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Supongamos que usted confía documentos íntimos, sumamente confidenciales, a una persona que le ha prometido “protegerlos”. Un día, se entera que esta persona, para “proteger” sus documentos, decide salvaguardar la información ¡en una nube de internet!. ¿No se sentiría traicionado?
Confieso, me siento traicionado, vulnerado en mi intimidad, siento que, otra vez, un partido político me ha visto la cara, ha tomado mis datos personales y los ha subido a internet para luego, descubiertos en su brutez, busquen el papel de víctimas.
Movimiento Ciudadano tiene ya un antecedente de negligencia en la protección de nuestros datos. Por ley, todos los partidos políticos tienen acceso al padrón electoral, con la finalidad de verificar que no existan fantasmas que comentan un fraude comicial, un ridículo parido por la desconfianza ciudadana.
En 2013, una investigación periodística reveló la disponibilidad del padrón electoral para venta directa en un sitio de internet, la copia de los archivos, pertenecían a Movimiento Ciudadano, en 2016 fue sancionado con 76mdp por no haber cuidado nuestros datos, el partido impugnó la sanción y todavía hoy se discute la resolución el Tribunal Electoral.
De nuevo, alguien del partido, con iniciativa desbordada en la ocurrencia, decidió “salvaguardar nuestros datos”, subiéndolos a la nube, contratando un servicio de almacenamiento con la empresa Amazon Web Services, datos que, con conocimientos relativamente sofisticados de informática, podían ser accedidos por cualquier persona. Hablamos de 90 millones de registros de la lista nominal de electores, nada más.
En el colmo del descaro, hoy MC se vende como una víctima ante la opinión pública, dicen que los hackearon, que los atacaron, que los chamaquearon. ¿Alguien los obligó a contratar Amazon Web Services?, ¿Con que derecho “salvaguardaban” nuestros datos en un servicio comercial sujeto a riesgos de filtraciones?
Cero y van dos, seguramente MC será sancionado, otra vez, por su negligencia en el cuidado de nuestros datos.
El diccionario define bruto como alguien necio o incapaz. Le viene como anillo al dedo al partido político.