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La semana próxima, funcionarios de México, Canadá y Estados Unidos comenzarán la renegociación del TLCAN. El secretario de Energía de EU, Rick Perry, se ha referido a este proceso como una oportunidad para crear una estrategia regional amplia para el sector de energía. Dado que el presidente Trump se ha enfocado en desarrollar los combustibles fósiles, no será de sorprenderse que esta estrategia se concentre en el sector de petróleo, gas y carbón, así como en la infraestructura de oleo y gasoductos transfronterizos. De plantearse así, esta estrategia repercutirá en el incremento de la contaminación, aumentarán las emisiones de gases de efectos invernadero, viéndose amenazados la salud de la población y el medio ambiente en la región.
Es responsabilidad de México y Canadá trabajar en conjunto con estados y ciudades de EU para crear una estrategia dirigida a proteger América del Norte de los efectos del cambio climático y para beneficiarse de las tendencias globales hacia el desarrollo de la energía limpia y renovable.
Muchos estados y ciudades en Estados Unidos han indicado su voluntad para participar internacionalmente en la lucha contra el cambio climático. Desde que el presidente Trump anunciara e hiciera realidad el retiro de EU del Acuerdo de París, diversas autoridades locales propusieron compromisos concretos para cumplir con dicho acuerdo. Más de 200 ciudades y 9 estados de ese país se han unido a la coalición “Seguimos adentro” (We are Still In), cuyo objetivo es apoyar las metas del Acuerdo de París.
Estos estados y ciudades de EU, así como municipios, entidades, provincias y los gobiernos federales de Canadá y México, deben de colaborar para acelerar la reducción de costos que la energía limpia y renovable ha registrado en los últimos años. En conjunto, estas entidades deberán comprometerse a metas más ambiciosas en el desarrollo de estas energías. Ello mandará el claro mensaje al mundo de que, fuera del gobierno federal estadounidense, América del Norte está interesada en un liderazgo audaz.
Para México, esto tendrá consecuencias positivas como la creación de empleo, la disminución de la contaminación y la seguridad energética. También abonará al cumplimiento de las metas que México, Canadá y EU hicieran en 2016 en el marco de la Cumbre de Líderes de América del Norte. Entre estos compromisos estaban el alcanzar 50% de energía limpia y renovable en la región para 2025 y avanzar en estándares regionales de eficiencia en electrodomésticos, así como reducir la contaminación por gas metano y carbono negro.
El desarrollo de proyectos conjuntos transfronterizos demuestra la voluntad para colaborar en el sector de energía limpia y renovable entre México y EU. Ejemplo de ello es el parque eólico de Tecate, Baja California, integrado por 47 turbinas de viento que vende electricidad a San Diego Gas & Electric y provee de ésta a por lo menos 70 mil hogares del otro lado de la frontera. La expansión de este tipo de proyectos y las redes de transmisión a través de las fronteras puede ayudar a integrar políticas y estándares de energía limpia y renovable, así como dotar de estabilidad a la red eléctrica en América del Norte.
La cooperación para fijar precios al carbono e incentivar el desarrollo de energías limpias y renovables es también parte fundamental de la estrategia de energía para América del Norte. La región ya ha avanzado en instrumentos para ello. México cuenta con una plataforma en la que se está preparando y probando la creación de un mercado nacional de carbono y de bonos verdes. El país también cuenta con instrumentos fiscales como el impuesto federal al carbono (IEPS-carbono) operando desde 2014 —se espera genere mil millones de dólares anuales.
El resto del mundo busca el liderazgo mediante un futuro sustentado en la energía limpia y renovable. Por ello, una estrategia de energía robusta y de largo plazo para América del Norte es fundamental. En el mundo de hoy, cualquier estrategia de energía es también una estrategia climática y debe ser a favor de la sustentabilidad. Con Estados Unidos impulsando los combustibles fósiles, las oportunidades de colaboración surgen a nivel local, así como con el sector empresarial y los gobiernos federales de México y Canadá.
Director general del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA) y
profesora-investigadora, División de Estudios Internacionales del CIDE