Conocer cuáles son las patologías más prevalentes en una población y cuáles son las enfermedades que causan un mayor número de muertes es fundamental para los Ministerios de Salud y las instituciones que actúan en el ámbito de la salud. De acuerdo con esta información, dichos organismos deciden el destino de sus presupuestos, con el objeto de que la inversión realizada tenga la mayor repercusión posible sobre la mejora de la salud y la esperanza de vida de la población. En los países en desarrollo estos fondos son limitados, pero representan una parte proporcionalmente muy elevada del presupuesto nacional. A este dinero hay que añadir los cientos de millones de euros que cada año las agencias internacionales destinan al tratamiento y a la prevención de enfermedades en países de renta baja y media. Por ello, una información precisa sobre las causas de muerte tiene una importancia capital ya que repercute en el desarrollo económico de los países.
Las causas de muerte se conocen gracias a los registros de mortalidad, que permiten analizar los patrones de enfermedad, determinar los cambios producidos sobre la enfermedad a lo largo del tiempo, y comparar las causas de muerte entre diferentes poblaciones. En los países de renta alta esta información es exhaustiva y universal, y la autopsia clínica constituye una herramienta importante que mejora los registros de mortalidad, proporcionando evidencia científica concluyente sobre casos en los que se realiza.
En contraste, los registros de mortalidad en la mayoría de países en desarrollo son muy limitados o prácticamente inexistentes. Desgraciadamente, una gran parte de la población de estos países, especialmente la que habita en áreas rurales, nace, vive y muere sin dejar el menor registro, lo cual constituye un fracaso inaceptable de nuestra sociedad globalizada en este siglo XXI. A pesar de que algunos países en desarrollo realizan autopsias clínicas, estas se realizan exclusivamente en grandes hospitales localizados en la capital o las principales ciudades, por lo que los datos proporcionados por ellas no son extrapolables a la mayoría de la población que vive en áreas rurales.
La principal fuente de información sobre causas de muerte en áreas rurales de países en desarrollo proviene de los datos proporcionados por la denominada autopsia verbal, un procedimiento protocolizado que permite obtener una aproximación sobre la causa de muerte a través de una entrevista estructurada realizada a familiares, amigos o cuidadores de la persona fallecida. Gracias a ellas sabemos que en los países en desarrollo hay una elevada frecuencia de enfermedades infecciosas y un alto riesgo de muerte durante el embarazo, el parto, y la infancia. Sin embargo, el tendón de Aquiles de la autopsia verbal es la incapacidad para identificar agentes infecciosos específicos y su falta de precisión.
Desde hace unos años un grupo de científicos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) hemos trabajado en el desarrollo un protocolo de autopsia mínimamente invasiva que sea factible en países de renta baja. Este protocolo se basa en la práctica de biopsias de los órganos internos más importantes (fundamentalmente pulmones, cerebro e hígado) realizadas con agujas de menos de 2 milímetros de grosor, por lo que no deja prácticamente marcas en el cadáver y la hace aceptable para los familiares. Una ventaja del método es que la toma de muestras puede ser realizada por técnicos entrenados, lo que hace que sea particularmente adecuada para países en desarrollo con escasez de patólogos especialistas. Otra ventaja importante de este método es que ha demostrado ser aceptable para una mayoría de la población en países geográfica y culturalmente tan distintos como Mali, Gabón, Mozambique, Kenia o Pakistán.
En este momento estamos finalizando el análisis de las primeras 300 autopsias mínimamente invasivas realizadas en Mozambique en el curso del proyecto CaDMIA (Cause of Death using Minimally Invasive Autopsy) financiado por la Fundación Bill and Melinda Gates y que concluyó en 2015. En el proyecto se realizaba, tras la toma de muestras mediante procedimientos mínimamente invasivos, una autopsia completa. Los resultados demuestran que el procedimiento es capaz de determinar la causa exacta de muerte en más del 70% de los casos, siendo la precisión mayor para las enfermedades infecciosas, muchas de las cuales pueden ser prevenidas o tratadas con métodos simples y efectivos. Un punto destacable de nuestro protocolo es que una parte de las muestras extraídas se analiza mediante técnicas de microbiología, lo que proporciona una información detallada sobre los agentes infecciosos responsables de la muerte.
Los datos iniciales proporcionados por CaDMIA indican que la autopsia mínimamente invasiva puede mejorar nuestro conocimiento sobre las causas de muerte, y como consecuencia contribuir de forma determinante a reducir la mortalidad. Gracias a estos resultados esperanzadores, la Fundación Bill and Melinda Gates acaba de aprobar un segundo proyecto denominado CaDMIA Plus, cuyo objetivo fundamental es desarrollar y perfeccionar la autopsia mínimamente invasiva para el estudio de las causas de muerte en niños menores de 5 años, neonatos y muertes intrauterinas. Un elemento añadido al nuevo proyecto y que refleja las esperanzas generadas por esta metodología, es que va a financiar la creación de un centro de formación e investigación en autopsias mínimamente invasivas que contribuya a estimular y armonizar la práctica de estudios post-mortem en países en vías de desarrollo. El nuevo centro de formación va a ser liderado de forma conjunta por ISGlobal y el Hospital Central de Maputo, ejemplo de la estrecha colaboración entre las dos instituciones y de su apuesta continuada por la traslación del conocimiento Norte-Sur/Sur-Norte.
Profesor de Investigación en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)