El dictamen del Instituto Nacional Electoral considera que las multas que recibió el Partido Verde Ecologista de México por sus múltiples violaciones a la ley electoral son suficientes y que al final de cuentas no debe perder el registro.

Los cálculos del Partido Verde y sobre todo del Partido Revolucionario Institucional estuvieron bien hechos. La alianza les permitió hacer campañas diferenciadas colocando candidatos comunes y mostrando los logos de cada partido, así mientras el Verde se permitió todo tipo de acciones violando la ley electoral y burlando al INE, sus candidatos tuvieron acceso a espacios mediáticos que evidentemente no les correspondían. El PRI no pagó ningún costo y el Verde pagará algunas multas simbólicas, que el Tribunal Federal Electoral ayudó a minimizar.

No habrá de sorprendernos, que en próximos procesos electorales no sea solo el Partido Verde quien viole sistemáticamente la ley electoral y quien burle al INE. El precedente es más que alentador para que cualquier partido reste de su grueso presupuesto, las pequeñas multas a las que se hará acreedor por violar la ley tantas veces como lo desee. El INE puede argumentar que las violaciones no fueron graves, con eso basta para sentar el comportamiento del Verde como referente para los próximos comicios.

El Partido Verde representa para el PRI el aliado perfecto, ahora saben que sólo arriesgan un porcentaje irrisorio de sus prerrogativas. Eso no es nada mientras incrementen las candidaturas y sobre todo las plurinominales para que el Verde coloque a hijos y yernos de políticos en espacios fundamentales de decisión política.  Por poner sólo algunos de los muchos nombres de los descendientes beneficiados con la existencia del Verde, tenemos a los legisladores Javier Herrera y Sylvana Beltrones, el primero hijo del exgobernador de Veracruz, Fidel Herrera,  la segunda hija de Manlio Fabio Beltrones, ambos obtuvieron su cargo por la vía plurinominal. Pablo Escudero el yerno de Beltrones obtuvo la senaduría por el Partido Verde. Están también el hijo de Emilio Gamboa, la hija de Rosario Robles y el hijo de Arturo Núñez. Insertaron además como candidatos del Verde a los funcionarios incondicionales de Gobernación y otras dependencias.
Hasta antes de 2015 conocíamos el propósito de partido satélite que ha jugado el Verde para las cúpulas del poder, ahora hemos sido testigos de que se presta además para ser la mano que mece la cuna. Previeron que la resistencia del PRI sería suficiente para impedir que un partido que no merece serlo, siga vivo causando desequilibrios democráticos y fortaleciendo las oligarquías.

Quienes firmamos la solicitud para que se le retirara el registro al Partido Verde sabíamos de antemano que no sólo nos enfrentaríamos con un Consejo Electoral para el que la presión del PRI ejerce un papel preponderante. Los pocos consejeros que pudieron empujar la iniciativa con argumentos jurídicos, optaron por pronunciarse a favor de que fuera en las urnas donde se decidiera el destino del Verde. Sin embargo, ciudadanos y partidos de oposición decidimos presentarla porque contábamos con suficientes elementos para mostrar que las violaciones eran graves y sistemáticas. La penalización justa por el incumplimiento de una norma tiene como efecto la inhibición de repetición de la falta. Si por el contrario, la penalización es laxa el propósito de contención no sólo se debilita sino que puede ser revertido con la justificación que la autoridad ha planteado expresamente. La lectura del INE ha sido distinta, no coincidimos pero a diferencia del Verde, respetamos su decisión como autoridad electoral.

A pesar de que este es el saldo democrático con el que nos quedamos después de las elecciones de 2015, no debemos renunciar a la legítima aspiración de tener contiendas  que sean ejemplo de cómo hacer efectivo el Estado de derecho, sin complacencias ni complicidades. Parece que tomará largo tiempo contar con una autoridad electoral que tanto en tribunales como en consejo asuma las consecuencias de retirar el registro a cualquier partido que como el Verde burle la ley una y otra vez.  Nos queda por lo pronto la tarea de socializar quién integra el Partido Verde, quién lo alimenta de cuadros, cómo se comportan y su ya profesionalizada estrategia para hacer trampa. Quizá consigamos en un mediano plazo que más y más ciudadanos castiguen con su voto la violación de la ley que la autoridad electoral decidió dejar pasar.

Analista política y activista ciudadana

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