sus honrados ahorros, compró, era una ganga, departamentos de lujo en Miami: 7.4 millones de dólares. Y vade retro satanás: ningún gobernador cómplice, para nada un dirigente del SNTE, tan sospechoso de lo mismo pero aliado al Ogro Educativo, y cuantimenos a mandatarios con casas ilegales, presas, bancos o trapacerías mayores. Cuando la justicia es desigual, si se orienta el Poder Judicial por instrucciones del Ejecutivo, no sólo advertimos la falta de división de Poderes, sino la ausencia ética más rotunda desde la que una reforma educativa, insisto, carece de legitimidad. A los aliados, complacencia en sus delitos y privilegios. Con los enemigos o adversarios, el uso oportunista de acusaciones y sentencias previas.
Así como el lío ambiental es complejo, pues interviene la calidad de los combustibles, la corrupción, las industrias y otras fuentes de contaminación, derivado de un modelo urbano que privilegió al transporte privado, el problema educativo requiere una mirada a los planes y programas, las condiciones desiguales de las escuelas y alumnos, el desajuste entre formación inicial y práctica cotidiana y otros factores, pero, sobre todo, contar con un proyecto de formación de ciudadanos cultos que oriente, de forma integral, una reforma tan necesaria. No lo hay. No lo necesitan: el nombre del juego es sojuzgar y controlar a partir de la afrenta. Propaganda: los IMECAS en el aprendizaje es lo de menos.
Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.
@ManuelGilAnton
mgil@colmex.mx