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No se puede evitar reflexionar cuál será el resultado del entramado político de Trump hacia México.
La oportunidad abierta es que nos ha actualizado en el mapa político, no sólo de Estados Unidos, sino del mundo entero y, eso no es poca cosa.
La atención de EU, se había centrado en Europa, Medio Oriente y Asia, en su política exterior y en África, en su “apoyo social”.
Pero ahora las medidas contra México han despertado aliados inesperados en el mundo y dudas en comunidades americanas que antes no temían sobre su futuro. En particular, quiero destacar a los méxico-estadounidenses, que no hay que confundir con los inmigrantes ilegales.
En esa comunidad, hoy temerosa de un creciente racismo en EU, hay potencial para que México desarrolle mayores vínculos y más integración económica y política.
Por primera vez, esa comunidad está reflexionando sobre la importancia de defender su raza y su herencia.
Me refiero principalmente a los estadounidenses que descienden en segunda y tercera generación de mexicanos.
Esa comunidad ha venido accediendo a niveles cada vez mayores de influencia política, poder económico y presencia en la opinión pública.
Por ello, lejos de sólo pensar en cómo defendernos de las políticas de Trump que nos afecten, debemos iniciar una conversación y crear una narrativa para que se pueda construir de manera cooperativa el destino de los mexicanos, con el de los méxico-americanos.
Para conocer nuestras fortalezas, también debemos preguntarnos ¿A qué le teme Donald Trump? Si fuéramos una economía insignificante no nos prestaría atención. Si nuestra comunidad en EU no tuviera influencia alguna, no perdería su tiempo degradando nuestra nacionalidad. Si la migración mexicana no tuviera un peso relativo grande en la nacionalidad estadounidense, no habría por qué usarnos como bandera para ganar prestigio insultándonos.
Es precisamente porque México está creciendo económicamente y representa una de las economías más importantes del planeta, que Donald Trump y aquellos que prefieren un México pobre buscan la forma de obstaculizar nuestro desarrollo.
Otra fuente de fortaleza para nuestro México es que más de la mitad de los estadounidenses están convencidos que un México próspero, que un vecino estable, le puede significar a Estados Unidos mayor paz, mayor bienestar económico y mayor riqueza cultural.
Trump y un importante grupo conservador y población afín ven en un México pobre el mejor lugar para extraer riquezas, imponer voluntades y desarrollar las políticas superadas en el siglo XIX.
Por ello, en nuestro esfuerzo por hacer ver al pueblo norteamericano cómo todos los días se beneficia del intercambio comercial con nosotros, cómo accede a bienes y servicios que de otra manera serían mucho más caros, está el camino para reconstruir una relación de respeto y provecho mutuo.
En nuestra inteligencia al fortalecer lazos culturales que nos unan con los méxico-americanos y convenza a la mayoría de los estadounidenses que nuestro legado enriquece sus vidas, está la vía para una prosperidad incluyente.
En nuestra firmeza para no permitir denigración alguna, está también la calidad del futuro para nuestro país.
Presidente ejecutivo de Fundación Azteca.
@EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx