Ángela Ruiz Robles es un nombre que podría no remitirnos a algo en particular, decir que nació en Villamanín, España, hace 121 años, quizá no aporte mucho más a su nombre. Pero si usted entró al buscador de Google el pasado lunes 28 de marzo, seguramente vio su imagen en el doodle, y quizás, como yo, siguió adelante sin hacerse más preguntas. Doña Ángela, maestra, escritora de una quincena de libros e innovadora en métodos de enseñanza, fue además la inventora de una suerte de Atlas que mostraba la información a la manera que lo hace hoy la Wikipedia; y otro más, en los 50, llamado la Enciclopedia Mecánica, que es considerada precursora del actual libro electrónico, o ebook.

Con la intención de reducir el peso en la carga de las mochilas de sus alumnos, doña Ángela diseñó una pequeña caja modular a la que se le adaptaban una serie de rollos o bobinas de papel que iban desplegando los textos dependiendo de las asignaturas del día. Era posible tener a la mano tres libros distintos al mismo tiempo, e irlos recorriendo de manera independiente y a voluntad; el dispositivo tenía además la posibilidad para formar palabras en un panel y hacer operaciones matemáticas a través de un sistema de engranes con letras y números. El ministerio de Educación español autorizó su uso sin poner muchas trabas, pero la falta de financiación freno su expansión y hoy puede encontrarse este curioso gadget perdido en algún museo gallego.

Con el doodle del buscador de Montain View, el legado de Ángela Ruiz ha captado la vista de todo mundo, y la enciclopedia (porque por aquellos años esa era el término para los libros en general) de la maestra Ángela tiene hoy el título del primer libro electrónico del mundo, término poco preciso ya que no había en él ningún elemento electrónico, cosa que no demerita en lo más mínimo, para su tiempo, al invento.

El caso de Ángela Ruiz y su libro mecánico va más allá del invento en sí, y lo anecdótico hace eco hasta nuestros días. La innovación en su momento fue revolucionaria, y las instituciones oficiales, allá o aquí, antes y ahora, desaprovecharon el potencial que la inventora y la tecnología ofrecían para mejorar un sistema educativo (siempre perfectible) con un elemento efectivo y atractivo para los estudiantes. Doña Ángela nunca tuvo el reconocimiento que merecía, y puesto que se negó a llevar su gadget a Estados Unidos, perdió la oportunidad de difundirlo de manera masiva, con las regalías que aquello habría supuesto. En el cumpleaños 121 de la maestra e inventora y gracias a ese doodle es que su nombre empieza a sonar, y en la madre patria el orgullo improvisado se grita a los cuatro vientos.

La visión de Ángela Ruiz Robles era sin duda progresista, y no es difícil encontrar en esa visión y en su historia, fracaso incluido, coincidencias hoy. Doña Ángela dijo: “Para escribir, tenemos máquina; para ver, televisor; para hablar, teléfonos y tantos otros ingenios que el hombre ha hecho. Los estudios reclaman esta corriente mecánica para que los lleve paralelos con el ritmo acelerado de la evolución técnica universal”, a que le suena familiar.

@Lacevos

Herles@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses