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Por siete votos contra 4, el INE perdonó la vida al PVEM (es una institución amigable y comprensiva). De esos siete, cuatro son votos parciales (del PRI, desde luego) y los otros tres constituyen el “voto timorato”. Los argumentos que para ello esgrimieron varios consejeros y los representantes de la coalición gobernante son tan absurdos como contradictorios. Una nueva burla a la sociedad (lo bueno es que ya nos acostumbramos a ser la burla de partidos y autoridades). Vemos los principales:
1.— No hay tal impunidad. Al Verde sí le aplicaron elevadas multas por sus reincidentes infracciones. Sí, mismas que le fueron reducidas por el Tribunal y que al Verde y sus patrocinadores les harán cosquillas (por la risa que les provocan). A un ladrón contumaz se le capturó y se le penalizó… con dos semanas sin postre ¿cuál impunidad? Además, cada infracción fue multada; cómo aplicar otra por faltas ya sancionadas. Quien pueda entender algo de leyes, verá que la Ley General de Partidos estipula el retiro al registro no por cada una de la faltas cometidas (que desde luego deben ser sancionadas), sino por el conjunto de ellas, si es que implica un patrón sistemático, como lo fue. Si ya la ley dice que tras cinco tarjetas amarillas sigue la roja, cuando llega ese momento el árbitro dice: “no, porque ya le saqué las tarjetas amarillas”. No se trata de eso Uno es castigo a cada falta y el otro es a la repetición, la acumulación. De ese tamaño.
2.— El dictamen señala que la pérdida de registro no es en sí por violar la ley sistemática y gravemente, sino sólo en lo que toca al cumplimiento de las obligaciones de los partidos (presentar documentos, estatutos, militancia suficiente, etcétera). Yo pensaba que la primera obligación de todo partido era… cumplir la ley. Pero por lo visto, no es así. Basta con que presente sus estatutos a tiempo.
3.— Si dice que el retiro del registro del Verde por infracciones de sus dirigentes afectaría a sus militantes. No es justo. Pobres. Se les violarían sus derechos humanos (y por lo visto también los de las aves). En todo caso, el Verde pagó su osadía con la crítica de la opinión pública (que tanto le preocupa). En esta lógica, si un funcionario público fuese pillado de manera inequívoca en un fraude millonario, basta con que los columnistas se le echen encima, pero no amerita cárcel (hablo de Suiza, desde luego). ¿Qué culpa tienen sus hijos, que tienen el derecho a tener un padre fuera de la cárcel?
4.— Se apeló a la comparación con lo que ocurre en otros países, y se puso el ejemplo de España, donde el partido Barratuna perdió su registro por actos de terrorismo. Esa es la gravedad requerida para perder el registro, pero no saltarse reiteradamente las reglas del código electoral. Es decir, para perder el registro se tendría por ejemplo que derribar el World Trade Center o intentar un golpe de Estado, (que se cuide el Estado Islámico, porque podría perder su registro en México).
5.— De nuevo, se apareció la tesis de que quitar el registro a un partido no debe ocurrir por faltas a la ley (así sean sistemáticas y graves) sino sólo por no alcanzar el umbral legal. Se trata de una opinión personal de algunos colegas y consejeros, pero resulta que eso no dice nuestra ley (nos venimos a enterar que el cargo de consejeros electorales conlleva el de colegislador). De modo que los partidos que puedan perder el registro por falta de votos, les conviene violar la ley para alcanzar el umbral legal (ya nada se pierde). Y los partidos que estén muy por arriba del umbral, también pueden hacer lo que les venga en gana (menos poner bombas en las sedes de sus rivales), pues no habrá expulsión por ello.
¿Y vamos al 2018 con este INE? Pues abrochémonos el cinturón de seguridad. El mensaje del 7 de junio ha sido contundente; hagan lo que hagan los partidos no se sacará la tarjeta roja, sólo amarillas… a menos, claro está, que algún jugador ametralle a los aficionados que están en las tribunas.
Profesor del CIDE