El adiós al Distrito Federal (DF) y la bienvenida a la Ciudad de México (CDMX) requieren de una muy buena entrega y recepción. Las cuentas claras son deseables, especialmente porque queremos que la CDMX, y sus gobiernos, sean algo mucho mejor a aquello en lo que terminó el GDF. En este sentido es necesario que pueda apreciarse un antes y un después; que no vaya a acabar en sólo un cambio de nombre. Y en esto deben prevalecer actitudes radicalmente diferentes: actitud a informar, a transparentar y a rendir cuentas.

De esta manera, las finanzas públicas de la recién estrenada CDMX son una gran oportunidad. Desde luego, se puede construir sobre lo bueno y mejorar sustancialmente aquello donde ha prevalecido la opacidad. Por ejemplo, el portal de la Secretaría de Finanzas es bueno para facilitar y agilizar los trámites de pago a la Tesorería. Sin embargo, en lo que se refiere a la apertura del gasto público, la transparencia deja mucho que desear. En específico, en los gobiernos modernos y de avanzada puede observarse el gasto del gobierno desde varias perspectivas, donde destacan las siguientes: ¿En qué se gasta? ¿Qué área administrativa, ramo o ente paraestatal es el que lo gasta? ¿Con qué fin gastan? ¿Qué tan bien gastan? ¿Qué tan eficaz resultan los programas y proyectos para alcanzar la población objetivo y que ésta eleve sus niveles de bienestar? En la jerga presupuestaria significa que el gasto público pueda analizarse desde las siguientes clasificaciones: administrativa, por objeto del gasto, económica, funcional y programática, la cual permite evaluar las erogaciones a través de programas y proyectos.

Aquí es donde a la nueva CDMX se le ofrece la gran oportunidad de hacer las cosas de manera distinta, porque desde el portal se observan muchos vacíos. En lo que se refiere a la Ley de Ingresos y al Presupuesto de Egresos, no hay claridad. No se muestra el gasto público desagregado en términos de clasificación económica, administrativa, programática y funcional. Sólo puede consultarse el presupuesto de egresos de 2011; no están disponibles los de los años siguientes. En lo que respecta a la Ley de Ingresos, sólo está disponible desde 2002 a 2012; nuevamente no hay nada que pueda consultarse para los años posteriores.

En lo referente a las entrañas del presupuesto, que es su estructura expresada en términos de programas y proyectos, no se puede localizar en dicho portal. Para los gobiernos de izquierda es indispensable mostrar que son mejores diseñadores de programas y ejecutores de gasto que sus opositores. No obstante, en este umbral de la izquierda los programas no son transparentes; aún más opaco es el padrón de beneficiarios de los programas sujetos a reglas de operación; ya no digamos las evaluaciones hechas a dichos programas.

Las finanzas públicas se analizan a partir de las series históricas de los datos de las distintas variables, que muestran el desempeño de los ingresos, el gasto, el endeudamiento, formación de activos y pasivos. ¡Cómo hace falta actualizar la serie histórica del gasto público, la cual se encuentra en la sección de Gasto Público Histórico de la Ciudad de México. La serie de datos en esta sección está disponible sólo para el periodo de 2007 a 2011. Hay la intención, pero falta el mantenimiento para sostener las series actualizadas. Los últimos datos disponibles son los de 2011.

CDMX, es la gran oportunidad para dejar atrás los vicios en los que acabó la administración del DF. Y para quienes tendrán la distinción de ser asambleístas constituyentes, que nos aseguren que la nueva Constitución promoverá, dentro del nuevo andamiaje institucional, la transparencia, la rendición de cuentas y datos oportunos con series actualizadas de los poderes públicos, de la administración central y de las alcaldías.

Economista

@jchavezpresa

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